sábado, 21 de marzo de 2009

La Evaluación Estandarizada.


RED SEPA EXPOSICIÓN

SEMINARIO-TALLER SOBRE LA EVALUACIÓN ESTANDARIZADA EN AMÉRICA
(del 19 al 21 de febrero del 2009)

EVALUACIÓN ESTANDARIZADA: PODEROSO INSTRUMENTO DE CONTROL Y EXCLUSIÓN.

José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú)

Este seminario aborda un tema de gran importancia para la educación en América Latina y El Caribe. La Red SEPA, conciente de esa importancia, lo ha convertido, en el 2009, en el centro de su preocupación. En el año de la fundación de la Red (1999), la preocupación fue más general aunque no menos importante: evaluar los impactos del neoliberalismo en la educación, a la vez que levantar una alternativa de educación democrática para América, cuando el modelo del Consenso de Washington tenía ya cerca de veinte años de aplicación y estaba produciendo, en los países donde se venía aplicando, mayor exclusión, tanto en Estados Unidos Estados Unidos e Inglaterra como en Chile y en los demás países latinoamericanos que habían adoptado, sumisamente, la reforma educativa neoliberal.

INTRODUCCIÓN: ANTECEDENTES Y CONTEXTO ACTUAL.
El siglo XX ha sido el siglo de la evaluación educativa, empezando por la evaluación de los estudiantes para su promoción en años o grados y niveles de estudio, usando, primero, escalas cuantitativas (decimales, vigesimales y centesimales) y, luego, criterios cualitativos.

En América Latina la búsqueda de una correcta evaluación educativa fue la preocupación constante de eminentes pedagogos, principalmente argentinos y mexicanos, que contribuyeron al avance de su educación en el marco de sus sistemas educativos hasta, por lo menos, la década de los 60. Las experiencias de ambos países se extendieron por los demás estados latinoamericanos, cuyos pedagogos trataron de acompañar al proceso enseñanza-aprendizaje con instrumentos de evaluación en el aula, incluyendo a los propios docentes a través de la inspectoría de la educación y la supervisión educativa como teorías de apoyo al docente, cuya aplicación no siempre fue adecuada.

La década de los 60 trajo la primera gran crisis de la educación en América Latina, excepto en Cuba, país que empezó a vivir un momento histórico diferente desde el primero de enero de 1959. La crisis obligó a una reforma educativa que abarcó casi toda la década de los 70, introduciendo la evaluación cualitativa en el aula, aunque sin eliminar la evaluación cuantitativa. Como se sabe, los resultados de aquellas reformas enmarcadas en el proceso del desarrollismo neokeynesiano, no fueron los esperados, y la crisis de la educación no se detuvo, como tampoco pudo frenarse la crisis económica y social que derivó, en los 80, en una “década perdida”, como fue denominada por la propia CEPAL, eco institucional de los organismos internacionales Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional.

La ideología neoliberal, asentada inicialmente en Inglaterra y Estados Unidos, impulsó, sobre sus bases económicas y sociales, reformas educativas privatizadoras que, al mismo tiempo, utilizaron evaluaciones estandarizadas para estudiantes y docentes. Los últimos 20 años del siglo XX corresponden a la aplicación acelerada del neoliberalismo en todos los aspectos de la vida de esas dos naciones, y lo que hicieron en materia educativa es desarticular su antiguo sistema hasta convertirlo en una suerte de laberinto pedagógico, una especie de mercado libre que refleja la crisis de su economía. Los asesinatos en las escuelas de ambos países, el desorden en los procesos educativos entre los establecimientos escolares, la presencia de ideas conservadores que hacen del creacionismo la base de la moral oficial, son algunos de los indicios de una crisis que el capitalismo dominante no ha podido resolver.

Las reformas educativas neoliberales, desarrolladas a partir el ensayo chileno de los 80, trajeron como moda tecnocrática la evaluación estandarizada en América Latina. Entre 1988 y el 2000, casi todos los gobiernos lo han venido aplicando. En el caso de Estados Unidos, Canadá y México, la evaluación estandarizada ha tenido su momento inicial con la firma del TLC o NAFTA entre los tres países, hecho analizado por el académico Hugo Aboites, de la Universidad Metropolitana de México, especialmente en su libro Viento del Norte. TLC y privatización de la Educación superior en México (Plaza y Valdez, México, D. F. , 1997), texto que, si bien aborda preferentemente la educación superior, enfoca los diversos mecanismos de control de la educación por factores ajenos a la pedagogía.

En el caso de los países del Sur de México, incluidos los de Sudamérica, el modelo chileno fue emulado por los gobiernos neoliberales, incluso sin tener en cuenta los estragos producidos por la reforma pinochetista de los 80. Los sucesivos gobiernos de la Concertación, a partir de 1990, prosiguieron –y prosiguen- con el mismo modelo estandarizado, lo que ha producido, desde el año 2006, una reacción masiva de estudiantes y maestros al comprobar que el denominado “mejoramiento de la calidad educativa” solo se ha producido en los bolsillos de los que detentan la administración de la educación privatizada en aquel país.

El contexto casi natural de la evaluación estandarizada está definido por el triunfo y desarrollo del neoliberalismo como opción capitalista de fines del siglo XX y la presente década del siglo XXI: privatizaciones generalizadas de los bienes y servicios de los estados, mercantilización del patrimonio cultural de los pueblos, desregulación laboral y anulación de los derechos de los trabajadores, reformas constitucionales y nuevas constituciones adecuadas al modelo neoliberal, aplicación del pragmatismo pedagógico y sus expresiones constructivistas, tratados de libre comercio que establecen las mejores condiciones para que los monopolios transnacionales se apoderen de los mercados nacionales, los que en adelante dejarán de pertenecer a los estados a donde aquellos monopolios penetran bajo la autoridad suprema de la Organización Mundial del Comercio (OMC), cuyo concepto de “servicio = mercancía” define bien el objetivo de comprar y vender en el libre mercado la educación y la cultura.

ESTANDARIZAR ES UNIFORMIZAR.

Quienes han estudiado el proceso histórico de la evaluación educativa dan cuenta de la correspondencia entre los objetivos de la producción industrial capitalista en Estados Unidos y la necesidad de promover una educación que se expresen en resultados de eficiencia y de aplicación inmediata. No es casual que sea Estados Unidos y su presencia imperialista en el mundo la cuna del pragmatismo filosófico y su expresión pedagógica durante el siglo XX, del conductismo y el neoconductismo, las pruebas “objetivas” que derivaron en las actuales pruebas estandarizadas de opción múltiple.

De la producción industrial en serie, lo estandarizado se trasladó a la escuela. La estandarización de la calidad de la producción manufacturera que impone la adecuación del movimiento del trabajador al de las máquinas, se expresa en un proceso educativo que requiere ser medido con mayor precisión, lo que hoy se denomina competencia y “logros del aprendizaje”, en el sentido de lo cuantitativo. Es la uniformización de los sujetos de la educación, la limitación del conocimiento que se pretende evaluar, castrando, en realidad, el sentido de toda evaluación, que no puede reducirse a lo cuantitativo ni meramente a los aspectos cognoscitivos “precisos” y “exactos”. Hay que advertir que evaluar es valorar; y toda valoración, para que sea tal, requiere un enfoque totalizador, integral.

La evaluación estandarizada concebida por los neoliberales entra en contradicción con uno de los postulados de la reforma neoliberal: la formación integral del hombre y el respeto a la diversidad. Se busca, supuestamente, una formación plena y diversificada (intercultural), pero se exige un resultado unilateral y cuantificable a través de una pedagogía meramente operativa y su instrumento, la prueba estandarizada. Esta contradicción, como las demás contradicciones en que incurre la teoría educativa neoliberal, expresa su fracaso, que obliga a sus fanáticos parchar frecuentemente su reforma, “reformar la reforma” para que siga funcionando, como viene ocurriendo en mi país, donde, luego de la caída del fujimorismo en el 2000, los sucesivos gobiernos vienen aplicando el mismo programa neoliberal de los 90.

EVALUACIÓN PEDAGÓGICA O EVALUACIÓN NEOLIBERAL.
Son las dos alternativas, diferentes y opuestas, que en materia educativa se enfrentan hoy en América. No es un capricho de clasificación ni un planteamiento de “blanco y negro”. Constituye una realidad que venimos enfrentado como parte de los demás problemas que nos ha traído la reforma neoliberal.

Estoy seguro que al trabajo pedagógico en el aula debe corresponder una evaluación también pedagógica y científica, con características que la definan como proceso inherente a las relaciones que se producen en la enseñanza-aprendizaje. Pero en el caso de la evaluación neoliberal ocurre lo contrario, desde el empirismo pedagógico hasta objetivos ligados a la privatización de la educación y la desregulación del trabajo docente, factores ajenos a una relación auténticamente pedagógica.

Consideramos pertinente y necesario definir entre evaluación científico-pedagógica, por un lado, y evaluación neoliberal estandarizada, por otro. Los neoliberales consideran que con sus teorías empiristas y pragmáticas van a resolver la crisis de la educación, concentrando su crítica en la labor del maestro y no encarando la esencia del problema de la educación en nuestro tiempo. Esta incongruencia en el enfoque me obliga a desarrollar, con la brevedad que esta exposición obliga, algunas características que debe asumir la evaluación pedagógica que buscamos plasmar los maestros con nuestros alumnos y que también debe aplicarse a los propios docentes para orientar su desempeño profesional. Procederé de manera comparativa con la evaluación neoliberal.

a) Contextualizar la evaluación. La evaluación pedagógica tiene en cuenta las condiciones en que se produce el proceso enseñanza-aprendizaje, los factores que inciden o pueden incidir en los resultados, los grados de asimilación de que son capaces los estudiantes. Al contrario, para la evaluación estandarizada el contexto carece de importancia, pues se traza un objetivo único y rígido que obliga a medir los resultados con un solo rasero. Su punto de partida es la creencia de que todos deben responder de la misma manera a los estímulos de la prueba estandarizada. Como los neoliberales vienen aplicando su “combate a la pobreza” mediante políticas asistencialistas, tienen la aparente seguridad de que todos los niños y los maestros que trabajan con estos niños deben responder de la misma manera.

b) Evaluar integralmente. La evaluación pedagógica toma en cuenta no solamente todos los factores del contexto, sino que valora todos los elementos de la formación del niño, por ende, del profesional en la educación, tanto los elementos cognoscitivos como los valorativos, integrándolos en una totalidad de formación que se busca plasmar. La evaluación estandarizada que vienen aplicando los neoliberales solo abarca algunos elementos cognoscitivos, conocimientos parciales de matemática y “comunicación”, a los que PISA ha incorporado conocimientos de ciencias (naturales), dejando al margen todos los demás conocimientos y capacidades del estudiante y/o de los docentes. Para el pragmatismo pedagógico, trasfondo real de la evaluación estandarizada, carece de importancia el conocimiento histórico, geográfico, la cultura integradora de la personalidad en formación. Solamente le interesa el resultado inmediato y práctico para que el ciudadano se adapte a la economía de libre mercado y la correspondiente relación de competencia en ese contexto de “sálvese quien pueda”. El contexto básico de la evaluación pedagógica es el aula; el de la evaluación estandarizada es el elemento externo, la prueba elaborada al margen del desempeño docente o de la práctica profesional. Mutatis mutandis, el contexto para la evaluación de los estudiantes es una prueba que no tiene en cuenta el comportamiento, las reacciones y el trabajo de estos en el proceso enseñanza-aprendizaje.

