martes, 22 de diciembre de 2009

Los derechos se conquistan: Jornada laboral docente, hora pedagógica de 45 minutos.

Luis Miguel Espino Delgado, Profesor de la Especialidad de Ciencias Sociales de la I.E. “ Santa Teresita”, Ex - Secretario Regional del SUTE Cajamarca.


Los maestros del Perú, que tenemos el honor de pertenecer al Glorioso SUTEP, y en forma particular hemos desempeñado cargos dirigenciales, tenemos la autoridad moral, sindical y académica para hablar de la defensa de los derechos de los maestros; pues los derechos que hemos conquistado han sido producto de la lucha consecuente, tenaz y sin vacilaciones en las diferentes jornadas de lucha de nuestra organización sindical. Específicamente nuestra Ley del Profesorado Nº 2512 fue conquistada como consecuencia de la heroica huelga nacional de 1984, frente al Gobierno liberal de Fernando Belaunde Terry, la posición política de derecha rancia y  sus aliados los sectores conservadores de la educación con herencia colonial en el Perú.

La gran conquista de nuestra lucha fue la Ley del Profesorado Nº 25212 y su Reglamento el D.S. 90 –ED, especificando menciono a la estabilidad laboral, y en el aspecto académico la hora pedagógica de 45 minutos, la hora pedagógica de 45 minutos se estableció tomando bases sicológicas, pedagógicas y científicas en relación al nivel de concentración y atención del alumno, y la práctica pedagógica en el aula correlacionada con las bases citadas anteriormente. Quiénes trabajamos en el aula, en contacto directo con nuestros alumnos, conocemos las condiciones de trabajo en el que desarrollamos nuestra práctica pedagógica así como las condiciones que influyen para el aprendizaje de nuestros alumnos, y las variables independientes, dependientes e intervinientes que caracterizan al proceso de enseñanza- aprendizaje en su conjunto.

Universidad peruana: Crisis y privatización.

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

Es sorprendente la confusión o la duda que embotan la conciencia crítica de ciertos académicos peruanos cuando piensan y escriben sobre la situación actual de la universidad peruana, es decir, de las más de 90 universidades que ya tiene el Perú, más que cualquier país europeo de capitalismo desarrollado con muchos más millones de habitantes que los que alberga nuestro país. En esta oportunidad, me refiero al párrafo final de un artículo de la poeta y profesora universitaria Rocío Silva Santisteban (“¿Alas y buen viento?”), en DOMINGO de La República, 06/12/2009, p. 24), una de las intelectuales jóvenes más importantes del país.

Luego de expresar su desaliento frente al “escándalo de la Universidad Alas Peruanas” y comprobar que en su stand de la Feria del Libro Ricardo Palma (diciembre 2009) sólo exhibió una producción de libros que sirven para “figurar” y no para aportar, concluye con una duda sobre la crisis de la educación superior universitaria. Citamos el párrafo final del artículo:

No sé si sea la universidad convertida en empresa lo que ha permitido esta debacle de la universidad en su conjunto. Alas Peruanas es la cereza del pastel. Debajo podemos encontrar otras tantas universidades que tienen como prioridad ir engañando muchachos haciéndoles creer que la educación puede ser un medio de movilidad social, de salida de la pobreza, de escape de la miseria, y que mientras más rápido entres a trabajar más rápido podrás ganar dinero, y si te dan un título convalidado en Estados Unidos, mejor porque te largas volando de este ruinoso país. ¿Quién ha sido el culpable de convertir a la universidad en este monstruo inmoral, apolítico y, sobre todo, estúpido? Eso es lo que representa el escándalo de Alas Peruanas: otra victoria de la estupidez humana (subrayado mío).

La debacle viene de atrás.

La insurgencia reformista de los estudiantes universitarios en el Perú de 1919 y años siguientes tuvo su motivación fundamental en la existencia de una universidad peruana elitista aristocrática, ajena a los intereses de las grandes mayorías y, sobre todo, puesta al servicio del orden oligárquico que la sostenía y perpetuaba; realidad que don Manuel Vicente Villarán denunció oportunamente a fines del siglo XIX. Mariátegui supo definir esa crisis en su ensayo sobre el proceso de la instrucción pública en sus “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, como el producto de una economía y una sociedad en la que “el espíritu de la Colonia ha tenido su hogar en la universidad”. Ese espíritu colonial no desapareció del todo con la lucha estudiantil ni con las reformas realizadas bajo las exigencias juveniles, pese al esfuerzo de algunos intelectuales que desde las cátedras de las universidades públicas impregnaron a su trabajo académico de un espíritu de investigación y de renovación científicas.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Descentralización y Municipalización de la Educación ( II ).

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.


Los fracasos de la Municipalización en América Latina.

Aunque conocidos son los casos del fracaso de la municipalización de la educación en los países latinoamericanos donde ciertos gobiernos neoliberales la impusieron como parte de sus reformas educativas de privatización, es necesario volver a recordar esas experiencias.

Es necesario hacerlo por cuanto hay gobernantes y funcionarios, incluidos parlamentarios que, en lugar de estudiar los casos donde realmente se dio la municipalización y ésta fracasó, se ufanan en buscar “modelos” donde no existen (Finlandia y Cuba, en ese caso). Podrían haber viajado a Chile para que vean cuáles son los restos de las escuelas municipalizadas por Pinochet. También a Argentina para comprobar lo que dejó el gobierno neoliberal de Saúl Menem con su política educativa de privatización y municipalización.

El caso chileno es el de mayor relevancia en las experiencias de municipalización de la educación en América Latina bajo la dirección del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es relevante no solamente porque fue el primero en América Latina, sino porque los gobiernos neoliberales que vinieron a partir de fines de los 80 del siglo XX lo consideraron una especie de modelo, como parte de la reforma educativa neoliberal. Pero luego de las evaluaciones del rendimiento escolar se comprobó los resultados negativos en las escuelas municipalizadas, en las directamente privatizadas y subsidiadas. No hubo, pues, un mejoramiento de la calidad educativa. Pero lo más negativo fue observado en 1990, cuando la Concertación Democrática asumió el gobierno luego de la derrota política del candidato de Pinochet: todas las escuelas municipalizadas se encontraban abandonadas, con escasez de alumnos y con una administración calamitosa. El gobierno decidió “recuperar” cinco mil escuelas e invertir en ellas. Toda la reforma educativa neoliberal de Chile fracasó. Lo que algunos llaman “educación de calidad” en Chile es la que conservan, para sus fines, las clases dominantes en sus centros privados, donde forman a sus cuadros técnicos al servicio del gran capital, pero estas escuelas solo cubren un % mínimo de la matrícula, como escuela de una élite que maneja ese país. Por supuesto que hay algunas universidades del Estado que mantienen el nivel que tenían desde mediados del siglo XX, antes de la reforma neoliberal, como ocurre en el Perú con la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que, pese al abandono presupuestal por el gobierno central, todos los años ocupa el primer lugar en las ciencias médicas, a lo que se suma su prestigio en el campo de las ciencias sociales, las ciencias políticas y las ciencias del lenguaje.

Descentralización y Municipalización de la Educación ( I ).

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

Antecedentes de la Municipalización en la Educación Peruana.


Estamos a casi 20 años de la imposición de la reforma educativa neoliberal por el gobierno del hoy sentenciado Alberto Fujimori Fujimori sin haber experimentado, por lo menos, una ligera mejora de la situación educativa cuya crisis se agudizó en la década de los 80. Decimos que es una reforma impuesta porque no mereció ningún debate, ni consulta, ni fundamentación para que el gobierno lo convirtiera en política de Estado. Fueron los “expertos” y los “consultores” de los organismos internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional) quienes dieron las líneas maestras para esa reforma educativa como parte del “ajuste estructural” dictado por el denominado “Consenso de Washington”. Desde luego que intervinieron también los funcionarios del gobierno y algunos “expertos” de ciertas ONG que apoyaron la implementación de la reforma.

Para corroborar lo que decimos basta mencionar que en marzo de 1991, mediante un Decreto Supremo, el gobierno de Fujimori anuló los derechos fundamentales de los maestros que establecía la Ley 24029 (Ley del Profesorado), medida previa para luego establecer un sistema masivo de trabajo docente por contrato y la evaluación estandarizada que hoy continúa aplicando el gobierno actual.

En el mismo año se dio el Decreto Legislativo 699 que privatizaba y municipalizaba la educación peruana, ofreciendo su administración a toda persona individual o jurídica que quisiera conducir un centro educativo, incluyendo la entrega de las escuelas a los padres de familia y a los propios maestros que decidieran organizarse para tal objetivo. Los maestros, organizados en su sindicato, el SUTEP, desarrollaron una lucha contra la pretendida privatización y municipalización, lucha que tuvo un impacto positivo en los padres de familia y en el propio Parlamento, que decidió derogar  el decreto.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Crisis educativa en el Perú: Su negra expresión privada.

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP, Asesor Pedagógico del SUTE Regional Loreto.

Se ha desatado un escándalo mayúsculo a raíz de los viajes de magistrados y altos miembros del partido aprista, gobernantes y miembros del actual Congreso de la República, viajes sufragados por la universidad privada ALAS PERUANA; es decir, un charco de conductas que compromete a los tres poderes básicos de la democracia burguesa que demuestra, una vez más, no solamente su crisis real, sino su descomposición política y moral. Los medios de información dicen de los pormenores de este nuevo escándalo, al que se une el descubrimiento de un pobre diablo metido de espía a favor de los planes económicos y bélicos de la gran burguesía chilena, militarista, fascista y soporte principal del neoliberalismo del Consenso de Washington.

Me propongo dirigir mi visión hacia los problemas de fondo, pues la prensa y los funcionarios que están tratando este problema no irán más allá de describir el escándalo, con más o menos “indignación” y hasta quejidos moralistas, como es su costumbre. Al final, los implicados quedarán un poco “chamuscados” pero seguirán nadando en las sucias aguas de la política criolla, gobernando, decidiendo, como ocurre con Jorge del Castillo, que sigue escribiendo, con su rostro “rejuvenecido”, en La República de Lima, y que hasta se ha atrevido a formar un grupo numeroso de “asesores” para implementar la política anticrisis, como si los “petroaudios” y las reuniones con el mafioso empresario Fortunato Canaán no significarían sino un “pecadillo”, como dijera el “demócrata ejemplar” Luís Bedoya Reyes, que se prepara, dicho se a de paso, para recibir un Honoris Causa, nada menos que de la gloriosa Universidad Nacional Mayor de San Marcos (¡!).

