sábado, 21 de marzo de 2009

Fracasos y reacomodos neoliberales.

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

Varios hechos caracterizan el escenario político nacional del Perú al iniciarse el tercer año del segundo gobierno presidido por Alan García Pérez. Los más significativos, a nuestro criterio, son los siguientes:

a) La continuidad del programa neoliberal como eje de todas las políticas del actual gobierno, reconocida hoy por los más diversos analistas políticos, continuidad que busca consolidar el rumbo neoliberal que dejó la administración fujimorista.

b) El crecimiento del Producto Bruto Interno basado, sobre todo, en la economía primaria de minerales metálicos e hidrocarburos, que influye en el incremento de los índices macroeconómicos de la Balanzas Comercial y de Pagos, así como de las Reservas Internacionales Netas (RIN), crecimiento que el gobierno pretende convertir en el escaparate de su “buena administración”.

c) Contradictoriamente con el crecimiento económico, el incremento de las desigualdades entre ricos y pobres, con la insatisfacción de las más elementales necesidades de supervivencia de la mayoría de la población peruana, el incremento de la delincuencia común, de la corrupción administrativa, del deterioro de los servicios públicos, etc.

d) El aumento de las ganancias de las empresas monopólicas y oligopólicas que se han apoderado de la producción y comercialización de bienes y servicios de consumo generalizado, como lo demuestra el economista y académico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima) Humberto Campodónico (en Aumentan los oligopolios en los mercados, La República, 23 / 08 / 2008, p. 13), a lo que se debe agregar las elevadas ganancias de las empresas mineras extranjeras y demás empresas monopólicas.

e) El manejo autoritario del Estado que impulsa el gobierno para imponer, vía decretos legislativos y de “urgencia”, las denominadas “reformas de segunda generación” al servicio del TLC firmado con los Estados Unidos, antesalas también para los TLC enmarcados en las normas de la OMC y en los intereses del capitalismo europeo (UE) y de las transnacionales que operan en la APEC, acompañados por reformas de las leyes penales que criminalizan la participación en las protestas sociales, existiendo hoy numerosos ciudadanos enjuiciados por su participación en las luchas populares y sindicales.

f) Como necesidad política para dar continuidad al programa neoliberal sin mayores tropiezos, la abierta y desvergonzada alianza del gobierno con el partido fujimorista, en momentos decisivos para el desenlace del juicio a Alberto Fujimori Fujimori, cuyo régimen carcelario ha sido sospechosamente suavizado por altos funcionarios del Estado.

g) La presencia de numerosos conflictos sociales de protesta contra la situación de pobreza, de recorte de derechos sociales a los trabajadores, atropellos de las transnacionales mineras contra las comunidades de Sierra y Selva, siendo los más significativos el Paro Nacional del 9 de julio y la lucha indígena amazónica iniciada el día 9 de agosto y que obligó al Congreso a derogar dos de los decretos legislativos (1015 y 1073) que facilitaban, con argumentos demagógicos, la venta de las tierras comunales a los grandes empresarios, sin tener en cuenta las normas constitucionales e internacionales que sobre los derechos indígenas y comunales ha firmado el Estado peruano.

h) Una oposición política sin identidad alternativa al neoliberalismo, apenas con ciertos planteamientos que no van más allá de los derechos reivindicativos de las masas en lucha y, en el mejor de los casos, de un tibio nacionalismo que trata de conciliar los intereses de las transnacionales con los del Estado.

i) Una oposición popular que actúa con cierto grado de beligerancia poniendo a la defensiva al sistema dominante, siendo la expresión más reciente y radical la lucha indígena amazónica, a lo que debemos agregar la presencia de algunos frentes de defensa o patrióticos que jugaron un papel decisivo en el Paro Nacional del 9 de julio.

EL FRACASO NEOLIBERAL

Desde que el neoliberalismo se instaló en el Perú, en los inicios de los 90s, sus objetivos de mediano y largo plazo fueron crear una economía de mercado con cierta estabilidad macroeconómica, resolver la crisis del capitalismo en el Perú y garantizar la paz social a través de su asistencialista programa social de “combate a la pobreza”, y la redistribución de la riqueza con la vulgar teoría del “chorreo”. Todas las políticas privatizadoras, tributarias, laborales y la inserción en la economía de globalización capitalista (apertura comercial, venta de activos, TLC) han sido los instrumentos fundamentales para que el programa del Banco Mundial y del FMI funcione sin mayores problemas para el gran capital.