c) La evaluación pedagógica es sistemática. Su punto de partida es el ordenamiento de los elementos que se pretende evaluar, las jerarquías pertinentes que tienen su origen en los principios de la pedagogía y de las ciencias, en los métodos que se busca aplicar o que se exige aplicar a quienes se evalúa. Lo sistemático se orienta a buscar una visión de conjunto de los hechos y de los propios conceptos, de los contenidos educativos. Para la evaluación neoliberal, su estandarización anula los sistemático, que es característica de todo conocimiento científico, y desintegra el conocimiento en parcialidades que inducen a una visión desintegrada de la realidad. Esta visión asistemática conduce, sin embargo, al objetivo que la pedagogía neoliberal pretende: la búsqueda de un “ideal” centrado en el éxito inmediato, pragmatista. El razonamiento verbal y el razonamiento matemático parecen ser los únicos procesos de cognición y de valoración que se pretende inculcar a los estudiantes y maestros.

d) La evaluación pedagógica es formativa. Porque es valorativa, la evaluación científico-pedagógica se orienta a superar capacidades, comportamientos, partiendo de los elementos y factores positivos para superar los errores y vacíos detectados en el proceso evaluativo. La evaluación estandarizada es simplemente punitiva, de castigo para quien no logra lo que la prueba exige, conduciendo a situaciones de frustración, de fracaso; por lo tanto, crea un ambiente de inseguridad y ansiedad en quienes son sometidos a esas pruebas de “razonamiento” sobre “habilidades y destrezas” que carecen de valor para la formación integral del hombre. Los premios y castigos que hoy ofrecen los neoliberales contradicen los avances de la teoría educativa de los últimos 300 años de la pedagogía como ciencia de la formación del hombre. Como lo demuestra la crisis actual del capitalismo, el neoliberalismo ha producido los retrocesos más evidentes en los sistemas sociales donde su aplicación ha sido más intensa e incontrolada.

e) La evaluación pedagógica es permanente. Inherente al proceso enseñanza-aprendizaje, para el alumno o para el docente, la evaluación pedagógica corresponde a ese proceso, lo que le da el carácter de permanente, continuo y ligado a él. Lo contrario es la evaluación discontinua, temporal, simplemente para medir resultados cada vez que se requiere comprobar “avances” en la aplicación de políticas educativas de capacitación o aplicación de nuevos planteamientos curriculares o metodológicos, con cambios frecuentes en los últimos 25 años. La evaluación estandarizada se desliga del proceso enseñanza-aprendizaje al convertirse en un evento que viene desde afuera, ajeno a lo que ocurre en la práctica.

Si hay algo, en el campo de la pedagogía, que se aparta del principio de la unidad teórico-práctica es la evaluación que aplican los neoliberales. ¿Dónde se encuentra el centro de la práctica docente? En el aula. ¿Dónde evalúan los neoliberales? Fuera del aula, disgregando teoría y práctica.

ALGUNAS CONCLUSIONES:

1º) La evaluación estandarizada tiende al control del proceso enseñanza-aprendizaje a través de instrumentos ajenos al proceso: las pruebas estandarizadas, elaboradas, administradas y corregidas por entidades privadas. El papel del maestro queda total o parcialmente disminuido, desvalorizado.

2º) Al no tener en cuenta las condiciones en que se produce el proceso enseñanza-aprendizaje, excluye a los que menos rinden en la escuela o a los que buscan un lugar en el proceso de su formación cultural, frente a quienes tienen mayores privilegios en situaciones de profundas desigualdades sociales: económicas, étnicas, culturales.

3º) La evaluación estandarizada forma parte del sistema social que elitiza la apropiación y el uso del conocimiento, concordante con la privatización de los servicios sociales que el neoliberalismo conduce para privilegiar a las transnacionales.

4º) La evaluación estandarizada conduce al control de la escuela desde un aparato tecno-burocrático al servicio de la economía de libre mercado, que eleva a categoría de axioma lo competitivo como sinónimo de calidad educativa.

5º) La evaluación neoliberal es un instrumento que facilita la expresión del pensamiento único a través de reactivos y respuestas uniformes, bajo la orientación de la pedagogía pragmatista.

6º) Los resultados de la evaluación estandarizada en América no son de mejoramiento de la calidad educativa, pero los neoliberales insisten en seguir aplicando esa evaluación, como atestiguan los testimonios de dirigentes sindicales magisteriales e investigadores de la educación en toda América.

Tengo la convicción de que el Seminario-Taller que estamos iniciando recogerá muchos testimonios e investigaciones sobre la aplicación de la evaluación estandarizada; pero también recogerá los planteamientos que nos permitan elaborar, a partir de la experiencia pedagógica pasada y de la propia teoría educativa, una propuesta de evaluación que sea sistemática, formativa, permanente, contextualizada e integral, que nos permita acompañar adecuadamente al proceso enseñanza-aprendizaje en nuestra lucha por una educación democrática y liberadora.

Debo, finalmente, rendir homenaje a los maestros mexicanos que vienen luchando por reorientar su sindicato y por derrotar la denominada Alianza para la Calidad Educativa (ACE) que, precisamente, apoya la reforma educativa neoliberal y su evaluación estandarizada de estudiantes y profesores, tratando de anular totalmente el ya reformado artículo 3º de la Constitución Política de México que garantizaba la educación gratuita, laica y obligatoria.

Gracias.

México, 21 de Febrero de 2009.

Crisis educativa y profesión dcente.

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

Me convoca a escribir estas líneas las declaraciones del Dr. en Educación, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y ex Coordinador del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación de la UNESCO (La República, 26/1/2009, p. 16), presentación que le hace la sumilla del diario a don Javier Murillo T.

Por mucho tiempo no será demasiado hablar de la crisis de la educación peruana, y no solamente partiendo de los resultados obtenidos por las evaluaciones estandarizadas dirigidas, generalmente, desde Europa, el Banco Mundial y la propia UNESCO, sino desde una visión histórica del Perú y de América Latina, teniendo en cuenta que, con la digna excepción de la Cuba de los últimos 50 años bien cumplidos de la revolución socialista, todos los países latinoamericanos y caribeños sufren la carga de una educación desfasada con respecto a la evolución y las necesidades culturales y científico-tecnológicas de las sociedades modernas.

Los neoliberales en el Perú creyeron –y siguen creyendo- que a partir de la reforma educativa impuesta por la dictadura fujimorista, y desde los resultados de las evaluaciones estandarizadas de fines de los 90 y primeros años del siglo XXI (evaluaciones PISA), se descubrió que la educación peruana estaba en crisis. Pero lo más curioso es que, desde esa “comprobación”, los nuevos reformadores y sus ecos periodísticos, amén de intelectuales conservadores como el Dr. Luis Jaime Cisneros, bajo la batuta de ministros de educación que viven del negocio de la educación privada, descargaron la responsabilidad exclusiva de la crisis sobre los docentes de la escuela pública. En consecuencia, la “solución” del problema pasaba por evaluar a los docentes, también con una prueba estandarizada de conocimientos, para “demostrar” que los docentes peruanos carecen de competencia incluso para reclamar un salario menos miserable del que siempre han percibido. Fieles a esta lógica, los gobernantes de turno, en este caso el gobierno aprista, en complicidad con el Congreso, promulgaron una Ley de Carrera Magisterial inspirada en el individualista criterio de los incentivos por productividad, cuyo origen empresarial es indudable.

Siempre he reclamado la lectura de la historia de la educación peruana a partir de los testimonios y de los análisis de Manuel Vicente Villarán, José Antonio Encinas, José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre G., Luis Alberto Sánchez, Emilio Barrantes, Augusto Salazar Bondy, entre los más serios estudiosos de nuestra educación. La lectura detenida de sus textos nos llevan a la conclusión de que la crisis actual de la educación es parte y continuación de la crisis de su raíz colonial, de su pertenencia también a una estructura económico-social atrasada, factores que la república creada en el siglo XIX no ha hecho más que perpetuar hasta hoy. Si en Uruguay, Argentina o Chile la educación tuvo un desarrollo mayor desde el siglo XX, ese desarrollo no ha conducido a una educación propiamente moderna. Ambos países sufren hoy los estragos de la reforma neoliberal de los 90, con algunas especificidades, pero no han podido superar la herencia del atraso secular. Como se sabe, para los neoliberales la historia no cuenta. Es el presente y su utilidad inmediata lo que define las acciones de las políticas educativas.

Preguntado por la periodista Consuelo Alonzo C., el Dr. Murillo señala que la característica fundamental de la educación latinoamericana es la inequidad, denominación eufemística de las desigualdades culturales, por ende, educativas, de sociedades económica y socialmente desiguales, profundamente polarizadas entre un puñado de ricos y una gran masa de oprimidos y excluidos de los medios de vida más elementales. El entrevistado distingue entre factores socio-culturales y étnico-culturales que determinan las inequidades educativas, expresadas, principalmente, en la diferencia entre educación rural y educación urbana.

Con sentido crítico, del que carecen los neoliberales, Murillo considera que un cambio en la educación no se producirá en poco tiempo en América Latina. Y tiene razón. La reforma educativa neoliberal en Chile ya tiene más de 25 años y no ha podido superar los problemas que existían antes de la reforma de Pinochet. En cambio, en Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca, países escandinavos de similares características educativas (Noruega fue, hasta hace cinco años, el país con mayor índice de desarrollo educativo y otros índices de desarrollo humano, según el PNUD), en solo 20 años se han producido grandes avances en el proceso de la educación; y no porque se evaluó estandarizadamente a estudiantes y maestros, sino por que implicó dinero, compromiso de toda la sociedad, confianza en los maestros y no la magnificación de la desconfianza que hay en los docentes. El Dr. Murillo indica, con innegable espíritu crítico, refiriéndose al Perú, que Estos últimos años hay una incidencia en las evaluaciones para conocer a los culpables de educación peruana. El culpable en Perú es el docente, incluso las evaluaciones son para detectar al mal docente.

Ante tan contundente criterio, la periodista pregunta, como si estuviera descubriendo la verdad real, que la solución no estaría en la evaluación a la que se somete hoy a los docentes peruanos; a lo que el entrevistado reclama la revaloración de la profesión docente y una mayor confianza en el trabajo que realizan los maestros: La solución es más formación, sueldos más dignos, apoyo para que sigan formándose. La clave en AL es una mayor confianza hacia los docentes. Pero la periodista, con su ignorancia y los prejuicios remachados por la campaña contra el maestro y su sindicato, arremete con la afirmación de que el SUTEP se opone a las evaluaciones y capacitaciones, sin tener en cuenta la diferencia entre las evaluaciones neoliberales y la evaluación científico-pedagógica que exigen los maestros peruanos y su gremio. Es importante transcribir la siguiente acotación del Dr. Murillo:

Trabajar con los sindicatos es una obligación de los políticos (léase los gobernantes, aclaración mía). Los sindicatos representan no solo los intereses sino las ideas de los docentes, que en suma forman parte de la sociedad. Cualquier gobierno que quiera enfrentar una evaluación de profesores debe contar con ello y para eso las evaluaciones no deben ser represivas sino de apoyo

Puedo agregar, recordando tantos argumentos en contra de la reforma educativa neoliberal de los 90, que debieran de ser reforzados en estos años y en los venideros, que los neoliberales están incapacitados para entender la crisis de la educación y el papel de los maestros en la búsqueda de una transformación educativa fundamental; para entender el papel de la escuela pública como la alternativa de igualdad, justicia, integralidad, financiamiento estatal suficiente, universalidad y gratuidad, planificación de la educación, dignificación de la profesión docente. Para justificar su proyecto privatizador y elitista, pretenden estrangular económica, social y profesionalmente a los docentes, presentándoles como los culpables del atraso educativo del país, mientras ministros, viceministros y no pocos burócratas lucran con la educación privada.