Un problema de fondo: la privatización de la educación peruana.

Nos encontramos en una circunstancia propicia para mirar con mayor nitidez el fracaso rotundo de la privatización de la educación que propicia la denominada “reforma estructural” del neoliberalismo en el Perú y en América Latina, pero principalmente en el Perú. Fracaso en tanto y en cuanto dicha reforma, aplicada a la educación, pretendió vender la ilusión de que privatizando el servicio educativo iba a generarse un proceso de superación de la crisis y, en consecuencia, el “mejoramiento de la calidad de la educación”. Por supuesto, para que esa ilusión se convirtiera en realidad, era necesario abrir las puertas para la inversión privada en educación, en todos los niveles; anular todos los derechos laborales y profesionales de los docentes y demás trabajadores en la educación; desmantelar al Ministerio de Educación de sus cuadros profesionales y reemplazarlos por “consultores”, profesionales “de confianza” y terceros privados para cumplir con las tareas básicas de la administración, capacitación y evaluación de los maestros; y anular la Ley del Profesorado para sustituirla por lo que hoy se denomina Ley de Carrera Pública Magisterial, esperpento de la desregulación laboral de la docencia de los niveles y modalidades de la educación básica.

Esta reforma educativa neoliberal, acompañada por la teoría curricular pragmatista del “nuevo enfoque” constructivista, con municipalización y “autonomía” escolar, empezó entre 1991 y 1995, en pleno auge del fujimorismo, incluyendo las evaluaciones estandarizadas, incluso en las universidades estatales, cuya invasión militarizada en 1994 fue el soporte físico y psicológico para imponer rectores mediocres y áulicos del poder de turno. Cabe recordar que el SUTEP, con el dolor que sintió el extinto sacerdote católico Felipe Mc Gregor, quien escribiera en un pequeño libro que “un sindicato radical, con su huelga de 109 días, no permitió que el Presidente Fujimori llevara a cabo toda su reforma educativa”, refiriéndose, desde luego a la larga huelga nacional de 1991 que levantara la consigna: ¡PRIMERO SON LOS NIÑOS Y NO LA DEUDA EXTERNA!, desarrolló una lucha de resistencia activa contra ese régimen corrupto.

En aquella década, es lamentable decirlo, los maestros del SUTEP luchamos casi solos frente a la reforma educativa neoliberal. Eran pocos los maestros de la educación superior universitaria que levantaron su voz de solidaridad con nuestra lucha. Políticos y “expertos” en educación vivían pensando en cómo obtener “alguito” de los dispositivos legales y hasta se prestaron para “capacitar” a los maestros en la aplicación de la pedagogía constructivista. Los maestros universitarios, con algunas excepciones, consideraron, tal vez, que la reforma no les iba a tocar, no obstante las invasiones militarizadas de 1994 y al carácter privatizador de la reforma educativa neoliberal, de alcance totalizador como parte del programa económico en marcha.

El llamado para forjar el Frente de Defensa de la Educación y la Cultura en el Perú no encontró, pues, eco en la docencia de la educación universitaria. Como ironía de la historia presente, la huelga nacional indefinida actual de los maestros universitarios de las universidades públicas, iniciada el 23 de septiembre, levanta las mismas consignas de los 90, revela con mayor crudeza la insensibilidad de los gobernantes de turno que, en realidad, no es, principalmente, insensibilidad, sino proyecto privatizador a secas, afán de recortar más el presupuesto educativo público y seguir manteniendo un profesorado universitario en condiciones de miseria, obligados a supervivir con cátedras adicionales en universidades privadas y en centros de preparación preuniversitaria, amén de otros “cachuelos”, como vender separatas o textos elaborados con la premura de quien casi no tiene suficiente tiempo para investigar.

A la sombra de la privatización educativa.

En el escenario descrito, el gobierno de Fujimori dio el Decreto Legislativo 882 de 1996, verdadera ley universitaria para favorecer la creación de universidades privadas en todo el país, con filiales que han crecido como hongos, a tal punto que del más de medio millón de estudiantes matriculados en la educación universitaria, el 50% corresponde a las privadas (56). En este contexto nace ALAS PERUANAS, de iniciativa castrense y de sospechosas relaciones con Vladimiro Montesinos. Hay que estar seguros de que esta universidad (así hay que llamarla porque tiene reconocimiento legal) ha crecido como “crece la sombra cuando el sol declina”, o sea cuando la universidad pública es abandonada a su suerte. ¿Qué clase de profesionales puede formar esta mafia supuestamente académica? ¿Cómo es posible que haya profesionales que decidan aceptar Honoris Causa de esta cueva de mediocridad? Todo ello nos indica la podredumbre de no pocos gobernantes y magistrados, cuyos afanes de figuración y de prebendas rebasa el límite de la mínima conducta moral.

¿ALAS PERUANAS es la única universidad privada sumida en las negras aguas del Leteo de la corrupción? Claro que no. El caso de la universidad San Ignacio de Loyola, de propiedad del ex Ministro toledista Raúl Diez Canseco Terry, “Playboy” que legisló prebendas para la familia de su novia, es un ejemplo de cómo entender que una institución de propiedad de un inmoral garantizaría la formación de profesionales “emprendedores” para “el progreso del Perú”. No se puede soslayar el dudoso proceso de adquisición de la Universidad “San Martín de Porres que regenta el actual Ministro de Educación José Antonio Chang, cuya “escuela de gobernabilidad” dirigida por el Presidente Alan García están dando los frutos, nada auspiciosos, que todos conocemos, con Rómulo León como el alumno más aprovechado del “tercio superior”. Si hurgáramos en la vida interna y los manejos financieros de cada universidad privada, observaríamos mejor el nefasto papel que viene cumpliendo la educación privada en nuestro país, no solamente en el campo académico, sino en la (de) formación moral de nuestra juventud. Las voces de “profesionales emprendedores”, profesionales competitivos”, “líderes empresariales” y otras monsergas que el neoliberalismo ha vulgarizado en estas últimas dos décadas, no son sino taparrabos de una ideología individualista que promueve la corrupción, el autoengaño y la farsa educativa que campea en nuestros predios de hegemonía de los mediocres gobernantes y sus funcionarios.

Hay que resistir y luchar sin tregua.

Como nos dice Ernesto Sábato en sus libros “La resistencia” y “Hasta el fin”, la derrota de hoy es pasajera. Los bribones reirán en estos tiempos, pero días vendrán en que las fuerzas espirituales más nobles extenderán sus alas la esperanza en un mundo mejor.

En el caso que nos ocupa, hay que seguir resistiendo la avalancha neoliberal; la campaña de los testaferros del neoliberalismo; los negociados de los comerciantes de la educación que vienen amasando ingentes ganancias favorecidos por un Estado que les sigue otorgando el privilegio de negociar con los anhelos de superación de nuestro pueblo. La firma del TLC es uno de los mecanismos que tiene la industria transnacional de la cultura para venir a invertir en educación con el postulado de que la educación no es un derecho sino un servicio y, como todo servio, en el argot de la Organización Mundial del Comercio, es una mercancía, por lo tanto, transable y sujeta a compra y venta en el libre mercado.

La lucha por una nueva educación, transformadora e integral, democrática y popular, laica, basada en la escuela pública gratuita y universal, al servicio de un proyecto nacional de desarrollo que hay que construir como parte de la conquista del poder, sigue más vigente que nunca.

Iquitos, corazón de la Amazonía peruana.
Noviembre 14 del 2009.

domingo, 4 de octubre de 2009

1968 en México: Valoración y homenaje.

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red SEPA (Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú).

El 2 de octubre de 1968 es, para los mexicanos, un antes y un después desde el punto de vista de la lucha política luego de la Revolución de 1910-1917 y los cambios políticos que este acontecimiento produjo en el país azteca a principios del siglo XX.

Ese día, a las seis de la tarde, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en el Distrito Federal y capital de México, una brutal represión de policías y militares, bajo indudables órdenes del gobierno del presidente Días Ordaz, mejor dicho del PRI (Partido Revolucionario Institucional, fundado en 1926 con el nombre de Partido de la Revolución Nacional), produjo el asesinato de cientos de estudiantes, niños y otros civiles, con más de 6 mil heridos y no menos de 2 mil detenidos. Para el PRI en el gobierno hasta fines del siglo XX, los muertos no pasaban de 24. Felizmente las investigaciones posteriores, la apertura parcial de archivos, las declaraciones de sobrevivientes y familiares de los asesinados, la voz de los intelectuales y periodistas, más la decisión del gobierno del presidente Fox (2000-2006) para oficializar la investigación por la presión de las organizaciones y fuerzas políticas populares, han desmentido las afirmaciones del PRI y de toda la derecha conservadora, en el sentido de que los estudiantes fueron los provocadores de esa horrenda matanza. Hasta se atrevieron a señalar la influencia de los “estudiantes comunistas” del movimiento estudiantil de Paris de mayo de 1968 y de su más visible líder, el alemán Conhn-Bendit o “Erich el Rojo”.

El contexto mundial.

La década de los años 60 del siglo XX no podía ser más auspiciosa para el desarrollo de las luchas de los pueblos y la eclosión de un movimiento juvenil estudiantil y de la propia clase obrera en tanto la denominada Guerra Fría, es decir, la agudización de la lucha entre el capitalismo imperialista y el socialismo ofrecía una tendencia favorable a éste. La guerra de Vietnam, el desarrollo de la revolución cubana triunfante, las luchas de liberación en Asia y África, los límites a los que había llegado el Estado del Bienestar construido después de la Segunda Guerra Mundial, el descontento de las clases oprimidas de todo el mundo y, en especial, del tercer mundo, la frustración de la juventud frente a la desocupación masiva de millones de profesionales que no tenían más horizonte que adaptarse al sistema de explotación capitalista, fueron los elementos básicos de un contexto que llamaba a la rebeldía en sus más variadas formas.