Es cierto que los inversionistas, hasta hoy, han hecho grandes negocios y han amasado inmensas fortunas a costa de nuestros recursos naturales y de la sobreexplotación de la fuerza humana de trabajo. Con el gobierno de Toledo hubo una especie de compás de espera, pero con el actual gobierno aprista los neoliberales se han volcado con toda su fuerza a desarrollar las reformas que faltaban, incluyendo la formación del mercado de tierras, ya no solo en la Costa, sino en la Sierra y Selva.

¿Ha disminuido la pobreza en el Perú con la aplicación del programa neoliberal durante más de 20 años ya? ¿Han mejorado los servicios públicos de educación y salud, vivienda, vialidad, transportes, seguridad ciudadana, entre otros? ¿Se ha producido una recuperación de los ingresos salariales para la gran mayoría de los trabajadores públicos y privados? ¿Ha superado el Poder Judicial sus lacras de corrupción y de demora en la administración de justicia para la mayoría de los litigantes? ¿Ha superado el sistema político burgués sus problemas de corrupción, ineficacia y clientelismo? Las respuestas a las precedentes interrogantes no pueden ser más claras desde la propia realidad que vive el pueblo peruano y que le impulsa a luchar en las más variadas formas.

Si miramos a todos los países que han aplicado el programa neoliberal, las interrogantes y las respuestas son las mismas, incluyendo a Chile, que hoy se muestra como uno de los países más desiguales del mundo, incluyendo al Brasil. Quienes en el Perú trataron de fundamentar las bondades del neoliberalismo, desde la dictadura fujimontesinista, tomaron a Chile como el modelo de economía próspera sin considerar la existencia de millones de pobres, entre los cuales sobresale el casi millón de indígenas desarraigados de sus tierras por las transnacionales. Hoy la famosa Concertación del neoliberalismo con “rostro humano” empieza a ver negro el horizonte de su continuidad gubernamental, pues la aceptación del programa dejado por Pinochet no ha producido otra cosa que un mayor descontento de la población. ¿Qué decir de México y la misma potencia estadounidense donde la pobreza se ha extendido?

LA DERECHA PERUANA SE REACOMODA PARA LOS AÑOS 2010-2011

La asunción del programa neoliberal por el partido aprista y su segundo gobierno propició la unidad de la derecha peruana para dar continuidad al programa del Consenso de Washington. Consolidar este programa ha sido su objetivo fundamental. Debió de firmarse el TLC con Estados Unidos que el gobierno de Alejandro Toledo dejó expedito para garantizar la apertura comercial de bienes y servicios; patentes y propiedad intelectual; anulación de aranceles para las importaciones y para las ganancias financieras; perpetuación del sistema laboral sin estabilidad laboral, con servis y vacaciones de 15 días para los nuevos trabajadores contratados por el Estado, evaluaciones tramposas, etc.; modificaciones jurídicas para reprimir judicialmente a los dirigentes sindicales, políticos y populares que osen luchar contra el sistema imperante.

Pero la derecha neoliberal, ante la evidente imposibilidad de encontrar un candidato con las mismas o parecidas condiciones del musoliniano Alan García, empieza a buscar otra alternativa. La vuelta del fujimorismo es su ideal, con el mismo dictador o con la hija. Las votaciones en el Congreso sobre la derogatoria de los decretos 1015 y 1073 son formas de presión para conseguir cambiar el curso del juicio a Alberto Fujimori y buscar el eventual levantamiento de la interdicción política que pesa sobre él hasta el 2010 y la nueva condena que le priva de libertad y de derechos políticos. Conociendo la historia del partido aprista y del comportamiento de sus principales líderes, nada es imposible en materia política.

Todos los manejos políticos de la derecha neoliberal, que en realidad gobierna el Perú, están dirigidos a oponerse a cualquier cambio que ponga en peligro sus privilegios de clase. El PPC y su aliado Solidaridad Nacional del dictadorzuelo Castañeda Lossio, andan por el mismo camino.

Desde el lado de la oposición de masas, algunos dirigentes están planteando un proceso de revocatoria, propuesta aparentemente radical pero que llevaría a una lucha estrictamente legal frente a la tendencia de mayor radicalización de las luchas sociales. Ante la ausencia de una alternativa política que dé dirección a las masas, la revocatoria solo daría tiempo y espacio para el manejo de la crisis política por parte de la derecha neoliberal. Hay, en la propuesta de revocatoria, una premisa muy débil: la debilidad extrema del gobierno y de la unidad neoliberal como para que sean derrotados antes del 2011.

Lima, 26 de Agosto de 2008.

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