Un verdadero proyecto educativo nacional (PEN) no tiene nada que ver con el PEN elaborado por un grupo adecuado a los lineamientos neoliberales establecidos por la Ley General de Educación No. 28044, promulgada en el 2003. El gobierno aprista tiene más de mil razones para haber hecho suyo ese proyecto que, inexplicablemente, es acogido también por ciertos dirigentes del Sutep.

Lima, enero 26 del 2009

Sobre la crisis de la Educación Peruana.

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

El presente artículo ha sido requerido para un centro educativo de la ciudad de Iquitos, para ser publicado en su revista de fin del año escolar 2008. Con el honor que me cabe por haber sido invitado a colaborar con la publicación, agradezco la deferencia y saludo a todos sus abnegados maestros, empezando por la directora, también a los padres de familia y los estudiantes. A todos deseo que su trabajo sea parte del gran esfuerzo que hacemos para defender la escuela pública frente a todos las medidas neoliberales que buscan extender la privatización de la enseñanza, directa o indirectamente, municipalizaciones incluidas.

Sobre la crisis de la educación peruana ha corrido mucha tinta sobre papel y también muchos discursos que el viento se encargó de llevar a las calendas griegas.

No es casual que en 1839 se dio el primer intento de reformar la educación republicana del Perú, y nada menos a través de lo que hoy se conoce como municipalización de la administración de la educación, y que otro intento similar se diera en 1872-76. Recordemos también las sendas reformas de los dos gobiernos de Ramón Castilla y luego las reformas habidas entre 1895 y el 2002. Luego de la de 1909, 1919, 1927. 1941, 1945, 1950, 1958, 1963, 1972, 1883 y la actual que viene de los años 90 con el neoliberalismo como inspiración de fondo. La única reforma educativa republicana que sacudió la vieja estructura de la educación superior, aunque no logró sus objetivos finales, fue la reforma universitaria de 1918 como parte de esa gran corriente reformista que comprometió a toda América Latina, empezando en Córdoba, Argentina; pero que fue impulsada y actuada por la juventud revolucionaria de ese tiempo, jóvenes imbuidos del pensamiento de vanguardia que, además, se convirtió, en gran parte, en fundadora de los movimientos revolucionarios.

Pero volviendo a la crisis de la educación peruana preferimos tomar hechos concretos para dar la idea del contenido real de su crisis.

El primer hecho que se nos viene mientras escribimos es el deslinde que hiciera don Manuel Vicente Villarán a fines del siglo XIX, cuando este jurisconsulto y profesor universitario liberal reclamó para el Perú una educación más práctica, más ligada a las necesidades de la producción moderna, a la formación de profesionales dedicados a crear riqueza en el campo, en la industria, pues, decía, la educación peruana de su tiempo sólo formaba clérigos y abogados. Villarán tenía una concepción moderna de la educación, acercándose a la visión liberal que en Europa y en los Estados Unidos había implantado ya la escuela pública con sus contenidos democráticos, científico-tecnológicos, de coeducación, de gratuidad y universalidad, de desarrollo de los elementos populares opuestos a la ideología conservadora de las viejas monarquías derrotadas por las revoluciones de los siglos XVII, XVIII y XIX. En nuestro país, en cambio, pese a la derrota militar del colonialismo español, la ideología virreinal seguía manteniendo su dominio desde una clase dominante que siguió prolongando la semifeudalidad hasta la segunda mitad del siglo XX. ¿Qué reforma educativa moderna y progresista podría realizarse en esas condiciones de atraso económico y social?

El otro hecho que nos grafica la crisis educativa actual es el discurso de don Nicolás de Piérola en 1895, al referirse a la pobreza de nuestras escuelas y el resultado de la enseñanza que no permitía el manejo de las letras, ni de los números y que era la responsable de la existencia de funcionarios moralmente ineptos. Un discurso que hoy se traduce en la falta de una elemental capacidad de leer y comprender algo útil, de comprender el valor de las matemáticas y de un comportamiento diferente a la crisis moral que corroe a la sociedad peruana. Piérola, resulta así, en el “oculto” maestro de quienes hoy repiten todos los días el mismo discurso, sin citarlo siquiera y sin hace algo diferente que lanzar demagógicas medidas tendientes a culpar de todo a los maestros, víctimas también de la crisis de la educación.

Un tercer hecho digno de referencia es la crítica de la educación peruana de principios del siglo XX que hiciera el maestro José Antonio Encinas, señalando la caduca concepción conservadora que imperaba en las escuelas y en los centros de formación de maestros, proponiendo, en cambio, la asimilación de los nuevos elementos de la escuela nueva y de la escuela socialista que se desarrollaban en Europa, Estados Unidos y la Rusia de la triunfante revolución bolchevique, respectivamente. Como se sabe, Encinas propugnó, con su experiencia de docente en Puno, la educación popular, la educación para el trabajo, la disciplina autónoma o autodisciplina de los estudiantes, la organización democrática de la escuela, la relación de ésta con la comunidad y los padres de familia, el desarrollo de una metodología activa, etc. El maestro fue objeto de todo tipo de acusaciones y fue obligado a salir del país.

Vino José Carlos Mariátegui y publicó (1928) su libro 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, uno de cuyos ensayos se refiere al Proceso de la instrucción pública, en el cual señala las causas históricas y estructurales de la crisis de la educación peruana y su correspondencia con las viejas estructura del estado semicolonial que impedía desarrollar una nueva cultura y una nueva educación, rescatando el valor del gran movimiento de la reforma universitaria a la que hemos hecho referencia.

El gran historiador de la república peruana, don Jorge Basadre, desde la década de los 20 del siglo XX, debió de referirse a la crisis de la educación peruana relacionándola con el incumplimiento de la “promesa de la vida peruana”, es decir, con un proyecto nacional que nos permita transformar el país. En 1956, el insigne historiador publicó una especie de inventario de la crisis educativa, que actualiza, para esa década, los datos más sobresalientes de nuestras falencias en materia de educación, sin olvidarse de las carencias presupuestales y de infraestructura, pero centrando su atención en la falta de un nuevo espíritu pedagógico desde el Estado. El libro, Materiales para otra morada, debe ser un texto de obligada lectura para esos ministros que no saben ni lo que están haciendo, repitiendo como papagayos las consignas neoliberales que nos están conduciendo a un mayor deterioro económico, social, cultural y moral.

¿Por qué no recordar el Informe publicado en 1970 por la Comisión de la Reforma Educativa de 1972, presidida por el filósofo y profesor universitario Augusto Salazar Bondy? El libro actualiza los mismos males, las mismas carencias y las mismas causas de fondo de nuestra crisis educativa. El fracaso de aquella propuesta de los años 70 estuvo ligado, nuevamente, a que no atacaba las causas que el propio informe dejaba entrever, pues las reformas velasquistas, con todas las contradicciones que generó entre el desarrollismo de la Alianza para el Progreso y los intereses de la vieja oligarquía peruana, no planteaba la ruptura con el sistema de dominación capitalista en un país que exigía un rumbo nuevo para su desarrollo integral, con una nueva educación ligada a ese desarrollo.

Estamos en condiciones de concluir señalando que lo que está en crisis es un sistema educativo republicano que no ha sido capaz, hasta hoy, de desarrollar los elementos de una educación moderna, es decir, plasmar la educación democrática basada en la escuela pública gratuita, universal, de coeducación, científica, laica y de contenido popular, ligada, en última instancia a un proyecto económico y social diferente al actual sistema capitalista con su corrosiva carga neoliberal. Ni la computación, ni la municipalización, ni el denominado “plan lector”, ni el “plan Huascarán”, mucho menos el constructivismo con su aprendizaje por competencias, nos llevarán a una “educación de calidad”.

Los maestros peruanos tenemos un proyecto educativo generado desde el SUTEP, cuya vigencia es indiscutible y cuya plasmación será producto de la transformación que requiere nuestro país. Ser “mejores maestros” significa unirse a la lucha por una nueva educación en el Perú. Eso supone derrotar al neoliberalismo, en primer lugar, y luego avanzar a construir algo diferente al capitalismo en crisis.

Tarapoto, diciembre 15 del 2008.

Alfabetización: Tarea educativa prioritaria.

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP- Perú

Sin duda alguna, la prioridad más importante en materia de universalización de la educación en gran parte de América Latina es la alfabetización en países, como el Perú, que arrastran porcentajes de analfabetos entre los 8 y 12 % de su población mayor de 15 años.

De todos los países latinoamericanos, fue Cuba, bajo la dirección del Partido Comunista de ese país y luego de un proceso revolucionario victorioso, el único país que eliminó el flagelo cultural del analfabetismo a través de un trabajo educativo masivo y rápido que empezó inmediatamente después de la toma del poder, con sus propias fuerzas, con sus maestros y estudiantes (el adolescente de entonces, Silvio Rodríguez, fue uno de los estudiantes secundarios que marchó al campo para alfabetizar a las masas campesinas).

En Brasil, durante el primer lustro de los 60, el sacerdote y pedagogo Paulo Freire elaboró una teoría de la alfabetización que ligaba el aprendizaje de la lecto-escritura con la toma de conciencia de la realidad para transformarla, lo que motivó su satanización por la oligarquía y el militarismo brasileños que promovieron y realizaron el golpe de Estado contra el gobierno de Joao Goulart, en 1964.

En Centro América, fue el gobierno sandinista de 1979-1990 el que venció totalmente al analfabetismo que, luego de más de 15 años de gobiernos neoliberales, se reprodujo nuevamente en las nuevas generaciones de niños y adolescentes y en el retroceso cultural de los adultos que habían sido alfabetizados pero que requerían la continuidad de su formación cultural.

En países como Costa Rica, Uruguay, Chile y Argentina, el analfabetismo pudo reducirse al mínimo debido a los propios procesos de desarrollo económico-social y la existencia de un Estado más moderno y preocupado por el desarrollo de la educación pública moderna, gratuita y universal. En el caso de Chile, estamos hablando de este país antes del gobierno neoliberal de Pinochet, igual que en Argentina, antes de la desgraciada etapa del neoliberal Menem.

Ha quedado demostrado que la alfabetización, para ser efectiva y culturalmente plausible, debe formar parte de una reforma educativa integral basada en la escuela pública, pues la educación privada, por perseguir el lucro, no tiene ningún interés en los analfabetos. ¿Qué podrían ganar con la alfabetización los empresarios de la educación?

Cuando, desde la dirección del Sindicato Unitario de los Trabajadores en la Educación del Sutep, discutíamos las bases programáticas de lo que luego se denominó Proyecto de Educación y Cultura que el sindicato elaboró entre 1987 – 1992, situamos a la alfabetización como parte del sistema nacional de educación, como un proceso masivo y rápido ligado al principio de la continuidad educativa y a la formación integral en los niveles de la educación básica y superior.