Fue el movimiento estudiantil de París y de Berlín, en mayo del gran año 1968, el que inició una oleada de protestas estudiantiles en todo el mundo, incluyendo a la universidad de Berkeley en Estados Unidos, donde profesaba como mentor intelectual de las mentes progresistas el filósofo alemán Herbert Marcuse, uno de los más preclaros representantes de la Escuela de Frankfort o Pensamiento Crítico, de gran presencia hasta hoy en la intelectualidad progresista. Por su centralidad en la universidad de la Sorbona, en París, el movimiento de ese mayo 68 provocó la gran crisis del gobierno de Charles de Gaulle, el “intocable libertador” de Francia, quien, con indudable ceguera política burguesa, llegó a preguntar el porqué de las protestas estudiantiles si para él y su clase en el poder todo andaba bien, nada faltaba a esos “privilegiados estudiantes”. La opulencia burguesa (para los burgueses, desde luego) le impedía ver las miserias de las clases oprimidas. Y fue derrotado. La clase obrera de Francia, los ciudadanos francés, no se pusieron al margen de ese movimiento. Lo apoyaron, aun cuando el Partido Comunista Francés y el no menos “cauteloso” Partido Socialista, menospreciaron su significado.

Esa ola se expandió por toda América Latina. Quien escribe estas líneas bebió de ese fermento y leyó con ansiedad a Marcuse, cuyos libros eran las almohadas de miles de estudiantes peruanos, al lado de los libros marxistas, del “joven” y del “viejo” Marx, del Sartre que navegaba batiendo el mar con sus ideas entre marxistas, estructuralistas y existencialistas, pero con el inconformismo que llamaba a buscar un mundo mejor.

En ese contexto se dio el 68 mexicano, el movimiento estudiantil más grande de América Latina después de la Reforma Universitaria de 1919 y años siguientes.

El 68 en México, esa noche del 2 de Octubre.

Entre julio y agosto del 68, el descontento se generalizaba en México bajo el gobierno burgués, prolongado y oligárquico, del PRI. Este partido, que llegó a expresar, en gran parte, el anhelo nacional de enfrentarse al imperialismo de Estados Unidos, había llegado a convertirse en un obstáculo para construir la democracia con la que soñaban los sectores populares y nacionalistas de México. Su control de todo el movimiento sindical no era sino el instrumento de la dictadura burguesa que había logrado consolidarse, tan corrupta como opulenta. Cada presidente de turno no representaba más que esa “dictadura perfecta” de la que se habló después.

El movimiento estudiantil de la gloriosa UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y del IPN (Instituto Politécnico Nacional) se convirtieron en la conciencia social de la protesta, con sus exigencias de respeto a la autonomía universitaria y a los derechos de los estudiantes, por la democracia entendida como posibilidad de bienestar para las mayorías. Quien no se esfuerza por entender las aspiraciones estudiantiles y las razones de su descontento y rebeldía, no hace más que cerrar los ojos ante la realidad. El movimiento estudiantil se nutre no solamente de las condiciones de injusticia imperantes, sino de un grado de información y de conocimiento que otros sectores sociales no tienen la oportunidad de asimilar. No es una casualidad que las más grandes expresiones del pensamiento progresista se hayan gestado en las aulas universitarias, aun cuando sus perspectivas de transformación social no sean, al principio, muy claras. Pero son el fermento, el amanecer de lo nuevo y lo noble en esas mentes nobles. Con este contenido respondió el movimiento estudiantil mexicano a las arbitrariedades del PRI en el poder. El viejo partido ya no tenía el contenido vital con el que nació luego de la revolución democrática de Emiliano Zapata y Pancho Villa. Respondió al descontento con arrestos y persecuciones de estudiantes y otros líderes populares.

En setiembre de ese año, la represión fue más dura. Los detenidos aumentaron. La UNAM fue hollada por las milicias oficiales. El Batallón Olimpia, servicio secreto de represión que se desplazaba de civil y con un guante blanco en la mano izquierda de cada uno de los miembros, hacías de las suyas en las movilizaciones, infiltrándose y provocando, identificando líderes para que sean detenidos y torturados. El punto de quiebre fue la gran “Marcha del Silencio” de setiembre, con una multitud de no menos de 200 mil manifestantes que se parapetó en el Zócalo (Plaza de Armas de la capital, que llamamos en el Perú)), lugar donde se produjo una feroz represión y centenares de detenidos.

El gobierno de México se preparaba para las XIX Olimpiadas Internacionales, como un acontecimiento que debía de situar a México en la vitrina del “primer mundo”. Los preparativos no podían ser más auspiciosos para el orgullo de los mexicanos. El gobierno debía de inaugurar el evento la segunda semana de octubre. Los estudiantes, para demostrar que toda la “apoteosis” buscaba también ocultar la situación de represión que se vivía, convocaron a un mitin en la Plaza de las Tres Culturas. No menos de 50 mil estudiantes se concentraron en aquel espacio histórico donde hoy se ha erigido el Memorial de ese acontecimiento, como homenaje a los caídos, heridos y torturados.

Como es ya historia conocida, a las seis de la tarde empezó la balacera indiscriminada por la soldadesca, la que impedía retirar los cadáveres y los heridos, incluso verlos en los hospitales, obligando a los deudos a declarar “otras causas” de la muerte de sus familiares.

Se dice que después de las atrocidades de la conquista española en México, las del 2 de octubre de 1968 no tienen parangón por la cantidad de sangre derramadas en pocos minutos.

Lo más terrible es que ninguno de los posteriores gobiernos del PRI, ni el poder judicial mexicano, han permitido que se investigue para descubrir a los ejecutores de la barbarie y a quienes han dado las órdenes. Días Ordaz no ha respondido hasta hoy por esos hechos. Tampoco el Gobernador del Distrito Federal de aquel entonces, que luego fue presidente de México, Luis Echeverría. Los subsiguientes presidentes priístas: de la Madrid, Salinas de Gortari y Zedillo, hasta el 2000, han gobernando sobre los cadáveres de lo más noble de la juventud mexicana.

En esa hecatombe humana no estuvo ausente el gobierno de Estados Unidos, su CIA y su FBI, como parte de su “guerra de baja intensidad” cuyo objetivo principal fue ahogar los movimientos sociales y revolucionarios en América Latina. El PRI desarrolló esa lucha bajo la dirección de esos organismos de represión de aquel país que arrebató a México casi la mitad de su ancestral territorio. Así lo atestiguan los documentos descubiertos por investigadores de prestigio. Hoy poseemos una literatura abundante sobre los acontecimientos.

No hay lágrimas. Hay una perspectiva de lucha.

Los mexicanos que hoy siguen luchando por un nuevo país nos dicen que en lugar de lágrimas, los asesinados requieren ser honrados por la esperanza de transformación, el esfuerzo colectivo para superar todos los problemas del México actual. No quieren un 2de octubre bañado en lágrimas sino iluminado por los ideales de justicia social. La sangre derramada no debe ser olvidada: debe ser honrada.

Los más importantes intelectuales del México actual han ayudado, están ayudando a expandir la conciencia sobre esos graves hechos.

Después del 2 de octubre del 68, en México han brotado movimientos guerrilleros, la reconstrucción de los partidos revolucionarios, el nacimiento del Partido de la Revolución Democrática (PDR) que ha estado muy cerca de la presidencia en estos años del siglo XXI, el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional, un nuevo movimiento magisterial que hoy lucha contra la reforma educativa neoliberal, entre otros. El movimiento estudiantil mexicano de hoy no cesa de luchar por el derecho a la educación gratuita frente a la ofensiva neoliberal que impulsa la privatización y las evaluaciones estandarizadas.

La lucha contra el neoliberalismo en México está fortaleciéndose en momentos en que la derecha más conservadora, organizado en el PAN, que hoy gobierno con Felipe Calderón, en alianza con un sector del PRI, obedece a los intereses de Estados Unidos y de la gran burguesía mexicana.
La crisis del Estado mexicano, de la sociedad mexicana, su tejido gubernamental atravesado por la corrupción, la supeditación de su economía a las imposiciones del TLCAN (TLC Estados Unidos-Canadá-México, 1994), la crisis de 1995, su actual crisis financiera, configuran el nuevo escenario de lucha por un nuevo país, de justicia y dignidad, de desarrollo y prosperidad para la gran mayoría de los mexicanos.

Los muertos de Tlatelolco no pueden merecerse otro homenaje que la continuación de su heroica lucha.

Contamana, Perú, octubre 01 del 2009

martes, 15 de septiembre de 2009

Breve ensayo sobre el poema los motivos del lobo.

Luis Miguel Espino Delgado, Ex- Secretario Regional del SUTE Cajamarca, Profesor de Ciencias Sociales - I.E. " Santa Teresita".

El poema los motivos del lobo, corresponde a Ruben Darío (Nicaraguense)

El poema “ Los motivos del lobo” trata de un varón bondadoso celestial llamado San Francisco de Asis y el Lobo de Gubbia, una bestia temerosa de sangre y robo, y ojos del mal que ha devorado corderos, pastores, es decir son incontables sus muertes y daños. Aún hasta los fuertes cazadores armados de hierros fueron destrozados. Es decir describe los motivos que tenía el lobo para atacar y devorar su presa.

Si este poema , luego de su análisis, lo comparamos con nuestra sociedad actual, se trataría de la lucha entre los fuertes, los que tienen la mayor riqueza, los que tienen el poder político, económico y militar frente a los débiles, a los que no tienen riqueza menos el control del poder político, económico y militar. En nuestra sociedad basada en la economía de mercado, orientada por la ley de la oferta y la demanda, y sustentada en el modelo neoliberal del sistema capitalista, no puede darse una competencia leal sino por el contrario una competencia desleal entre los fuertes y los débiles, entre los ricos y los pobres, entre los explotadores y explotados, en donde en condiciones desiguales siempre ganarán los fuertes, es decir los lobos. En el poema, lucha expresada entre el lobo y el cordero, donde el lobo terminaba devorando su presa; comparado con  nuestra realidad los ricos seguirán siendo ricos, viviendo de la explotación de los pobres.