Nos encontramos hoy con una hermosa noticia: el 20 de diciembre de este año que culmina Bolivia será declarada libre de analfabetismo luego de dos años y medio de trabajo educativo, coincidente con el tiempo del actual gobierno del Presidente Evo Morales.

Con más de 8 millones de habitantes y un territorio tan difícil como el peruano, con poblaciones rurales aisladas de los centros urbanos, el actual gobierno boliviano debió de realizar un esfuerzo muy grande para alfabetizar a 823.256 analfabetos en el 2007, equivalente al 10% de su población total, movilizando a 51.267 maestros, entre alfabetizadores y supervisores, fijando 28.424 puntos de alfabetización en 327 municipios. Un gran trabajo si se tiene en cuenta los escasos recursos financieros de la hermana república, acosada por la oligarquía y sus periodistas y por el trabajo de complot de la CIA y la DEA.

La concepción y la metodología del trabajo de alfabetización en Bolivia son integrales, ya que el aprendizaje de la lecto-escritura está ligado a la formación para la inserción en el trabajo, el cuidado de la salud y la superación de las insuficiencias alimentarias de millones de campesinos secularmente despreciados por las oligarquías gobernantes del pasado, amén de una política agraria que devuelve al campesino el derecho a la tierra. En este aspecto, el método cubano de alfabetización, desarrollado y perfeccionado en más de 40 años de experiencia e investigación pedagógicas, ha sido la clave para el trabajo educativo alfabetizador, a lo que debe agregarse el trabajo oftalmológico que apoya el gobierno venezolano del Presidente Hugo Chávez, de tal manera que decenas de miles de alfabetizandos debieron de recuperar su deteriorado sentido visual con operaciones y la entrega de lentes, todo ello como parte del servicio gratuito de la educación.

Los resultados ya están a la vista: 788.501 alfabetizados (97.7% del total de analfabetos), 270 municipios libres de analfabetismo, materiales elaborados en español, aimara y quechua; pero también la planificación de la continuidad del proceso que contiene la educación primaria y la formación profesional correspondiente. La fase inicial de la alfabetización se orienta por el lema “Yo sí puedo”, expresión de el anhelo y la voluntad de conquistar la cultura para ser libres (José Martí), mientras que en la segunda fase de continuidad del proceso educativo se usará el lema “Yo, sí puedo seguir”.

Se trata, entonces, de una política estatal seria, basada en sus propias fuerzas y usando apropiadamente la cooperación internacional, no la sumisión a los dictados del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, como ocurre con nuestro país. Un trabajo del Ministerio de Educación y Culturas, como se denomina en Bolivia revolucionaria al ente rector de la educación nacional; no el encargo, bien pagado por supuesto, a “entes ejecutores” privados, como ocurre en el Perú, con las irregularidades que se han denunciado y que inflan la relación de alfabetizandos y alfabetizados para cobrar más por su “trabajo”, proceso que constituye una estafa para el país.

Mientras la burguesía agraria, latifundista y explotadora de las regiones “autonomistas” vienen complotando para traer abajo al gobierno de Evo Morales, éste ha culminado una etapa de una reforma educativa a favor de las amplias masas oprimidas. Todo un ejemplo que muchos gobiernos neoliberales no están en capacidad, ni es su deseo, imitar.

Lima, 19 de Octubre de 2008.

Sobre la Evaluación Docente.

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

En el presente artículo busco sintetizar la exposición que me correspondió sobre el tema de la evaluación docente en las Jornadas Pedagógicas realizadas en Guayaquil por la Unión Nacional de Educadores del Ecuador (UNE), en Guayaquil (UNE Guayas) y el Ministerio de Educación del Ecuador, los días 1-2 del mes en curso. El evento contó con la asistencia de ponentes del Ministerio de Educación de ese país, de la Universidad Central de Quito, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Editorial Santillana, empresa que tiene presencia en todos los países hispanoamericanos.

Como ocurre en el Perú, también en el Ecuador se han polarizado las dos concepciones actuales sobre la evaluación docente, o llamada también evaluación del desempeño docente: por un lado, la concepción neoliberal, con sus objetivos y procedimientos, que en el caso peruano se refleja en la Ley de Carrera Pública Magisterial recientemente promulgada, y que en el Ecuador se ha introducido en el artículo 349 de la Constitución aprobada en el Referéndum del 28 de septiembre, constitución que, sin embargo, rescata la soberanía nacional y consagra un conjunto de derechos sociales que el neoliberalismo ha venido destruyendo en los últimos 25 años en América Latina; y por otro lado, la concepción científica, realmente pedagógica de la evaluación docente que todos los maestros del mundo y los verdaderos pedagogos conciben inherente al trabajo en el aula y ligada a la educación integral de los estudiantes y los derechos de los docentes.

Una cuestión primera que debe resaltarse es la imposición de la evaluación neoliberal como parte constitutiva de las reformas educativas promovidas por el Banco Mundial, tanto en Inglaterra como de los EEUU durante la década de los 80, trasladadas a Chile de la dictadura de Pinochet, en la misma década. Desde los años 90, la evaluación docente neoliberal se ha venido imponiendo en algunos de los países latinoamericanos, ligándolos a la firma de los TLC, como en el caso de México en primer lugar, cuando este país firmó con EEUU y Canadá el TLC en 1994. Desde entonces, esa evaluación se ha venido realizando sin los resultados que sus promotores prometieron: la elevación del nivel de la enseñanza. El descalabro actual de la educación chilena también evidencia el fracaso de esa política magisterial. Lo que sorprende es que todos los conceptos, procedimientos, formas y métodos aplicados en esos países, particularmente en Chile, se repiten hoy en las esferas burocráticas de la administración educativa, tanto en el Perú como en el Ecuador. La exposición de la representante del Ministerio de Educación del Ecuador en las referidas jornadas fue casi una diapositiva de lo que en el Perú se viene aplicando desde el 2007, y que el gobierno de Alberto Fujimori F. quiso aplicar desde 1991-92.

Una segunda cuestión que debe tenerse en cuenta es el punto de partida de la evaluación neoliberal: que la crisis actual de la educación es un problema exclusivo y central de los docentes, como factor determinante. Los neoliberales pretenden mejorar la educación (la calidad educativa, dicen) en y desde las aulas, sin tener en cuenta las condiciones en que se realiza el proceso enseñanza-aprendizaje, confundiendo el papel fundamental del maestro en el aula con su papel en el conjunto del sistema educativo y los factores económicos, sociales y culturales que inciden en la escuela y en la propia labor de los maestros. Esta concepción pedagogista no es producto de la ignorancia de quienes la promueven. Se trata de una concepción pedagógica (neoliberal) ligada a un programa económico que reduce los presupuestos de la educación a través de diversos procedimientos: privatización de la educación, reducción de los derechos económicos de los trabajadores en la educación, aumento de alumnos por aula, entre otros; lo que lleva a concebir los aumentos salariales como un problema de competencia entre los maestros, quienes en adelante deben pensar solamente en los “incentivos” y los “premios” para quienes puedan resolver satisfactoriamente pruebas estandarizadas de conocimientos, como las experimentadas por los maestros peruanos durante las evaluaciones del fujimorismo y las del gobierno aprista en el 2007 y 2008, pruebas que nada tienen que ver con el desempeño docente.

La evaluación neoliberal se refleja perfectamente en la Ley de Carrera Pública Magisterial al establecer las condiciones del ascenso en los niveles magisteriales, a cuyos IV y V niveles solo podrán llegar un porcentaje reducido de maestros, una supuesta élite de “buenos maestros”, mientras la mayoría, supuestamente incompetente, seguirá trabajando en las peores condiciones remunerativas.

En las jornadas de Guayaquil quedó meridianamente claro que con esta evaluación neoliberal, por más que se ofrezca premios, becas, incentivos, la crisis educativa no tendrá solución. La burocracia educativa del gobierno aprista, tan neoliberal como el de Fujimori y el de Alejandro Toledo, está ponderando exageradamente las capacitaciones agobiantes de 250 horas que se realizan en los mismos días de labor docente, así como las becas y entregas de laptops a los “mejores maestros”.

La evaluación docente que denomino científica y pedagógica, parte de un principio fundamental: la unidad de teoría y práctica. ¿Qué significa esto? Que para evaluar el desempeño docente se debe tomar como criterio de investigación, comprobación y conclusiones la práctica pedagógica; y la práctica pedagógica se da en el aula, en el proceso de la enseñanza-aprendizaje y no en una prueba estrictamente teórica, mucho peor si la prueba tiene como objetivo “demostrar” que los maestros no saben nada, como viene ocurriendo en el Perú con las antojadizas opiniones contra los maestros. La práctica pedagógica tiene varios elementos, como el proceso de la clase, los documentos del profesor (portafolio), la relación maestro-alumno en el proceso de la clase, los recursos didácticos (material y métodos), los logros experimentados que se comprueban a través de la evaluación de los estudiantes en la clase, la experiencia acumulada o tiempo de servicios, los estudios de postgrado, los premios por creación intelectual de los maestros, el reconocimiento de la comunidad o trabajo social de los maestros y, por supuesto, pruebas escritas de conocimiento pedagógico y de contenidos curriculares actualizados. Pero el peso mayor de una verdadera evaluación docente está en la práctica pedagógica y no en la prueba de conocimientos, que muy poco evalúa la capacidad de un maestro.

A fines del 2006, cuando el gobierno aprista se aprestaba a evaluar a los maestros usando la concepción neoliberal y a través de las pruebas estandarizadas, aquellos se opusieron mayoritariamente. El gobierno debió postergar la administración de la prueba. El 8 de enero del 2007 fueron evaluados, “voluntariamente”, no más de la cuarta parte de los docentes en actividad. Hoy el gobierno sigue jugando con la “voluntariedad” de la evaluación, pero en realidad solo tienen el derecho de capacitarse los que asisten a esa farsa. En marzo del 2008 el gobierno se ensañó contra los maestros desocupados y contratados. Las consecuencias de todo lo actuado hasta hoy para la educación, en materia de evaluación docente, ha profundizado el caos, el pesimismo, el desánimo y la crisis de la educación peruana.

En las jornadas de Guayaquil los cientos de maestros asistentes de la provincia de Guayas (equivalente a una región en el Perú) llegaron a la conclusión opuesta a la evaluación neoliberal que se pretende aplicar en ese país desde el Ministerio de Educación. Esta es la lucha central, en estos momentos, de la UNE y sus dirigentes.

Desde estas líneas me atrevo a convocar a los maestros peruanos a unirse más, a consolidarse más en su sindicato, el SUTEP, mantener y afianzar el espíritu clasista que le convirtió en el sindicato más importante del Perú y uno de los más importantes de América Latina. La crisis política y moral del APRA y su gobierno debe ser desenmascarada cada vez más. El actual Ministerio de Educación ha demostrado que no sirve ni para supervisar la edición de libros para la enseñanza, llegando a la estupidez de pedir la revisión de los textos de ciencias sociales a los servicios represivos, que nada tienen que ver con la pedagogía. ¿Es posible que estos incompetentes, verdaderos incompetentes posicionados del Ministerio de Educación, sean capaces de evaluar a los maestros? No lo son. Por eso encargan a otros el negocio de la evaluación.