En el aspecto, económico, si tomamos las palabras de Fidel Castro, con relación al ALCUE, cumbre económica realizada en Lima en año pasado, encontramos otra comparación, él dijo: Estados Unidos y la Unión Europea son como dos lobos al acecho frente a una caperucita roja, refiriéndose a América Latina, para entrar y tomar posesión del mercado e imponer sus condiciones. Afirmo, que faltaría un líder que conduzca al puebo organizado para enfrentar a los lobos y que los haga ver que así como ellos tienen el derecho a comer, tambien el pueblo tiene derecho a comer, es decir a sobrevivir,. Los fuertes (lobos) en la sociedad actual deben desarrollar sus actividades respetando el derecho de los pueblos y de las personas como es el derecho a la vida, a un medio ambiente sano y a un desarrollo sostenido de acuerdo a sus posibilidades, vale decir, de acuerdo a su realidad. Tomo un fragmento de la poesía: “ Francisco salió en busca del lobo, el lobo al verle se lanzó feroz contra él. Francisco, con su dulce voz alzando la mano le dijo ¡ Paz, hermano lobo!. El animal, cambiando su característica agresiva dijo: ¡ Está bien hermano Francisco ¡. Se sorprendió el santo y replicó: «¡Cómo!» exclamó el santo. «¿Es ley que tú vivas de horror y de muerte? ¿La sangre que vierte tu hocico diabólico, el duelo y espanto que esparces, el llanto de los campesinos, el grito, el dolor de tanta criatura de Nuestro Señor, no han de contener tu encono infernal? ¿Vienes del infierno? ¿Te ha infundido acaso su rencor eterno Luzbel o Belial?»” . Claro que San Francisco, desde su posición religiosa, le atribuía orígen diabólico al instinto del lobo; pero en nuestra realidad el origen de la conducta de los "lobos criollos" es de concepción premeditada- equivocada del mundo, de falsa política y antiética, de afan de lucro y riqueza, de concepción neoliberal por ende capitalista.

En el aspecto social, no se puede justificar que por el derecho a comer, a la sobrevivencia, se cometa asesinatos, robos, actos de corrupción de los más fuertes sobre los débiles, ni entre los fuertes, ni de los explotadores en contra de los explotados, ni del gobierno en contra del pueblo. Hay que aprender a desarrollar la cultura del diálogo, hay que demostrar prédica y practica de los valores éticos. Nuestra misión es la de crear y desarrollar condiciones para una cultura de paz dónde se respete los derechos humanos, falta pues un interlocutor válido que medie para esas condiciones, que sería nuestro pueblo organizado; tomando como ejemplo la actitud de San Francisco de Asis, tomado como ejemplo no tanto por su labor religiosa sino por su actitud de hacer suyo un problema colectivo, como era defender a los pastores y sus rebaños del ataque del lobo; de diálogo, de persuasión, de trabajar por la paz, asimismo de enfrentar con firmeza al agresor para hacer cambiar su conducta ( "como en algún tiempo cambio el lobo", según el poema) , para evitar hechos de sangre, en este caso de los lobos de Gubbia criollos. Tomo otro fragmento del poema: “Y el gran lobo, humilde: «¡Es duro el invierno, y es horrible el hambre! En el bosque helado no hallé qué comer; y busqué el ganado, y en veces... comí ganado y pastor. ¿La sangre? Yo vi más de un cazador sobre su caballo, llevando el azor al puño; o correr tras el jabalí, el oso o el ciervo; y a más de uno vi mancharse de sangre, herir, torturar, de las roncas trompas al sordo clamor, a los animales de Nuestro Señor. ¡Y no era por hambre, que iban a cazar!»”. Todos tenemos el derecho a la vida, pero respetando los derechos de los demás, en el poema la ficción hace que el lobo sea humilde pero en la realidad, los lobos son lobos.

En el aspecto político, es necesario una clase política dirigente, gobernante, con espíritu nacionalista y patriótico que dirija el país conduciéndonos al bienestar, llamando al pueblo, consultándole para tomar decisiones que impliquen su respeto y comprometan su participación, clase política que debe presentar un programa coherente con las aspiraciones del pueblo, para lograr el deasarrollo de nuestro país. Tomo otro fragmento: "Francisco llamó la gente a la plaza y allí predicó. Y dijo: «He aquí una amable caza. El hermano lobo se viene conmigo; me juró no ser ya vuestro enemigo, y no repetir su ataque sangriento. Vosotros, en cambio, daréis su alimento a la pobre bestia de Dios.» «¡Así sea!» Contestó la gente toda de la aldea. Y luego, en señal de contentamiento, movió la testa y cola el buen animal, y entró con Francisco de Asís al convento. Claro que, según el poema, San Francisco lo hizo desde su posición de religioso, nosotros debemos hacérselo desde una posición política que cuestione el régimen, utilizando tambien el diálogo como un mecanismo para exigir un mejor gobierno del país, en dónde se respete el derecho de las minorías, de las etnias amazónicas frente a la presencia de empresas transnacionales que no respetan los derechos de los pueblos ni de las personas.

En conclusión, no queremos ni creemos en lobos de Gubbia criollos, presentes en el plano económico, político, social o militar ni en otros aspectos. No queremos ni creemos en los lobos vestidos de corderos como gobernantes, como ministros, como parlamentarios, como empresas transnacionales que no respetan el derecho al desarrollo propio de los pueblos, sus tradiciones, sus costumbres, los derechos humanos, en suma el derecho a la dignidad, a la justicia, a la libertad y a la vida. Me ratifico en mi condición de marxista que en este sistema capitalista la lucha de clases sigue vigente, tal como se expresa en el poema motivos del lobo. Los pueblos y las personas tenemos el derecho a protestar hoy y siempre cuando se ven amenazados o violados nuestros derechos por el gobierno de turno, por las transnacionales o por cualquier mecanismo u organización del capitalismo salvaje.

Cajamarca, 14 de Setiembre de 2009.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Optimismo del ideal, pesimismo de la realidad (III)

(Con motivo del mensaje presidencial y la realidad peruana actual).

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.


El asistencialismo como "combate a la pobreza" y las cifras del engaño.

Con el neoliberalismo nos trajeron el denominado “combate a la pobreza”, como mecanismo de amortiguamiento, en los sectores más marginados de la sociedad, de los efectos empobrecedores de las “reformas estructurales” y sus políticas de shock, algo así como las reformas preventivas de los 60 y 70 del siglo pasado, auspiciadas por Estados Unidos, para contrarrestar la ola socialista de aquellas décadas.

Las clases sociales fueron sustituidas, en la teoría sociológica neoliberal, por el término “sectores”, usando las letras mayúsculas A, B, C, D y E, con una referencia muy especial a los “más pobres”.

Durante su primer gobierno el presidente García imaginó una pirámide social en la que los trabajadores asalariados formaban parte de los sectores “privilegiados”, independientemente de sus ingresos y la relación de estos con las ganancias de los empresarios y de la alta burocracia estatal. Los empleados públicos en general y los trabajadores del sector privado carecían del derecho a aspirar reivindicaciones, pues había que atender a los que no tenían trabajo. Ese razonamiento se perfeccionó con la implantación del neoliberalismo en los 90 del siglo pasado y sus nuevos métodos para medir la pobreza, logrando enfrentar a los “más pobres” con los trabajadores.

El “combate a la pobreza” consiste, de acuerdo con las recomendaciones del Banco Mundial, en atender a los “más pobres”, sin atacar las causas de un hecho que es estructural y dejando postergados los derechos de los asalariados, a los cuales había que someterlos a evaluaciones para demostrar su ineficiencia y, por lo tanto, justificar el congelamiento y/o la reducción de sus salarios. Se introdujo, además, el sistema de contratos como la modalidad principal de empleo.

Para el neoliberalismo son pobres solamente aquellos que tienen no más de 250 soles mensuales de ingresos. Combatir esa pobreza significa distribuir gratuitamente alguna dieta alimenticia a través de los programas de los comedores populares y el vaso de leche, a lo que se agregó, desde el régimen del presidente Alejandro Toledo, el programa “Juntos”, que hoy entrega 100 soles mensuales a las familias “más pobres”, monto que debe garantizar que dichas familias envíen a sus hijos a la escuela y a los centros de salud. En lugar de crear las condiciones para el trabajo adecuadamente remunerado se apela al más burdo asistencialismo, política de vieja data en el Perú. Si se considera que todo aquel que se beneficia con la entrega de alimentos y de la insignificante suma de dinero, entonces la estadística de bajar la pobreza al 36% es correcta. Pero en la realidad esas personas “beneficiadas” con el asistencialismo no dejan de seguir siendo pobres. Al contrario, en la medida en que dependen de esa distribución para supervivir, su comportamiento se vuelve cada vez más asequible con los gobernantes de turno, creando en esos sectores populares una concepción alienada de la existencia social, útil para fines electorales, como ocurre con la adhesión de un sector de esa población a la candidatura de la hija del ex dictador Fujimori.

Al asistencialismo directo para “combatir la pobreza” se agrega la realización de pequeñas obras en los pueblos y distritos populares de las principales ciudades, agregando ahora los “núcleos ejecutores” que manejarán 500 mil soles en cada ejercicio presupuestal.

Para los neoliberales, por tanto, para el actual gobierno, no son pobres los profesores, ni los policías, ni los demás sectores asalariados. Su medición de la pobreza reduce la comparación hacia abajo, en un país donde las desigualdades entre ricos y pobres se han profundizado en los últimos 20 años, como ha ocurrido en Chile y Brasil según el PNUD. El Perú es hoy, al lado de los dos países señalados, uno de los más desiguales en América Latina y El Caribe. El importante crecimiento económico de los años 2004-2007, cuyo factor principal es la economía primario-exportadora predominantemente minera, elevó solamente las ganancias de los empresarios, pero deprimió los ingresos salariales tanto de los trabajadores del sector público como del sector privado.

Desde una visión totalizadora del contexto, la pobreza, pues, no ha disminuido en el Perú. Incluso quienes aceptan que en Lima ha disminuido, afirman, con sobradas razones, que la pobreza se ha incrementado en las provincias del interior del país. Por las condiciones en que vive la mayoría de la población de Lima Metropolitana es evidente que la pobreza constituye una realidad que solamente se puede negar por intereses políticos.

El espejismo del consumo y los créditos.

Sin un ápice de cuidado en el manejo de los datos económicos, el presidente García ha dicho que “Para fortalecer el consumo, el crédito mantendrá su crecimiento. El crédito aumentó el 45% en último año, especialmente en provincias, donde creció el 54%”. Por supuesto que el crédito ha venido creciendo desde los últimos años de la década de los 90 del siglo XX, sobre todo los créditos a los empleados públicos para resolver los problemas urgentes de su supervivencia. Tanto los bancos como las cajas rurales en provincias, el Banco de la Nación y las demás instituciones de tipo financiero se están beneficiando con los intereses que perciben por cientos de miles de préstamos, principalmente a los trabajadores del Estado. A estos préstamos se debe agregar el incremento de las tarjetas de crédito. En conjunto, es casi la reproducción en pequeño de lo que ha ocurrido en Estados Unidos con los créditos de consumo y del inmobiliario que hizo estallar la “burbuja financiera”, generando un círculo vicioso de prestar para pagar deudas hasta empequeñecer, cada vez más, la capacidad real de consumo indispensable.