Urge sistematizar las experiencias de evaluación docente en América Latina y trazar una alternativa pedagógica de evaluación del desempeño docente. Por la limitación espacial de este artículo, no podemos incluir esa alternativa. En febrero, en la ciudad de México, nos reuniremos los miembros de la Red SEPA para discutir este importante problema que los neoliberales pretenden utilizar para socavar la profesión docente y convertir a los maestros en trabajadores mayoritariamente contratados.

Lima, octubre 20 del 2008

La crisis del capitalismo y la importancia actual del Marxismo.

La crisis del capitalismo y la importancia actual de Marx 150 años después de los Grundrisse. Entrevista Eric Hobsbawm. 28/09/08

"Para cualquier interesado en las ideas, sea un estudiante universitario o no, es patentemente claro que Marx es y permanecerá como una de las grandes mentes filosóficas y analistas económicas del siglo diecinueve y, en su máxima expresión, un maestro de una prosa apasionada. También es importante leer a Marx porque el mundo en el cual vivimos hoy, no puede entenderse sin la influencia que los escritos de este hombre tuvieron sobre el siglo XX. Y, finalmente, debería ser leído porque como él mismo escribió, el mundo no puede ser cambiado de manera efectiva a menos que sea entendido, y Marx permanece como una soberbia guía para la comprensión del mundo y los problemas a los que debemos hacer frente."

Eric Hobsbawm es considerado uno de los más grandes historiadores vivientes. Es Presidente de la Birkbeck College (London University) y profesor emérito de la New School for Social Research (New York). Entre sus muchos escritos se encuentran la trilogía acerca del "largo siglo XIX": The Age of Revolution: Europe 1789-1848 (1962); The Age of Capital: 1848-1874 (1975); The Age of Empire: 1875-1914 (1987) y el libro The Age of Extremes: The Short Twentieth Century, 1914-1991 (1994) traducidos a varios idiomas. Le entrevistamos cuando la publicación del volumen Karl Marx's Grundrisse. Foundations of the Critique of Political Economy 150 Years Later y con motivo de la nueva actualidad que están teniendo en los últimos años los escritos de Marx y después de la nueva crisis de Wall Street. Nuestro colaborador Marcello Musto lo entrevistó para Sin Permiso.

1) Marcelo Musto. Profesor Hobsbawm, dos décadas después de 1989, cuando fue apresuradamente relegado al olvido, Karl Marx ha regresado al centro de atención. Libre del papel de intrumentum regni que le fue asignado en la Unión Soviética y de las ataduras del "marxismo-leninismo", no solo ha recibido atención intelectual por la nueva publicación de su obra sino que también ha sido el centro de un mayor interés. De hecho, en 2003, la revista francesa Nouvel Observateur dedicó un número especial a Karl Marx. Le penseur du troisième millénaire? Un año después, en Alemania, en una encuesta organizada por la compañía de televisión ZDF para establecer quien eran los más importantes alemanes de todos los tiempos, más de 500.000 televidentes votaron por Karl Marx; quien obtuvo el tercer lugar en la clasificación general y primero en la categoría de "relevancia actual". Luego, en 2005, el semanario Der Spiegel le dedicó una portada con el título de Ein Gespenst Kehrt zurük (Un espectro ha vuelto) mientras los escuchas del programa In Our Time de Radio 4 de la BBC votaron por Marx como el más grande filósofo.En una conversación recientemente publicada con Jacques Attalí, usted dijo que paradójicamente "son los capitalistas, más que otros, quienes han estado redescubriendo a Marx" y usted habló de su asombro, cuando el hombre de negocios y político liberal, George Soros, le dijo a usted que: "He estado leyendo a Marx y hay muchas cosas interesantes en lo que él dice". Aunque sea débil y más bien vago ¿cuáles son las razones de este renacimiento? ¿Es probable que su obra sea de interés solamente para los especialistas e intelectuales, para ser presentada en cursos universitarios como un gran clásico del pensamiento moderno que no debería ser olvidado? o ¿también podría venir una nueva "demanda de Marx" en el futuro desde el lado político?

Eric Hobsbawm. Hay un indudable renacimiento del interés público en Marx en el mundo capitalista, sin embargo, probablemente no todavía en los nuevos miembros de la Unión Europea de Europa del Este. Este renacimiento, fue probablemente acelerado por el hecho de que el 150 aniversario de la publicación del Manifiesto del Partido Comunista coincidió con una crisis económica internacional particularmente dramática en medio de un período de ultra-rápida globalización del libre mercado.

Marx predijo la naturaleza de la economía mundial en el comienzo del Siglo XXI, sobre la base de su análisis de la "sociedad burguesa", ciento cincuenta años antes. No es sorprendente que los capitalistas inteligentes, especialmente en el sector financiero globalizado, fueran impresionados por Marx, ya que ellos fueron necesariamente más concientes que otros de la naturaleza y las inestabilidades de la economía capitalista en la cual ellos operaban. La mayoría de la izquierda intelectual ya no supo que hacer con Marx. Fue desmoralizada por el colapso del proyecto social-demócrata en la mayoría de los Estados Atlánticos del Norte en los ochenta y la conversión masiva de los gobiernos nacionales a la ideología de libre mercado así como por el colapso de los sistemas políticos y económicos que afirmaban ser inspirados por Marx y Lenin. Los así llamados, "nuevos movimientos sociales" como el feminismo, tampoco tuvieron una conexión lógica con el anti-capitalismo (aunque como individuos sus miembros pudieran estar alineados con él) o cuestionaron la creencia en el progreso sin fin del control humano sobre la naturaleza que tanto el capitalismo como el socialismo tradicional habían compartido. Al mismo tiempo, "el proletariado", dividido y disminuido, dejó de ser creíble como el agente histórico de la transformación social de Marx. Es también el caso que desde 1968, los más prominentes movimientos radicales han preferido la acción directa no necesariamente basada sobre muchas lecturas y análisis teóricos. Claro, esto no significa que Marx dejara de ser considerado como un gran y clásico pensador, aunque por razones políticas, especialmente en países como Francia e Italia, que alguna vez tuvieron poderosos Partidos Comunistas, ha habido una ofensiva intelectual apasionada contra Marx y los análisis marxistas, que probablemente llegaron a su más alto nivel en los ochenta y noventa. Hay signos de que ahora el agua retomará su nivel.

2) M. M. A través de su vida, Marx fue un agudo e incansable investigador, quien percibió y analizó mejor que ninguno otro en su tiempo, el desarrollo del capitalismo a escala mundial. Él entendió que el nacimiento de una economía internacional globalizada era inherente al modo capitalista de producción y predijo que este proceso generaría no solamente el crecimiento y la prosperidad alardeados por políticos y teóricos liberales sino también violentos conflictos, crisis económicas e injusticia social generalizada. En la última década hemos visto la Crisis financiera del este asiático, que empezó en el verano de 1997; la crisis económica argentina de 1999-2002 y sobre todo, la crisis de los préstamos hipotecarios, que empezó en Estados Unidos en 2006 y ahora ha devenido la más grande crisis financiera de la post-guerra. ¿Es correcto decir entonces, que el regreso al interés en Marx está basado en la crisis de la sociedad capitalista y sobre su perdurable capacidad de explicar las profundas contradicciones del mundo actual?

E. H. Si la política de la izquierda en el futuro será inspirada una vez más en los análisis de Marx, como lo fueron los viejos movimientos socialistas y comunistas, dependerá de lo que pase en el mundo capitalista. Pero esto aplica no solamente a Marx sino a la izquierda como un proyecto y una ideología política coherente. Puesto que, como usted dice correctamente, la recuperación del interés en Marx está considerablemente –yo diría, principalmente- basado sobre la actual crisis de la sociedad capitalista, la perspectiva es más prometedora de lo que fue en los noventa. La presente crisis financiera mundial, que bien puede devenir en una mayor depresión económica en Estados Unidos, dramatiza el fracaso de la teología del libre mercado global incontrolado y obliga, inclusive del Gobierno norteamericano, a considerar optar por tomar acciones públicas olvidadas desde los treinta. Las presiones políticas están ya debilitando el compromiso de los gobiernos neoliberales en torno a una globalización incontrolada, ilimitada y desregulada. En algunos casos (China) las vastas desigualdades e injusticias causadas por una transición de modo general a una economía de libre mercado, plantea ya problemas importantes para la estabilidad social y dudas inclusive en altos niveles de gobierno.

Es claro que cualquier "retorno a Marx" será esencialmente un retorno al análisis de Marx del capitalismo y su lugar en la evolución histórica de la humanidad —incluyendo, sobre todo, sus análisis de la inestabilidad central del desarrollo capitalista que procede a través de crisis económicas auto-generadas con dimensiones políticas y sociales. Ningún marxista podría creer por un momento que, como argumentaron los ideólogos neoliberales en 1989, el capitalismo liberal se había establecido para siempre, que la historia tenía un fin o, en efecto, que cualquier sistema de relaciones humanas podría ser para siempre, final y definitivo.

3) M. M. No piensa usted que si las fuerzas políticas e intelectuales de la izquierda internacional, que se cuestionan a sí mismas con respecto al socialismo en el nuevo siglo, renunciaran a las ideas de Marx, ¿no perderían una guía fundamental para el examen y la transformación de la realidad actual?

E. H. Ningún socialista puede renunciar a las ideas de Marx, en tanto que su creencia de que el capitalismo debe ser sucedido por otra forma de sociedad está basada, no en la esperanza o la voluntad sino en un análisis serio del desarrollo histórico, particularmente de la era capitalista. Su predicción real de que el capitalismo sería re-emplazado por un sistema administrado o planeado socialmente todavía parece razonable, aunque él ciertamente subestimó los elementos de mercado que sobrevivirían en algún sistema(s) post-capitalista. Puesto que él deliberadamente se abstuvo de especular acerca del futuro, no puede ser hecho responsable por las formas específicas en que las economías "socialistas" fueron organizadas bajo el "socialismo realmente existente". En cuanto a los objetivos del socialismo, Marx no fue el único pensador que quería una sociedad sin explotación y alienación, en que los seres humanos pudieran realizar plenamente sus potencialidades, pero sí fue el que la expresó con mayor fuerza que nadie, y sus palabras mantienen el poder para inspirar.

Sin embargo, Marx no regresará como una inspiración política para la izquierda hasta que sea entendido que sus escritos no deben ser tratados como programas políticos, autoritariamente, o de otra manera, ni como descripciones de una situación real del mundo capitalista de hoy, sino más bien, como guías hacia su modo de entender la naturaleza del desarrollo capitalista. Ni tampoco podemos o debemos olvidar que él no logró una presentación bien planeada, coherente y completa de sus ideas, a pesar de los intentos de Engels y otros de construir de los manuscritos de Marx, un volumen II y III de El Capital. Como lo muestran los Grundrisse. Incluso, un Capital completo habría conformado solamente una parte del propio plan original de Marx, quizá excesivamente ambicioso.

Por otro lado, Marx no regresará a la izquierda hasta que la tendencia actual entre los activistas radicales de convertir el anticapitalismo en anti-globalismo sea abandonada. La globalización existe y, casi un colapso de la sociedad humana, es irreversible. En efecto, Marx lo reconoció como un hecho y. como un internacionalista, le dio la bienvenida, teóricamente. Lo que él criticó y lo que nosotros debemos criticar es el tipo de globalización producida por el capitalismo.

4) M. M. Uno de los escritos de Marx que suscitaron el mayor interés entre los nuevos lectores y comentadores son los Grundrisse. Escritos entre 1857 y 1858, los Grundrisse son el primer borrador de la crítica de la economía política de Marx y, por tanto, también el trabajo inicial preparatorio del Capital; contiene numerosas reflexiones sobre temas que Marx no desarrolló en ninguna otra parte de su creación inacabada. ¿Por qué, en su opinión, estos manuscritos de la obra de Marx, continúan provocando más debate que cualquiera otro, a pesar del hecho de que los escribió solamente para resumir los fundamentos de su crítica de la economía,política? ¿Cuál es la razón de su persistente interés?

E. H. Desde mi punto de vista, los Grundrisse han provocado un impacto internacional tan grande sobre la escena marxista intelectual por dos razones relacionadas. Permanecieron virtualmente no publicados antes de los cincuenta y, como usted dice, conteniendo una masa de reflexiones sobre asuntos que Marx no desarrolló en ninguna otra parte. No fueron parte del largamente dogmatizado corpus del marxismo ortodoxo en el mundo del socialismo soviético, de ahí que el socialismo soviético no pudiera simplemente desecharlos. Pudieron, por tanto, ser usados por marxistas que querían criticar ortodoxamente o ampliar el alcance del análisis marxista mediante una apelación a un texto que no podría ser acusado de ser herético o anti-marxista. Por tanto, las ediciones de los setenta y los ochenta antes de la caída del Muro de Berlín, continuaron provocando debate, fundamentalmente porque en estos manuscritos Marx plantea problemas importantes que no fueron considerados en el Capital, como por ejemplo, las cuestiones planteadas en mi prefacio al volumen de ensayos que usted recolectó (Karl Marx's Grundrisse. Foundations of the Critique of Political Economy 150 Years Later, editado por M. Musto, Londres-Nueva York, Routledge, 2008).

5) M. M. En el prefacio de este libro, escrito por varios expertos internacionales para conmemorar el 150 aniversario desde su composición, usted escribió: "Quizá este es el momento correcto para regresar al estudio de los Grundrisse menos constreñidos por las consideraciones temporales de las políticas de izquierda entre la denuncia de Nikita Khrushchev de Stalin y la caída de Mikhail Gorbachev". Además, para subrayar el enorme valor de este texto, usted establece que los Grundrisse "contienen análisis y la comprensión, por ejemplo, de la tecnología, que lleva al tratamiento de Marx del capitalismo mas allá del siglo XIX en la era de una sociedad donde la producción no requiere ya mano de obra masiva, de automatización, de potencial de tiempo libre y de las transformaciones de alienación en tales circunstancias. Este es el único texto que va, de alguna manera, más allá de los propios indicios de Marx del futuro comunista en la Ideología Alemana. En pocas palabras, ha sido correctamente descrito como el pensamiento de Marx en toda su riqueza. Por tanto ¿cuál podría ser el resultado de la re-lectura de los Grundrisse hoy?

E. H. No hay probablemente más que un puñado de editores y traductores que han tenido un pleno conocimiento de esta gran y notoriamente difícil masa de textos. Pero una re-re-lectura o más bien lectura de ellos hoy puede ayudarnos a repensar a Marx: a distinguir lo general en el análisis del capitalismo de Marx de lo que fue específico de la situación de la "sociedad burguesa" en la mitad del siglo XIX. No podemos predecir qué conclusiones de este análisis son posibles y probablemente solamente que ellos ciertamente no llevarán a acuerdos unánimes.

6) M. M. Para terminar una pregunta final ¿Por qué es importante leer hoy a Marx?

E. H. Para cualquier interesado en las ideas, sea un estudiante universitario o no, es patentemente claro que Marx es y permanecerá como una de las grandes mentes filosóficas y analistas económicas del siglo diecinueve y, en su máxima expresión, un maestro de una prosa apasionada. También es importante leer a Marx porque el mundo en el cual vivimos hoy, no puede entenderse sin la influencia que los escritos de este hombre tuvieron sobre el siglo XX. Y finalmente debería ser leído porque como él mismo escribió, el mundo no puede ser cambiado de manera efectiva a menos que sea entendido, y Marx permanece como una soberbia guía para la comprensión del mundo y los problemas a los que debemos hacer frente.

Eric Hobsbawm es el decano de la historiografía marxista británica. Uno de sus últimos libros es un volumen de memorias autobiográficas: Años interesantes, Barcelona, Critica, 2003.

Fracasos y reacomodos neoliberales.

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

Varios hechos caracterizan el escenario político nacional del Perú al iniciarse el tercer año del segundo gobierno presidido por Alan García Pérez. Los más significativos, a nuestro criterio, son los siguientes:

a) La continuidad del programa neoliberal como eje de todas las políticas del actual gobierno, reconocida hoy por los más diversos analistas políticos, continuidad que busca consolidar el rumbo neoliberal que dejó la administración fujimorista.

b) El crecimiento del Producto Bruto Interno basado, sobre todo, en la economía primaria de minerales metálicos e hidrocarburos, que influye en el incremento de los índices macroeconómicos de la Balanzas Comercial y de Pagos, así como de las Reservas Internacionales Netas (RIN), crecimiento que el gobierno pretende convertir en el escaparate de su “buena administración”.

c) Contradictoriamente con el crecimiento económico, el incremento de las desigualdades entre ricos y pobres, con la insatisfacción de las más elementales necesidades de supervivencia de la mayoría de la población peruana, el incremento de la delincuencia común, de la corrupción administrativa, del deterioro de los servicios públicos, etc.

d) El aumento de las ganancias de las empresas monopólicas y oligopólicas que se han apoderado de la producción y comercialización de bienes y servicios de consumo generalizado, como lo demuestra el economista y académico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima) Humberto Campodónico (en Aumentan los oligopolios en los mercados, La República, 23 / 08 / 2008, p. 13), a lo que se debe agregar las elevadas ganancias de las empresas mineras extranjeras y demás empresas monopólicas.

e) El manejo autoritario del Estado que impulsa el gobierno para imponer, vía decretos legislativos y de “urgencia”, las denominadas “reformas de segunda generación” al servicio del TLC firmado con los Estados Unidos, antesalas también para los TLC enmarcados en las normas de la OMC y en los intereses del capitalismo europeo (UE) y de las transnacionales que operan en la APEC, acompañados por reformas de las leyes penales que criminalizan la participación en las protestas sociales, existiendo hoy numerosos ciudadanos enjuiciados por su participación en las luchas populares y sindicales.

f) Como necesidad política para dar continuidad al programa neoliberal sin mayores tropiezos, la abierta y desvergonzada alianza del gobierno con el partido fujimorista, en momentos decisivos para el desenlace del juicio a Alberto Fujimori Fujimori, cuyo régimen carcelario ha sido sospechosamente suavizado por altos funcionarios del Estado.

g) La presencia de numerosos conflictos sociales de protesta contra la situación de pobreza, de recorte de derechos sociales a los trabajadores, atropellos de las transnacionales mineras contra las comunidades de Sierra y Selva, siendo los más significativos el Paro Nacional del 9 de julio y la lucha indígena amazónica iniciada el día 9 de agosto y que obligó al Congreso a derogar dos de los decretos legislativos (1015 y 1073) que facilitaban, con argumentos demagógicos, la venta de las tierras comunales a los grandes empresarios, sin tener en cuenta las normas constitucionales e internacionales que sobre los derechos indígenas y comunales ha firmado el Estado peruano.

h) Una oposición política sin identidad alternativa al neoliberalismo, apenas con ciertos planteamientos que no van más allá de los derechos reivindicativos de las masas en lucha y, en el mejor de los casos, de un tibio nacionalismo que trata de conciliar los intereses de las transnacionales con los del Estado.

i) Una oposición popular que actúa con cierto grado de beligerancia poniendo a la defensiva al sistema dominante, siendo la expresión más reciente y radical la lucha indígena amazónica, a lo que debemos agregar la presencia de algunos frentes de defensa o patrióticos que jugaron un papel decisivo en el Paro Nacional del 9 de julio.

EL FRACASO NEOLIBERAL

Desde que el neoliberalismo se instaló en el Perú, en los inicios de los 90s, sus objetivos de mediano y largo plazo fueron crear una economía de mercado con cierta estabilidad macroeconómica, resolver la crisis del capitalismo en el Perú y garantizar la paz social a través de su asistencialista programa social de “combate a la pobreza”, y la redistribución de la riqueza con la vulgar teoría del “chorreo”. Todas las políticas privatizadoras, tributarias, laborales y la inserción en la economía de globalización capitalista (apertura comercial, venta de activos, TLC) han sido los instrumentos fundamentales para que el programa del Banco Mundial y del FMI funcione sin mayores problemas para el gran capital.

Es cierto que los inversionistas, hasta hoy, han hecho grandes negocios y han amasado inmensas fortunas a costa de nuestros recursos naturales y de la sobreexplotación de la fuerza humana de trabajo. Con el gobierno de Toledo hubo una especie de compás de espera, pero con el actual gobierno aprista los neoliberales se han volcado con toda su fuerza a desarrollar las reformas que faltaban, incluyendo la formación del mercado de tierras, ya no solo en la Costa, sino en la Sierra y Selva.

¿Ha disminuido la pobreza en el Perú con la aplicación del programa neoliberal durante más de 20 años ya? ¿Han mejorado los servicios públicos de educación y salud, vivienda, vialidad, transportes, seguridad ciudadana, entre otros? ¿Se ha producido una recuperación de los ingresos salariales para la gran mayoría de los trabajadores públicos y privados? ¿Ha superado el Poder Judicial sus lacras de corrupción y de demora en la administración de justicia para la mayoría de los litigantes? ¿Ha superado el sistema político burgués sus problemas de corrupción, ineficacia y clientelismo? Las respuestas a las precedentes interrogantes no pueden ser más claras desde la propia realidad que vive el pueblo peruano y que le impulsa a luchar en las más variadas formas.

Si miramos a todos los países que han aplicado el programa neoliberal, las interrogantes y las respuestas son las mismas, incluyendo a Chile, que hoy se muestra como uno de los países más desiguales del mundo, incluyendo al Brasil. Quienes en el Perú trataron de fundamentar las bondades del neoliberalismo, desde la dictadura fujimontesinista, tomaron a Chile como el modelo de economía próspera sin considerar la existencia de millones de pobres, entre los cuales sobresale el casi millón de indígenas desarraigados de sus tierras por las transnacionales. Hoy la famosa Concertación del neoliberalismo con “rostro humano” empieza a ver negro el horizonte de su continuidad gubernamental, pues la aceptación del programa dejado por Pinochet no ha producido otra cosa que un mayor descontento de la población. ¿Qué decir de México y la misma potencia estadounidense donde la pobreza se ha extendido?