Es increíble que un presidente de la república se regocije del crecimiento en el uso de celulares en un país donde falta lo indispensable para la alimentación, la salud y el consumo de bienes culturales más trascendentes. Las operadoras de telefonía, los importadores y hasta las transnacionales que monopolizan la fabricación de esos artefactos deben estar muy agradecidos por la promoción (¿gratuita?) de su consumo masivo en el Perú. ¿Es esto signo de bienestar de la población? Para el presidente García, la vida consiste en gastar, consumir y volver a gastar: una concepción sanchopancista de la vida y de la sociedad.

La ilusión del primer mundo.

Según el escritor Julio Ortega, en la entrevista que hemos citado, el anuncio de que el Perú llegará a convertirse en un país del primer mundo en el 2021 constituye una de las afirmaciones “más irresponsables” que el presidente García ha hecho en su discurso. Pero en esta irresponsabilidad tampoco es original. Ya Fujimori había dicho que el Perú se convertiría en el “tigre” del Pacífico, un presunto futuro cuya plasmación seguirá esperando en su celda dorada.

El presidente García confunde sus fantasías demagógicas con la realidad de un país que no ha logrado aún sentar las bases estructurales para su desarrollo, como son una agricultura próspera para el consumo interno en lo fundamental; una industria nacional diversificada para la exportación de herramientas, maquinarias e insumos elaborados; un proceso de investigación y creación de ciencia y tecnología avanzadas; una disminución drástica de las desigualdades sociales y la eliminación del asistencialismo sobre la base del incremento de los índices del desarrollo humano. Basta mirar lo que se viene haciendo en Lima Metropolitana en materia de transporte masivo para darnos cuenta que los gobernantes no tienen ni idea de lo que es avanzar hacia la modernidad del apetecible, para ellos, primer mundo.

Según la afiebrada ilusión del presidente García, muy pronto el Grupo de los 8 (G-8) se convertirá en G-9 con la incorporación del Perú. Brasil tendrá que ser desplazado de esa posibilidad, al igual que la República Popular China y también la India. De país primario-exportador pasaremos a ser un país altamente industrializado, cuando nuestro presupuesto para la investigación científica y tecnológica para acelerar el desarrollo de las fuerzas productivas materiales y humanas no llega ni a la mitad de lo que debemos invertir. Solamente este atraso, sin tener en cuenta las demás carencias en que vivimos, nos permite prever la imposibilidad de superar, en menos de 50 años, nuestra condición de país terriblemente a la saga de los desarrollados. Basta comparar el proceso de desarrollo planificado que sigue China desde 1950, con un proyecto que culminará el 2050, para darnos cuenta que lo anunciado por el presidente García no es sino un sueño de opio.

Sin producir cambios radicales en la estructura de la economía, del Estado y de la cultura, será imposible superar nuestro atraso histórico. El capitalismo que nos domina es la primera traba para ese desarrollo. La falta de una fuerza social y política que luche por ese cambio constituye un segundo factor limitante. No son con cantos de sirena como llegaremos al desarrollo de nuestro país. Mucho menos con gobiernos sometidos a los intereses capitalistas de la globalización neoliberal.

Todas las demás limitaciones del discurso presidencial se desprenden de los elementos que hemos señalado. La seguridad social, el derecho pleno a la salud, la reforma educativa, los derechos laborales, seguirán el proceso de deterioro en los marcos de la economía neoliberal que el gobierno aprista continúa implementando.

Algunas conclusiones y perspectivas.

1. El penúltimo mensaje presidencial del actual gobierno aprista ha sido una reafirmación del proyecto neoliberal que viene desarrollando, adobado con algunas medidas de tipo populista y de carácter efectista, pero sin tocar los privilegios de los grandes empresarios, particularmente de las transnacionales.

2. Las propuestas de reforma constitucional para introducir las segundas vueltas electorales para la elección de los gobiernos regionales y la renovación de los parlamentarios a mitad de su mandato, así como la eventual realización de un referéndum son maniobras diversionistas para encubrir el fracaso de la actual democracia burguesa y sus mecanismos de funcionamiento, así como para ocultar la corrupción que corroe al gobierno.

3. El objetivo central del gobierno aprista es desarrollar una política de reconquista de los gobiernos municipales y regionales utilizando los mecanismos asistencialistas-clientelistas a través de los “núcleos ejecutores” y el uso de más de 4 mil millones de soles para esa campaña de recuperación política electoral, toda vez que el nivel de popularidad del presidente Alan García y de todos sus funcionarios se viene deteriorando cada vez más.

4. Si bien es cierto que toda la derecha neoliberal y sus empresarios apoyaron la elección del presidente Alan García para evitar el triunfo del nacionalista Ollanta Humala el 2006, han formado parte del Gabinete Ministerial y trabajado juntos en el Congreso, recibiendo además los privilegios que siempre han reclamado, ante el panorama electoral que se ha abierto en el Perú para el 2010 y el 2011, ha empezado a buscar una alternativa propia que haga frente, en mejores condiciones, a una eventual candidatura cuya victoria podría poner en peligro la continuidad del modelo neoliberal que el gobierno aprista se ha empeñado en consolidar.

5. Para confundir a las masas la derecha neoliberal ha empezado a plantear una corrida hacia el denominado “centro” político, pues sabe perfectamente que su verdadera posición neoconservadora es crecientemente rechazada. Hasta el neoliberal Mario Vargas Llosa se presenta hoy como político de “centro”, hacia donde, según sus propias declaraciones, busca arrastrar al nacionalista Ollanta Humala.

6. La necesidad de una alternativa de izquierda socialista en el Perú es indiscutible frente al neoliberalismo y a las corrientes liberales que solamente proponen la “profundización de la democracia conquistada”. La alternativa de izquierda que el Perú y el pueblo necesitan para la conquista del gobierno y del poder requiere de un nuevo liderazgo político-programático que abra paso a la ruptura con el capitalismo en el Perú para establecer las bases del socialismo.

Lima, agosto del 2009

martes, 4 de agosto de 2009

Optimismo del ideal, pesimismo de la realidad (II)

(Con motivo del mensaje presidencial y la realidad peruana actual)

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.



Demagogia y Autoritarismo.

El discurso presidencial fija como objetivos básicos de la acción gubernamental hasta el 2011 generar “orden” e “inclusión”

El orden define el autoritarismo creciente a medida en que la población ha venido sintiendo y captando la orientación proempresarial del gobierno, su entraña proimperialista y el manejo corrupto de la administración pública, desarrollando numerosas luchas que el gobierno enfrentó con la represión. Y no se trata solamente de la represión al movimiento popular, cuyo extremo, hasta hoy, es el trato despectivo y punitivo contra el movimiento indígena amazónico y sus principales líderes, sino que también trasuntan autoritarismo el conjunto de decretos promulgados al margen de la opinión de los sectores que, de una manera u otra, son afectados por las decisiones económicas y sociales que implican. Hasta los analistas y periodistas de opinión que comulgan con las políticas neoliberales admiten que el autoritarismo es uno de los rasgos más sobresalientes del gobierno aprista, abiertamente expuesto con motivo de la lucha indígena.

La voz de “orden” ha sido consustancial a los gobiernos peruanos que han enfrentado conflictos con el pueblo. A mayor polarización social, no tuvieron mejor salida que desenfundar el látigo y el sable para “escarmentar” a los que “atentan contra el orden público”. El discurso de García Pérez apela, nuevamente, al “complot internacional” que “manipula” a los que luchan en el Perú por sus legítimas exigencias para pedir a la policía que “usen sus armas” para resguardar el orden. La “guerra fría” de la que habló no es sino la aplicación criolla de la “guerra del bien contra el mal” que esgrimiera George W. Bush para lanzar su “guerra preventiva”. La guerra preventiva de García, siendo cómica, tiene elementos trágicos en la matanza de campesinos, de nativos y policías. La policía sabe hoy que puede matar sin que nadie le reclame nada porque su acción está protegida por una de las leyes de este gobierno, el decreto legislativo 982. En el momento actual los dirigentes indígenas son perseguidos por la muerte de policías el 5 de junio en Bagua, pero los policías que han matado indígenas son considerados “héroes” (¿?).

El autoritarismo aprista se inscribe, pues, en la tradición autoritaria del Estado peruano republicano. Hoy se pone al servicio del neoliberalismo cuya consolidación es una de las tareas que se ha propuesto la dirigencia aprista y toda la derecha peruana.

El objetivo de la “inclusión”, palabreja generalizada por el Banco Mundial para dar la impresión de que el neoliberalismo puede tener “rostro humano”, no pasa de ser un planteamiento demagógico en todos los terrenos de la acción gubernamental. Para encubrir el centralismo en las decisiones presupuestas de acuerdo con el Marco Macroeconómico Anual, elaborado bajo la autoridad del FMI de acuerdo con las cartas de intención, verdaderos documentos de subordinación del Perú a ese organismo de dictadura económica internacional, el gobierno ha establecido los denominados “presupuestos participativos”, a cuya sombra se protegen todos los actos de corrupción y las campañas reeleccionistas de alcaldes y autoridades regionales. En educación, se encarga la “inclusión” de niños discapacitados (niños con necesidades educativas especiales) a los maestros de la educación básica con sobrecarga docente y con escaso apoyo de especialistas en ese tipo de pedagogía especializada. En materia de salud, se implanta el Sistema Integral de Salud sin el financiamiento necesario, así como se proyecta el aseguramiento universal cuando ni los afiliados actuales tienen una atención compatible con sus necesidades.

La demagogia reside en ofrecer inclusión en un país donde se acentúan más las desigualdades sociales y donde la privatización de los servicios básicos constituye una parte importante de los negocios empresariales, partiendo del “mundo competitivo” como una realidad imposible de ser puesta en tela de juicio, cuyo cuestionamiento significa oponerse al progreso y al desarrollo. Y es que la palabra “inclusión” se ha generalizado como la metáfora de la “depuración” de la justicia social en nuevas condiciones, así como “equidad” se ha impuesto como metáfora de la igualdad social. Ésta, para los neoliberales, no pasa de ser una quimera, un sueño de opio al que no debemos aspirar porque “no todos somos iguales”, como si las desigualdades sociales hubiesen sido creadas por la naturaleza y no por el proceso histórico de la lucha de las sociedades humanas divididas en clases sociales.

La demagogia aprista explica la facilidad con la que sus jefes, desde el mismísimo Víctor Raúl Haya de la Torre, cambien de discurso y de conducta política según sus necesidades de supervivencia política y manejo del poder. Explica también hoy su unidad con lo más negro de la política peruana surgida en la última década del siglo XX: el fujimontesinismo y sus aliados menores, cuyos integrantes forman parte del Consejo de Ministros y ocupan otros cargos públicos de relevancia. En esta alianza neoconservadora no podría faltar la postura teológica fundamentalista del Opus Dei en la voz del Cardenal de la Iglesia Católica, Monseñor Luis Cipriani, colaborador de la represión político-militar de la dictadura fujimontesinista y justificador de las políticas antilaborales de aquel régimen corrupto. Este político religioso es famoso por dos afirmaciones suyas en aquellas circunstancias: “en el Perú, el que no trabaja es porque no quiere”; y “los derechos humanos son una cojudez (sic)”. En su homilía del 28 de Julio, con la asistencia del presidente García, se refirió también al complot internacional contra el Perú, a la necesidad del perdón a los que han defendido la patria contra el terrorismo, en clara alusión a los militares y gobernantes que violaron los derechos humanos, además de robar al Estado, y por los cuales han sido sentenciados, incluyendo al propio Alberto Fujimori Fujimori. Asimismo, habló de la necesidad de orden en el país, uno de los ejes del discurso presidencial de ese mismo día. Una referencia insignificante sobre esta intervención de Cipriani incluye La República de Lima en su edición del 29 / 07 /2009, p. 16.

En consecuencia, el discurso presidencial ha planteado, una vez más, la continuidad del proyecto neoliberal con el cual se ha comprometido ideológica y políticamente. En esta orientación se inscriben los anuncios más importantes de su acción gubernamental hacia el 2011.

Barniz para la democracia burguesa en crisis.

El planteamiento de renovación del Congreso a mitad del período no es nuevo. Ni la segunda vuelta para la elección de los gobiernos regionales. Plantearlo hoy, sin tener en cuenta el plazo y la forma necesarios para la reforma constitucional que hagan posible la segunda vuelta electoral, es parte de un tinglado para entretener a la ciudadanía en un asunto de escasa relevancia para el país.

En primer lugar, lo que está en crisis no es simplemente la forma de elección de los gobernantes. Es la democracia burguesa la que se encuentra en crisis en el Perú. La democracia burguesa que funciona en los países capitalistas desarrollados tiene bases históricas y económicas de las cuales carece el Perú. En nuestro país las clases dominantes no han sido capaces de actuar una revolución burguesa, capitalista. Por lo demás, esta burguesía criolla ha quedado inhabilitada para llevar a cabo una tarea histórica de gran envergadura, como es la revolución burguesa que la independencia de 1821-1824 no pudo cumplir. Los que hoy hablan de “revolución capitalista” en el Perú, son aquellos que defienden la presencia dominante del capital transnacional en nuestra economía, sin considerar que éste capital no ha producido una economía que pueda llamarse nacional. Viene, acumula ganancias y expatria los excedentes, dejando en el país miserias en impuestos y en salarios más miserables aún. El capitalismo en el Perú no se presenta como una alternativa de progreso social, de desarrollo, de integración nacional. Ya no constituye un ideal de justicia. Su tiempo histórico ya periclitó. De mantenerse, sólo producirá más desigualdades y más subordinación a lo extranjero.

Lo que producirán las segundas vueltas electorales no será el mismo manejo empresarial de las campañas. El pretendido fortalecimiento de la democracia se convertirá en un mero ritual formal para embriagar de elecciones al pueblo oprimido. No se puede fortalecer un sistema político en franco agotamiento, en debacle histórica indudable. Si hoy permanece como una ilusión democrática es porque las masas no han logrado aún la conciencia de la necesidad de trasformar el estado de cosas en el Perú. De esta carencia se aprovecha la derecha neoliberal para lanzar sus señuelos de “democracia representativa”.

El referéndum con el cual el presidente García amenaza al Congreso si es que éste no se pone de acuerdo con la reforma para las segundas vueltas electorales, tiene la misma orientación de distraer y arrastrar a las masas hacia su demagógica propuesta.

En el fondo, lo que busca el gobierno aprista es encubrir un evidente plan político hacia el 2010 y el 2011: crear las condiciones para que el partido aprista gane posiciones para seguir manejando el Estado, como partido o en alianza con sus afines neoliberales.

El señuelo de la descentralización.

¿Qué se ha descentralizado hasta hoy en el Perú? Nada menos que la corrupción y la pobreza. En su tiempo, José Carlos Mariátegui habló de la descentralización de la pobreza, pues la corrupción no tenía el peso que hoy tiene. Lo que existe ahora es una reproducción ampliada de estos males de la república criolla. La transferencia de competencias a municipalidades y regiones no ha producido la solución a los problemas fundamentales de las poblaciones supuestamente beneficiadas.

La municipalización de la educación y de la salud, con la experiencia habida en América Latina, sólo ha significado la reducción del presupuesto nacional para esos servicios, sin la necesaria complementación de las municipalidades. Las ambiciones despertadas en gran número de alcaldes y concejales por el supuesto incremento de sus finanzas para fines educativos, por ejemplo, se han estrellado contra la realidad de la municipalización como un mecanismo ideado por el Banco Mundial para transferir responsabilidades financieras del gobierno central hacia la población. Los reclamos de las municipalidades incursas en el plan piloto de municipalización están hoy a la orden del día al no recibir la transferencia de los recursos para el funcionamiento de las escuelas.

Pero al margen de la descentralización neoliberal, el discurso presidencial, al lado del incremento de los fondos para las municipalidades, ha anunciado, sin consultar con nadie, la creación de los “núcleos ejecutores” para la denominada “descentralización popular”, verdadero mecanismo directamente manejado por el partido gobernante con un funcionario tantas veces cuestionado por el manejo de fondos del Estado y su vinculación abierta con el convicto delincuente, hoy en libertad, Agustín Mantilla.

Más de 4 mil millones de soles, a razón de 500 mil por núcleo ejecutor, serán administrados por personas dedicadas a construir pequeñas obras públicas, modalidad impuesta en los 90 por el fujimontesinismo a través de FONCODES, institución estatal que se mantiene. Esa cantidad de dinero no será supervisada por la Contraloría General de la República, sino por los alcaldes distritales, cuya actuación deja mucho que desear en materia de honestidad y eficiencia en el manejo de las finanzas municipales. El presidente García ha evocado la “Cooperación Popular” creada por el ex Presidente Fernando Belaúnde Terry en la década de los 60 y mantenida hasta fines de los 80, cuyo funcionamiento dejó como saldo muchos enriquecimientos personales y pequeñas obras que se deterioraron rápidamente. Esta misma experiencia nos han dejado los “entes ejecutores” creados por el fujimontesinismo en los 90.

Sin embargo, considerando la inconsistencia técnica de los “núcleos ejecutores”, los objetivos políticos de su creación deben ser tenidos en cuenta.

En primer lugar, el gobierno aprista pretende competir con los gobiernos municipales y regionales en la organización de la población a través de la entrega de dinero para pequeñas obras, ganar terreno y conquistar municipalidades y gobiernos regionales. En tal sentido, el gobierno central paralelizará, con más fuerza, a los gobiernos municipales y regionales actuales, debilitará su presencia en la población y serán más vulnerables para la competencia electoral del 2010.

En segundo lugar, los núcleos ejecutores se convertirán en mecanismos de proselitismo político a nivel nacional, con la prebenda de los fondos cuya administración honesta nadie podrá garantizar ni mucho menos fiscalizar.

En tercer lugar, el gobierno busca que la población incursa en la realización de las pequeñas obras, con ingresos temporales mínimos, postergue, ocasionalmente, sus demandas y contribuya a la “paz social” para aislar de las masas a las organizaciones populares, fuerzas políticas progresistas y sus dirigentes.

El presidente García fue al Congreso a anunciar lo que ya había planificado, de tal manera que al día siguiente fueron juramentados los núcleos ejecutores “elegidos” en Lima. No fue una propuesta, sino una decisión ya tomada, siguiendo el libreto fujimontesinista: “primero hago y después anuncio”.

La “descentralización popular” se convierte, así, en manipulación abierta a los sectores populares para cosechar adhesiones políticas. Es indudable que todos los alcaldes oportunistas, que son la mayoría, se adherirán al plan electoral del gobierno y hasta se convertirán en aliados políticos para mantener su pequeño poder. Esta posibilidad existe en nuestro país teniendo en cuenta la experiencia del transfuguismo y el independentismo, tan promovidos por el individualismo neoliberal y aprovechados por el fujimontesinismo en su oportunidad. El propio diario limeño La República (edición citada), con un titular engañoso (“¡EN SUS TRECE!”), hace un comentario encomioso del mensaje presidencial.

Optimismo del ideal, pesimismo de la realidad (I).

(Con motivo del mensaje presidencial y la realidad peruana actual)

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

El discurso presidencial de Fiestas Patrias en el Perú (28 de Julio) ante el Pleno del Congreso Nacional, es una obligación constitucional. Casi un ritual para dar cuenta de lo hecho por el gobierno y establecer lo que ha de hacerse en el resto de lo que queda del mandato gubernamental, que en este caso del segundo gobierno aprista, llega hasta julio del 2011, año en que el mensaje presidencial le corresponde al gobierno elegido ese año, ante el nuevo Congreso.

Pero no es solamente un ritual constitucional. Es un hecho político en la medida en que la intencionalidad del mensaje es convencer del desempeño positivo de los gobernantes de turno y de sus obras, por un lado y, por otro, generar optimismo en el desempeño del futuro inmediato.

Todos los discursos presidenciales en el Perú republicano se han orientado, principalmente, por la autocomplacencia de lo hecho y lo por hacer. El análisis de la realidad concreta ha estado ausente, así como la autocrítica no ha pasado de un golpe de pecho apelando a la trillada frase de “errores cometidos” sin especificar cuáles y sin explicar su contenido causal. A lo sumo, la enumeración de obras físicas y de las que se harán en el tiempo que queda. Sin embargo, el presidente se esmera en atacar, directamente o de soslayo, a sus opositores ideológicos, pues para sus afines no hay ninguna referencia crítica.