LA DERECHA PERUANA SE REACOMODA PARA LOS AÑOS 2010-2011

La asunción del programa neoliberal por el partido aprista y su segundo gobierno propició la unidad de la derecha peruana para dar continuidad al programa del Consenso de Washington. Consolidar este programa ha sido su objetivo fundamental. Debió de firmarse el TLC con Estados Unidos que el gobierno de Alejandro Toledo dejó expedito para garantizar la apertura comercial de bienes y servicios; patentes y propiedad intelectual; anulación de aranceles para las importaciones y para las ganancias financieras; perpetuación del sistema laboral sin estabilidad laboral, con servis y vacaciones de 15 días para los nuevos trabajadores contratados por el Estado, evaluaciones tramposas, etc.; modificaciones jurídicas para reprimir judicialmente a los dirigentes sindicales, políticos y populares que osen luchar contra el sistema imperante.

Pero la derecha neoliberal, ante la evidente imposibilidad de encontrar un candidato con las mismas o parecidas condiciones del musoliniano Alan García, empieza a buscar otra alternativa. La vuelta del fujimorismo es su ideal, con el mismo dictador o con la hija. Las votaciones en el Congreso sobre la derogatoria de los decretos 1015 y 1073 son formas de presión para conseguir cambiar el curso del juicio a Alberto Fujimori y buscar el eventual levantamiento de la interdicción política que pesa sobre él hasta el 2010 y la nueva condena que le priva de libertad y de derechos políticos. Conociendo la historia del partido aprista y del comportamiento de sus principales líderes, nada es imposible en materia política.

Todos los manejos políticos de la derecha neoliberal, que en realidad gobierna el Perú, están dirigidos a oponerse a cualquier cambio que ponga en peligro sus privilegios de clase. El PPC y su aliado Solidaridad Nacional del dictadorzuelo Castañeda Lossio, andan por el mismo camino.

Desde el lado de la oposición de masas, algunos dirigentes están planteando un proceso de revocatoria, propuesta aparentemente radical pero que llevaría a una lucha estrictamente legal frente a la tendencia de mayor radicalización de las luchas sociales. Ante la ausencia de una alternativa política que dé dirección a las masas, la revocatoria solo daría tiempo y espacio para el manejo de la crisis política por parte de la derecha neoliberal. Hay, en la propuesta de revocatoria, una premisa muy débil: la debilidad extrema del gobierno y de la unidad neoliberal como para que sean derrotados antes del 2011.

Lima, 26 de Agosto de 2008.

Decreto Ley 1066: La demagogia de las becas.

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en América, ex Secretario General del SUTEP

Entre la andanada de decretos leyes que ha promulgado el gobierno aprista se encuentra el que lleva el número 1066, en el cual se establece el otorgamiento de becas para los estudios superiores a los jóvenes de “escasos recursos económicos”, versión correspondiente al vocabulario neoliberal para encubrir las políticas económicas y sociales que, precisamente, conduce a marginar más a los millones de peruanos que no tienen otra cosa que ofrecer sino su fuerza de trabajo a precios de mercado, es decir como mercancía ridículamente remunerada en el sistema capitalista. Es así que los servicios del Estado deben “focalizarse” en los “más pobres”, igual que la gratuidad de la enseñanza superior solo debe ofrecerse a los hijos de los sectores “con escasos recursos”…

LAS CONDICIONES Y LOS RUBROS DE LA SUBVENCION.

Como una novedad, tanto el Ministro Chang Escobedo como su Viceministro Idel Vexler (La República, 08.07.2008, p. 20), informan de las condiciones, los rubros de la subvención y las supuestas bases de política educativa que sustentan la iniciativa gubernamental, como si fuera un acto de justicia.

Las becas son para la educación superior universitaria y los estudios en los institutos superiores tecnológicos del Estado. Los “beneficiados” serían los jóvenes no mayores de 29 años de edad y que estén comprendidos en el “tercio superior” del rendimiento académico.

En cuanto a los rubros de la subvención, comprenden los costos de inscripción, el costo de la matrícula, el pago de las pensiones de enseñanza y la obtención del grado académico o del título profesional.

Además de no plantear nada nuevo de lo que ya escuchamos y leímos en los 90, los reformadores neoliberales actuales nos consideran ignorantes y como para no entender la base real de esta propuesta y sus implicancias para los supuestos beneficiados. Primero, cuando se plantea una beca para los estudios superiores, se está partiendo de la falta de gratuidad de esos estudios, lo que casi ya se está perdiendo en el Perú, y que el Decreto Ley 1066 se proyecta extender más el costo de los estudios con el pago por pensión, lo que redondearía la pérdida total de la gratuidad de la educación pública superior, destruyendo su mismo carácter público. En este caso, no es que el régimen aprista se haya olvidado de que no hay pago de pensiones en las universidades e institutos superiores tecnológicos y pedagógicos, sino que para los gobernantes todavía no hay, pero debe haber, como lo está planteando la fujimorista Martha Hildebrandt. Segundo, plantear que los más pobres se sitúen en el “tercio superior” del rendimiento académico, es otorgar un derecho casi inalcanzable para los estudiantes, que por ser pobres, deben trabajar y estudiar, además de que su condición económica limita muchas de las posibilidades de estudio (vivienda adecuada, alimentación suficiente, acceso a materiales de estudio, etc.); pues no olvidemos que el mismo Chang Escobedo, teniendo todas las posibilidades para estudiar en la Universidad Católica, debió de ser retirado por su incapacidad para obtener calificativos de once o más. Tercero, encontrarse en el tercio superior significa superar todas las limitaciones que tienen “los más pobres”, es decir, desde su educación básica y los primeros ciclos de la educación superior para demostrar que merece la beca; encontrándonos con la realidad que solamente casos excepcionales podrían llegar a obtener calificativos sobresalientes; es decir, la beca sería sólo para una pequeña minoría, para las excepciones que también existen en el lado opuesto, donde se encontró Chang Escobedo: los que teniendo todas las condiciones económicas y sociales para ser excelentes estudiantes, no lo son.

LAS BASES DE POLITICA EDUCATIVA.

Para sustentar las becas que establece el decreto ley, el gobierno apela a dos argumentos. En primer lugar, al sexto objetivo estratégico del Proyecto Educativo Nacional que aprobó el anterior Consejo Educativo Nacional, que dice: fomentar en todo el país una sociedad dispuesta a afirmar ciudadanos comprometidos con el desarrollo de la comunidad, concordante con el compromiso del país por fortalecer el capital humano del Perú. Este argumento demuestra que el tan alabado PEN no sirve más que para sustentar el avance de la reforma educativa neoliberal que, en lugar de universalizar la gratuidad de la enseñanza, por tanto, la democratización de la educación peruana, se convierte en instrumento para seguir manteniendo un sistema educativo segmentado y excluyente para las mayorías nacionales. Quienes vienen apoyando el PEN y “exigiendo” su aplicación, deberían de reflexionar mejor. En segundo lugar, los propugnadores de esta política educativa consideran que con las becas se “premia el esfuerzo personal de los estudiantes”, como si la educación pública debe ser planteada en exclusivos términos de logros individuales y no dentro de una concepción de derecho humano, un bien colectivo, por tanto, una obligación del Estado. En la base de la “altruista” subvención se encuentra, pues, la concepción pragmatista de la educación que es la base filosófica de las reformas educativas neoliberales, como lo hemos venido afirmando desde la década de los 90.

EL CARÁCTER DEMAGOGICO Y PRIVATIZADOR DEL DL 1066.

Como es fácil de deducir, en el mejor de los casos las becas solo beneficiarían a contados estudiantes de educación superior. El gasto público, pues, seria insignificante, pero lo suficiente para que el gobierno siga encubriendo el proceso de privatización de la educación superior pública, cuyos recursos propios, en su mayor parte, provienen de los elevados costos de inscripción, matrícula, derechos para obtener el título o el grado académico, academias preuniversitarias, los gastos diarios en material de estudio porque las bibliotecas de las instituciones universitarias y afines carecen de suficiente y actualizado material bibliográfico. No se encuentra, pues, ningún contenido democrático, ni mucho menos de justicia, para los miles de estudiantes que carecen de recursos económicos para estudiar más allá de la educación básica. El mismo hecho de que primero debe el estudiante “más pobre” llegar al tercio superior, torna a la beca casi en una ridiculez.

En síntesis, el DL 1066 no cambia en nada la situación de crisis que vive la educación peruana, tampoco proyecta un trato diferente al sistema de educación superior en proceso acelerado de su privatización indirecta. Más bien recorta la posibilidad de elevar el presupuesto para la educación a efecto de establecer en el Perú una educación pública gratuita, democrática y al servicio de la mayoría de nuestra población.

Hoy existen mejores argumentos para levantar la lucha por una escuela pública gratuita y universal como base institucional de todo proyecto de nueva educación en el Perú. Pero esa nueva educación carecerá de posibilidad en los marcos del sistema capitalista que se ha apoderado de la economía y del Estado peruanos.

Iquitos, julio 8 del 2008

Filosofía de la Educación.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA AMAZONIA PERUANA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACION Y HUMANIDADES

DEPARTAMENTO ACADEMICO DE FILOSOFIA Y PSICOLOGIA

Tema: La filosofía de la educación y su papel en la pedagogía contemporánea

Lic. José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en América

Resumen:

Este trabajo pretende demostrar el carácter científico de la filosofía de la educación, su importancia y necesidad para la formación profesional de los maestros, tomando como base el conocimiento filosófico. Se reafirma la vigencia de la filosofía y su papel en la explicación de los problemas generados por el desarrollo social, científico y tecnológico. Se consideran las tareas fundamentales de la filosofía de la educación desde los puntos de vista ontológicos, gnoseológicos, epistemológicos, axiológicos y antropológicos y su aplicación a la formulación de las teorías pedagógicas en el mundo contemporáneo.

NECESIDAD Y SENTIDO DE LA FILOSOFIA.

No es solamente un asunto de interés didáctico abordar el tema de la relación entre la filosofía y la educación tomando como punto de partida la reflexión sobre la filosofía, su necesidad y su sentido en el mundo actual, tanto en el ámbito académico como en el vasto campo de los comportamientos y opiniones comunes. La filosofía como conocimiento general o especializado está viviendo una época difícil y no son pocos los que quieren convertirla en un cadáver cognoscitivo o, en el mejor de los casos, en una moribunda del saber, casi sin remedio.

Es tan difícil la situación de la filosofía que connotados profesores de filosofía y filósofos, stricto sensu, escriben sobre ella desde posiciones bastantes defensivas, tratando de refutar a los “enemigos” o buscando convencer a los demás sobre la necesidad del saber filosófico.

Preguntas como ¿existe aún la filosofía?, ¿tiene sentido todavía discurrir sobre un saber tan complejo y abstracto, acaso inútil para nuestro objetivo vital de “vivir mejor” en “este mundo competitivo”? Veamos cómo plantea el problema inicial de nuestras reflexiones un profesor español de Filosofía, Moisés González (GONZALEZ: 1996 ):

No se trata en estas reflexiones de hacer un elogio de la filosofía o una apología de la misma, pues ya se hizo una inigualable de la defensa que Sócrates hizo de sí mismo ante sus jueces. Sin embargo, el proceso a que está sometida actualmente, los ataques, las descalificaciones, el desprecio, o lo que es peor, el desinterés total por la misma, hacen que surja la pregunta de qué pasa con la filosofía, ¿es que ha dejado ya de tener sentido, si es que alguna vez la tuvo? (…) Hoy son muchos los que consideran que la filosofía ya no tiene sentido al cumplirse su función histórica de dejar paso a las ciencias y a la técnica; y no son menos los que creen que en nuestros días el pensamiento filosófico no pasa de ser una actividad vacía y estéril (p.17).