En el caso que nos ocupa (el discurso que pronunciara el Presidente Alan García el 28 de Julio) se ha ajustado, en lo fundamental, a lo que siempre ha ocurrido en el Perú: la demagogia y la autocomplacencia, el optimismo de la realidad y el pesimismo del ideal, convertido éste en la ingenua creencia o interesada actitud de confianza en la intangibilidad del sistema imperante que solamente requiere de algunos cambios para producir un futuro de “justicia social”. Ese futuro de “justicia social”, que Alan García denominó “futuro diferente”, carece de una visión científica de la realidad peruana, que no es para el optimismo. El “futuro diferente” del presidente García se encharca en el mismo sistema capitalista que ha creado la realidad actual del Perú que aquél no puede auscultar con objetividad. La “gran trasformación” de la que hablaba el Haya de la Torre en su fase reformista y que luego abandonó, se ha convertido en mera comparsa de la economía de libre mercado.

Quienes, antes del 28 de julio, han venido haciendo propuestas que el Presidente debiera de abordar en su discurso, también carecen de objetividad porque, en el fondo, consideran viable los cambios indispensables para “profundizar la democracia” y hacer frente al neoliberalismo, ¡con el gobierno aprista y toda la derecha neoliberal coaligada! Después del discurso, los críticos y “analistas”, algo decepcionados por no escuchar lo que quisieron, se dedican simplemente a enumerar los elementos positivos y los negativos, reclamando por las “omisiones”. Algunos de ellos, como quien ofrece sus servicios al mandón de turno, establecen algunas condiciones para el cumplimiento de las propuestas del presidente, como si éste fuera un ingenuo como para entregar sus herramientas demagógicas a personas que no sean de su entera confianza.

Con estas consideraciones, abordaré el tema del discurso presidencial y la realidad política del Perú, a partir de aquella célebre frase de José Carlos Mariátegui, “pesimismo de la realidad, optimismo del ideal”, que en Alan García es al revés.

El contexto de crisis de la sociedad peruana.

Por donde se mire al Perú, la crisis histórica heredada del colonialismo español y que la administración republicana no ha podido resolver, sigue intacta en sus contenidos fundamentales.

El problema de la soberanía nacional, la formación de una nación independiente, han quedado archivadas en la escritura de las tantas constituciones, desde el Estatuto Provisorio que promulgara don José de San Martín en 1821 hasta la espuria Constitución de 1993 impuesta por la corrupta dictadura fujimontesinista. Los grandes rubros de la economía nacional (la gran minería , el gran comercio, los servicios básicos, el transporte aéreo y marítimo, las grandes obras de infraestructura vial, la exploración y extracción de hidrocarburos) se encuentran bajo el control mayoritario de las transnacionales; y las decisiones sobre políticas macroeconómicas están condicionadas por los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, a los que hoy se unen los TLC que condicionan mucho más nuestra economía a los intereses del capitalismo mundial globalizado. Todos los condicionamientos extranjeros de nuestra vida nacional en el siglo XIX se han prolongado al siglo XX y continúan en este siglo XXI, cambiando, en algunos casos, las formas y los protagonistas, pero no el contenido de subordinación a que estamos sometidos.

Las grandes desigualdades sociales y culturales, que tienen su base en las desigualdades económicas, no solamente se han mantenido, sino que se han profundizado, principalmente en los últimos 20 años de predominio neoliberal, cuya lógica es elevar la tasa de ganancia del gran capital y reducir los salarios de los trabajadores, extendiéndose las diferencias hacia los demás sectores oprimidos de la sociedad: desocupados, campesinos, población excluida, en general, del funcionamiento de una economía de mercado neoliberal.

El Perú camina a la deriva. La planificación de la economía y la construcción de un proyecto nacional de desarrollo han estado y están ausentes en el manejo del Estado. Los únicos que planifican en el Perú son los grandes empresarios en función de sus objetivos estratégicos. El Estado peruano no hace sino adecuarse a esta planificación empresarial privada para programar las obras y las inversiones que faciliten el funcionamiento de los intereses privados. En el mejor de los casos, el Estado peruano reduce sus competencias y funciones a las pequeñas obras públicas que tienen escaso impacto en la economía nacional y en la vida de los peruanos.

La situación de la educación y la salud se explican por lo anterior. Ante la ausencia de un proyecto nacional de desarrollo, es impensable una educación que corresponda a ese desarrollo, al igual que un servicio de salud compatible con las necesidades de los peruanos, sin las diferencias que se han venido acentuando con el proyecto neoliberal y sus orientaciones privatizadoras.

El producto de la crisis histórica de la sociedad peruana, del Estado y sus instituciones fundamentales, es un conjunto de manifestaciones cada vez más alarmantes: la delincuencia organizada y armada, incluyendo elementos de las fuerzas policiales como componentes de las bandas; la corrupción generalizada en el manejo de las instituciones del Estado; una conducta colectiva complaciente con la corrupción a cuenta de “las obras” del gobernante o funcionario corruptos; la administración de la pobreza y su encubrimiento a través del asistencialismo-clientelismo desde el Estado y desde los empresarios que utilizan sus “donaciones” para crear su propia imagen de empresarios con “responsabilidad social”, nueva versión de la “filantropía” de la vieja oligarquía peruana. Por donde se mire, estas manifestaciones corresponden a un país donde una minoría tiene mucho frente a una mayoría que carece de los ingresos y los servicios mínimos necesarios para una vida digna.

¿Está cambiando esa realidad en los últimos 20 años de administración neoliberal? Si decidimos denominar cambio social al conjunto de obras que los gobiernos suelen realizar como parte de sus responsabilidades ordinarias, sin hacer variar las relaciones sociales de desigualdad imperantes, la respuesta puede ser positiva. Pero si por cambio social se entiende –como debe entenderse- el cambio de rumbo de una sociedad, la respuesta es negativa. Los gobiernos de Augusto B. Leguía (su “Oncenio”, 1919-1930) y de Manuel A. Odría (su “Ochenio”, 1948-1956) han sido pródigos en obras públicas pero no produjeron cambio social alguno, lo que también ha ocurrido con lo realizado por la dictadura de los años 90 del siglo XX (fujimontesinismo).

El sector más oprimido y marginado de la sociedad que por primera vez tiene un camino, una carretera, una posta de salud, etc., tiene una percepción positiva desde el punto de vista de sus intereses inmediatos, sin proyectarse al futuro para superar los problemas fundamentales del Perú, pues, para esos compatriotas, el conocimiento de la realidad, de su realidad, se reduce a lo sensorial de lo inmediato. Este comportamiento es aprovechado por la política criolla peruana con fines demagógicos y de lucro, proyectando su concepción alienada a la población que manipula con los denominados hoy “programas sociales” (FONCODES, PRONAA, JUNTOS, etc), programas que el Banco Mundial ha impuesto en casi todos los países latinoamericanos, con otras denominaciones pero con los mismos objetivos: compensar los desastrosos efectos sociales que producen las políticas neoliberales y frenar, al mismo tiempo, la capacidad de lucha de los sectores oprimidos.

La realidad del Perú como sociedad y país, tal como es, no puede sino generar un rechazo (pesimismo) en quienes pretendemos, verdaderamente, cambiarla por una realidad que hay que construir y que es posible a partir de las potencialidades humanas y naturales (optimismo). Para los intereses de las clases dominantes y sus fuerzas políticas en el Perú actual, esta realidad debe mantenerse; y si hay que hacer cambios, estos no deben alterar las vigas maestras del funcionamiento del sistema económico-social imperante. Bajo ese esquema invertido conciben y actúan con políticas económicas, sociales y culturales; enfrentan los períodos de crisis con medidas coyunturales y responden a las exigencias populares con represiones físicas y judiciales, como viene ocurriendo en estos años con la judicialización y penalización de las protestas laborales y populares (Decreto Legislativo No. 982).

Un lúcido intelectual, el escritor Carlos Meneses, no podría ser más explícito y contundente para definir al Perú de hoy: “Lo veo peor que antes, ha hecho un viaje a la pobreza. El Perú en lo que no ha acertado nunca es en tener un buen presidente, en casi doscientos años de vida republicana. Me cuesta trabajo creer que el Perú a causa de eso desaparezca. Me pongo en el otro plano y no sé qué pasará, creo que frente a la grave situación peruana, debe haber una toma de conciencia de los intelectuales porque los políticos han fracasado” (La Primera de Lima, 01 / 08 / 2009, Entrevista UN VIAJE A LA POBREZA, pp. 12-13). Aunque la última afirmación de la cita sólo apela a la responsabilidad de los intelectuales, su pesimismo de la realidad tiene suficientes fundamentos como para desmentir las displicentes afirmaciones de un presidente típico de la república criolla, como es Alan García Pérez.

En este contexto, resumido también por el historiador Heraclio Bonilla (ver: “La trayectoria del desencanto / El Perú en segunda mitad del siglo XX. Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos. Lima. 2009, pp. 193-207), el presidente García Pérez planteó, durante la campaña electoral del 2006, un plan de gobierno de “cambio responsable”, cuyo contenido fue muy bien interpretado por los empresarios y toda la derecha neoliberal, cuyo apoyo fue determinante para su triunfo electoral en la segunda vuelta. Y así como en su primer gobierno, con un discurso teñido de liberalismo radical, sólo se dedicó a administrar la crisis sin ningún proyecto coherente de transformaciones, en este segundo gobierno se convirtió en el mejor testaferro del programa neoliberal, tratando de avanzar más allá de lo hecho por su antecesor Alejandro Toledo, en cumplimiento de las “reformas estructurales de segunda generación” para seguir “modernizando” el Estado, es decir, adecuarlo mejor a los requerimientos del TLC firmado con Estados Unidos y seguido por otros con el gran capital extranjero.

El camino elegido por el segundo gobierno aprista es el que ha marcado la tónica, el método y los contenidos de su reciente mensaje residencial. Como lo ha señalado el escritor Julio Ortega (La República de Lima, Entrevista, 29 / 07 / 2009, p. 6), el jefe aprista ha ofrecido un “menú de todo”, una especie de mixtura programática para dar la impresión de servir la mesa a todos.

domingo, 26 de julio de 2009

Héroes y Heroínas de la Independencia.


Nuestra Independencia Nacional.

En nuestra patria, este año conmemoramos el 188º Aniversario de la Independencia Nacional, recordando que el 28 de Julio de 1821 se dio la Proclamación de la Independencia y el 6 Agosto y 9 de Diciembre de 1824, la Consolidación de nuestra Independencia, con las Batallas de Junín y Ayacucho, teniendo como héroes que contribuyeron a esta gesta histórica al General José de San Martín Matorras y Simón Bolívar Palacios.

Afirmo que los llamados libertadores contribuyeron a consolidar esta gesta histórica, ya iniciada por nosotros los peruanos desde las primeras décadas de la época de la Conquista hasta la República, pero esta gesta independentista adquiere connotación y cualificación expresada en diversas formas de lucha que el pueblo realiza hasta la actualidad. Por esta razón recordamos también con mucho orgullo la acción epónima de nuestros héroes y heroínas que lucharon por nuestra independencia nacional, junto a las guerrillas y montoneras, y al pueblo en su conjunto. Cito algunos de ellos y ellas:

Juan Santos Atahualpa.
El 2 de Junio de 1742 estalló la más grande rebelión de nativos amazónicos de la etapa colonial. Su líder fue Juan Santos Atahualpa, un mestizo descendiente de la nobleza incaica, educado por los jesuitas. Al regresar de un viaje a Europa y Africa, Juan Santos proyectó la independencia del Perú, soñando con expulsar a los españoles y restaurar el Tahuantinsuyo, pero integrando a los negros y mestizos. Creyó conveniente iniciar el levantamiento en la región del Gran Pajonal (selva central) donde los nativos ashaninkas y conibos que estaban hartos de la opresión española, la que se iniciaba con los misioneros franciscanos y se extendía con la llegada de autoridades y militares desde Lima.

Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui Noguera ).
En 1780 Túpac Amaru II lideró una insurrección popular en el valle de Tinta, la que, en seguida se propagó por toda la sierra. Esta rebelión anticolonial buscaba la creación de una audiencia en el Cuzco, eliminar la mita, los repartos, la alcabala, aduanas internas, que afectaban a sectores comerciantes. La rebelión estalló el 4 de noviembre con la captura del corregidor de Tinta, Antonio de Arriaga, quien fue ejecutado en la Plaza de Tungasuca el 10 de noviembre. Seguidamente se proclamó el fin de las mitas, los repartos, las alcabalas y las aduanas, y los abusos de los corregidores, el 16 de noviembre de 1780 se decretó la abolición de la esclavitud.
El 18 de noviembre se logró derrotar en la batalla de Sangarará a mil doscientos soldados españoles, esta primera victoria fue de gran importancia para la revolución peruana y americana porque sembró descontento y pánico en las autoridades y en las altas clases sociales; paralelamente, incentivó el espíritu combativo de las masas populares.

Micaela Bastidas Puyucahua.La lideresa de las huestes tupacamaristas compartió con su marido, desde un inicio, los ideales de libertad, y aun discutió los planes estratégicos de la rebelión. Incluso parece haber sido más enérgica que el propio Túpac Amaru en cuanto a la disciplina de las tropas y la decisión de tomar el Cusco. Se sabe que su habilidad logística fue decisiva para obtener la victoria de Sangarará el 18 de noviembre de 1780. Sin embargo, la comprensión y el cariño entre ellos fue evidente, como se desprende del trato que Condorcanqui daba constantemente a Micaela, hasta en su correspondencia, llamándola con los diminutivos de "Mica" y "Micaco". Fue prócer y mártir de la independencia peruana, quien a pocos momentos antes de ejecutarse su sentencia, enunciaría su clara posición política y su conciencia independentista declarando: "Por la libertad de mi pueblo he renunciado a todo. No veré florecer a mis hijos..."

Tomasa Tito Condemayta.
Una de las virtudes de esta mujer era el amor por los demás, y fue solidaria con los oprimidos tanto así que los caciques, gobernadores se dirigían a ella solicitándole consejo para resolver diversos problemas, siendo atendidos por ella. Junto a Micaela Bastidas, destacó otra mujer heroína, Tomasa Tito Condemaita «La Cacica de Acos». Esta mujer fue una de las que nunca se alejo de Micaela y de Túpac, ya que ella era la que reclutaba a los indios y despachó contingente tras contingente al cuartel de Tungasuca. Cuando el gran caudillo Túpac decidió por fin tomar el Cuzco, junto a él marcharon Micaela, Tomasa Tito y otra celebre mujer Cecilia Escalera Túpac Amaru. Tomasa Tito era de gran solvencia económica.

Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso.
En 1814, la revolución de Mateo Pumacahua tomó lugar en el Cusco, lo cual enfureció la aparente tranquilidad del virreinato español en el Perú e incitaron a Melgar para unirse a la causa independentista. Tras ganar el Combate de Apacheta en Arequipa, el ejército marchó hacia Puno en la batalla de Umachiri. Luego de la derrota de las tropas independentistas estos fueron hechos prisioneros, incluyendo al joven Melgar. El general español Ramírez, después de mantener cautivo a Melgar por un tiempo, ordenó a sus oficiales fusilarlo. Melgar murió en la mañana del 12 de marzo de 1815, poco antes de cumplir la edad de veinticinco años. En mensaje antes de su muerte, Melgar escribió a los oficiales españoles: "¡Cubran sus ojos, ya que ustedes son quienes necesitarán misericordia porque América será libre en menos de diez años!"

María Andrea Parado de Bellido.
La heroína patriota, desde 1820 colaboró con las fuerzas patriotas. Como ella no sabía escribir, le dictaba a un amigo de confianza llamado Madrid las cartas que remitía a su marido con la finalidad de informarles, a su esposo e hijo, de los movimientos del enemigo y para advertirle al patriota Quiroz sobre los planes del ejército español. Así, por ejemplo, los patriotas pudieron abandonar el pueblo de Quilcamachay, el 29 de marzo de 1822; al día siguiente el pueblo fue ocupado por los realistas, y allí se encontró una de esas misivas. Apresada la patriota el 30 de marzo, fue conminada a delatar a sus colaboradores. Pero ella se mantuvo en heroico silencio. Finalmente, el general realista Carratalá la mandó fusilar en abril de 1822. María de Bellido prefirió marchar al patíbulo antes que traicionar el secreto de los insurgentes. Después de haber sido paseada por las cuatro esquinas de la plaza pública donde debía llevarse a cabo su ejecución y leída en voz alta la sentencia que la condenaba a muerte, la noble mujer dijo, dirigiéndose altivamente a sus verdugos: "No estoy aquí para informar a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad".

José Silverio Olaya Balandra.
1823, José Olaya se presentó a servir de mensajero entre las fuerzas patriotas de la escuadra libertadora (que bloqueaba la costa del Callao y de Lima), del Callao a Chorrillos, que con frecuencia eran recorridos a nado. Esta delicada misión fue cumplida por Olaya, por algún tiempo, llevando y entregando mensajes de vital importancia, referentes al estado de las fuerzas ocupantes y los pertrechos que disponían. Fue descubierto, apresado y sometido a tormento y condenado a muerte; a pesar de las torturas, nunca reveló su misión. Se le sentencia a muerte por fusilamiento y se lo comunican, ante lo cual responde: "si tuviera mil vidas, gustoso las perdería antes de denunciar a los patriotas o traicionar a mi patria".

Pedro Pablo Atusparia y Pedro Cochachin.
Pedro Pablo Atusparia y Uchcu Pedro la rebelión campesina de Ancash en 1885. El 2 de marzo de 1885, ocho mil indígenas descendían de las alturas hacia la ciudad de Huaraz, armados de machetes, huaracas, rejones y algunos fusiles, logrando reducir a la gendarmería y haciendo que huyeran los tiranos, pero no sin antes haber demostrado sus fuerzas en la toma del legendario Castillo de Pumacayán, el día anterior. Después de dos días, Atusparia y los ocho mil comuneros controlaban la ciudad. El 16 de marzo, Pedro Cochachin, conocido como Uchcu Pedro, carhuacino y lugarteniente de Atusparia, invadía Carhuaz e instalaba su cuartel general en Mancos. En otro flanco, José Orobio intentaba ingresar a Yungay sin éxito inmediato. El dominio de ese sector del Callejón de Huaylas contó con las simpatías de otros grupos, incluso desde Ayacucho, Junín, Huánuco y Cajamarca, enviaron delegados a apoyar el movimiento insurreccional. De ese modo la actitud de Atusparia y sus huestes conmovían los cimientos de la República Peruana.

En Lima, Miguel Iglesias, gobernante de facto, proclive a los intereses chileno-británicos, ordenó acabar con Atusparia y el 4 de mayo Huaraz era ocupada; pero, el 11, Uchcu Pedro y cincuenta mil indios intentan recuperarla. Sigue una secuela de represión, fusilamientos, torturas, violaciones, en la que los milicianos chinos y zambos tienen participación. El 13 de mayo, un destacamento del ejército desembarca en Casma, y avanzando por ese valle se enfrenta contra las fuerzas de Uchcu Pedro, en Chacchán, siendo repelidos con mucha efectividad, Uchcu Pedro continúa hasta ser fusilado el 29 de Setiembre de 1885.

Existen también otros héroes y heroínas anónimos que desempeñaron un rol importante en la gesta independentista a favor de nuestro pueblo, a quienes agradecemos y valoramos su acciones realizadas; asimismo es importante señalar que, las acciones libertarias iniciadas por nuestros compatriotas desde los primeras décadas de la época de la conquista hasta la actualidad tuvieron siempre como objetivo el respeto a los derechos humanos, entre éstos el derecho a la libertad como individuos y como pueblos. Este objetivo, pues se mantiene latente en nuestros días porque aún no somos libres y debemos seguir luchando contra la tiranía de un gobierno neoliberal que obedece premeditadamente los mandatos del capital transnacional, de un sistema capitalista injusto e inhumano y de un modelo económico como el Neoliberalismo que no respeta el derecho a la vida, a la libertad de los pueblos ni el derecho a la identidad cultural de los mismos.

Seríamos libres si nuestra Educación sería democrática y de calidad, si nuestra economía fuera autosostenida, si el Estado tuviera una clase dirigente y no gobernante apátrida, si se respetara el derecho a un medio ambiente sano, en suma si se respetara el derecho a la vida. Claro está que hay que cumplir con recordar las fechas cívicas de nuestro calendario; pero a la vez hay que reflexionar sobre el rol que nos toca desempeñar en nuestra patria para ser libres hoy y siempre.

¡ Feliz aniversario patrio ¡ ¡ Viva el Perú ¡

Profesor Luis Miguel Espino Delgado
Secretario General - SUTE BASE “ Santa Teresita”
Ex – Secretario Regional – SUTE Cajamarca.
¡ Apostemos por una nueva educación en nuestro país !
GRACIAS POR TU VISITA