Ya que el autor menciona a Sócrates, debemos recordar que éste pionero de la didáctica filosófica fue suspendido en una nube porque todo lo que decía carecía de raíz terrena y cotidiana, castigo de su contemporáneo Aristófanes, quien, acaso sin saberlo, se permitía el trabajo de reflexionar sobre las ideas vertidas por el maestro de Platón para concluir que aquellas ideas carecían de sentido. ¿Y cómo era posible que el dramaturgo arribara a esa sospechosa conclusión sin utilizar argumentos sobre los argumentos de Sócrates? Creo que para suspender a Sócrates en las nubes, él también debió de haber ascendido hasta esas alturas.

Uno de los filósofos que más estoy leyendo en los últimos años, Mario Bunge, no deja de preocuparse por la situación y el porvenir de la filosofía. Uno de sus últimos libros, precisamente, lleva en su título esa preocupación (BUNGE: 2001), del cual citamos su comprensible reclamo y su contundente respuesta:

Parece haber consenso en que la filosofía está actualmente enferma. Incluso, hay quienes hablan de la muerte de la filosofía. Creo que esto último es absurdo, puesto que ninguna persona pensante puede evitar por completo la filosofía. Piénsese en los conceptos de realidad, verdad y valor, o en los principios de que el mundo exterior es real, que hay verdades accesibles, y que algunos valores son objetivos y transculturales. O en las negaciones de estos principios filosóficos.

Lo que sí es verdad es que la filosofía académica se ha tornado bastante caduca (p. 11)

En las siguientes páginas del libro citado (17-23) Bunge agrega que la palabra “crisis” está bien dicha para calificar la situación actual del conocimiento filosófico sistematizado; que también la filosofía ha atravesado grandes crisis en el pasado, como lo mencionado en el caso de la burla de Aristófanes o el uso tramposo de la filosofía por los sofistas griegos del siglo V a. de C.; por supuesto que hubo momentos de reconstrucción de la filosofía hasta alcanzar cimas de calidad reflexiva con un Descartes y todos los racionalistas de los siglos XVII y XVIII d. de C., llegando al marxismo como una de las creaciones más egregias del pensamiento dialéctico. Bunge considera que con la revolución informática se configura otra de las crisis de la filosofía, cuya solución no es arremeter contra la presente revolución científico-tecnológica en curso, sino comprenderla en su significado real y su papel de soporte técnico para las nuevas formulaciones teóricas.

Pero recojamos otras afirmaciones de Bunge, de su último libro publicado en el Perú (BUNGE: 2007) sobre el problema que venimos evaluando:

Se dice, con razón, que la filosofía está actualmente en crisis. No queda escuela filosófica en pie, escasean nuevas ideas filosóficas profundas y, aún más, sistemas de ideas filosóficas. Las filosofías que se enseñan en las universidades de todo el mundo están escolastizadas, y han dejado de inspirar a las ciencias; mientras tanto, las ciencias y las técnicas siguen avanzando vertiginosamente (p. 25)

Agrega Bunge, en la misma página y en la 26, que todo está cambiando, menos la filosofía; que los tomistas siguen comentando a Tomás de Aquino y Aristóteles; los marxistas continúan discutiendo los textos de sus clásicos; los positivistas lógicos no se encuentran ya sino en el recuerdo; mientras que los posmodernos enhebran palabras sin interesarles si significan algo ni, menos aún, si expresan verdades. De los analistas señala que han atomizado la filosofía y la han tornado superficial, incluso frívola, agregando que esta filosofía no ha hecho más que eludir los grandes problemas de la filosofía tradicional. De los antianalíticos se refiere en el sentido de que han hecho algo peor: han reemplazado la investigación filosófica por una retórica dogmática y tan opaca que es casi ilegible. En este caso, el autor cita como ejemplo a Martín Heidegger y su famosa definición del tiempo como maduración de la temporalidad, añadiendo, con indudable sarcasmo, que esos enunciados enigmáticos ni siquiera son falsos.

¿Ha sido necesario recurrir a dilucidar el problema de la actualidad, la utilidad, la necesidad y la crisis de la filosofía actual para hablar de la filosofía de la educación? Estoy convencido de que todos los que deben o quieren estudiar filosofía de la educación necesitan no solamente poseer conocimientos básicos de filosofía general, sino que tendrían que “convencerse” de la necesidad de comprender las diversas ideas sobre la realidad, el mundo y el hombre, las categorías conceptuales que utilizamos para designar las cosas, los fenómenos, sus contradicciones e interrelaciones.

Para quien no está convencido de la necesidad y la utilidad de la filosofía, la filosofía de la educación será una asignatura inútil, carente de algún papel en el proceso de la educación.

Sin embargo, no debe confundirse la filosofía como ciencia con aquellas ideas que lindan con la más absoluta superficialidad, provenientes de personas que, para designar ciertos objetivos prácticos que se trazan, suelen referirse a su “filosofía” para realizar sus actividades cotidianas y hasta su deporte o pasatiempo favoritos. La filosofía debe ser considerada como una ciencia que ayuda a comprender la realidad, explicar los hechos sistemáticamente para trazar el camino de la transformación de esa realidad y dar sentido a la función profesional y social que desempeñamos. Concepción del mundo y de la vida se denomina a la síntesis de nuestra comprensión de la compleja realidad que hay que captar sensorial y racionalmente, superando todas las tendencias que han negado la realidad objetiva y la posibilidad de su conocimiento, desde el escepticismo, el agnosticismo, el idealismo en sus variedades objetiva y solipsista, hasta las actuales tendencias relativistas y culturalistas.

Quiero resumir algunas ideas básicas sobre la actualidad, la necesidad y la utilidad del conocimiento filosófico:

La complejidad del mundo actual en sus esferas de lo natural, lo social y del pensamiento humano que incluye las creaciones científicas, tecnológicas y culturales, obliga a utilizar mejor la capacidad racional del hombre para su comprensión desde una perspectiva dialéctica, es decir, en sus contradicciones, interrelaciones, cambios permanentes, afinando cada vez más los recursos metodológicos y los artefactos para la investigación. Las ciencias especializadas proporcionan los conocimientos básicos que ofrecen a la filosofía los datos para organizar una visión totalizadora (Bunge la denomina sistémica, mientras que otros la llaman holística). Las distintas maneras de mirar el mundo hoy no son solamente un problema del conocimiento especializado de los investigadores en las distintas esferas de la ciencia, sino un imperativo de relacionar esos conocimientos para establecer una visión más aproximada de lo existente en permanente cambio. Las diferentes miradas que se dan no confirman la “verdad” de cada una de ellas, como quieren los relativistas, sino la aproximación diferenciada a la verdad objetiva en cada momento del desarrollo social y científico. Los relativistas han renunciado al acercamiento hacia la verdad y el conocimiento objetivo y universal. Esta perspectiva irracionalista encierra una petición de principio de que la filosofía es inútil.

2. Nada más actual que la necesidad del pensamiento filosófico para ordenar los conocimientos sobre el mundo. Hasta el hombre menos ilustrado trata de formarse una idea de las cosas, de su propia existencia. Si los presocráticos se referían a la curiosidad como motivación del filosofar, posteriormente el pensamiento filosófico se desarrolló impulsado por la investigación científica avanzada, como necesidad de ordenar los nuevos descubrimientos y situarlos en un conjunto comprensivo y explicativo que diera sentido a nuestra relación con el mundo.

3. El pensamiento filosófico es tan útil que a través de su desarrollo histórico ha permitido al hombre orientar su acción hacia fines racionalmente concebidos, produciendo cambios en las sociedades y ayudando a los hombres a distinguir lo principal de lo secundario, lo sustantivo de lo adjetivo, etc. La filosofía es, tal vez, el único conocimiento que impide la neutralidad frente a los grandes problemas sociales y humanos. ¿Qué más utilidad puede pedírsele a la filosofía? Sin el pensamiento filosófico moderno hubiera sido muy difícil vencer el dogmatismo teológico e irracional de la Edad Media Occidental; y sin la filosofía marxista la China no hubiese derrumbado la hegemonía del pensamiento fundamentalista que sobre bases feudales se desarrolló en ese país.

Con las armas del conocimiento filosófico es posible comprender la filosofía de la educación.

LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION.

El primer problema que se presenta para reflexionar sobre la filosofía de la educación no es la definición de ésta, que abunda en los textos de enseñanza y en los tratados correspondientes. No significa esta afirmación eximirme de plantear una definición que sea lo suficientemente clara y orientadora para comprender los elementos filosóficos de la educación y la pedagogía.

El primer problema que se presenta es el reflejo de la crisis de la filosofía, que resumidamente he comentado, en la filosofía de la educación. Se ha configurado en el ambiente académico y profesional el pensamiento de lo competitivo en su significado de ventaja para un “mundo productivo” y “globalizado”, orientado hacia la privatización de todas las relaciones económicas y sociales, llevando el significado de la competitividad hacia las propias ideas. En la formación docente universitaria, y mucho más en la no universitaria, se ha reducido la importancia de la filosofía, es decir, de la filosofía de la educación. Una tendencia pedagógica, el pedagogismo, se ha instalado en la estructura curricular de la formación profesional predominantemente tecnocrática: el didactismo puro de inspiración constructivista. Pero a su lado, ha puesto sus picas el marketing educativo para servir mejor a los objetivos de la privatización de la enseñanza. No se ha eliminado el curso de filosofía de la educación, pero su desarrollo se ha opacado por la presencia gravitante de ese clima espiritual “competitivo”.

Un segundo problema que se presenta es la distinción entre Pedagogía y filosofía de la educación, diferenciación que no significa falta de interrelación. Hay que concebir la educación como objeto de estudio de la Pedagogía, objeto de estudio como fenómeno social e ideológico al mismo tiempo, pero también como proceso que debe ser sistematizado a través de métodos de estudio y de la práctica educativa (proceso enseñanza-aprendizaje).

La Pedagogía concentra su atención en todos los elementos de la educación: los sistemas educativos, los factores que intervienen en la educación de los pueblos y de los individuos, las ideas orientadoras para plasmar la educación, los métodos de la enseñanza con sus procedimientos y formas, incluyendo el rol de las ideas en la evolución de la educación en el mundo y en cada país. Por este carácter altamente comprensivo de la Pedagogía se apela también a su designación como “Teoría de la Educación” o “Teoría Educativa”. Este mismo carácter abarcador convierte a la Pedagogía en una ciencia multidisciplinaria que en la actualidad se expresa mejor en el campo curricular con la inclusión de los “ejes transversales” que ayudan a interrelacionar los conocimientos y las prácticas provenientes de otras ramas especializadas del saber (el eje de los valores desde la filosofía axiológica, la educación ambiental desde la ecología, etc.)

El educador cubano Justo Chávez Rodríguez (CHAVEZ: S/A: 11), con una mirada analítica de los conocimientos sobre la educación, distingue tres regiones: a) la filosofía de la educación, como una especie de cima que orienta a la Pedagogía y la didáctica; b) la Pedagogía, como la hemos definido en el párrafo anterior; c) la didáctica, como materialización del acto educativo. Sostengo que no es justo separar la didáctica de la Pedagogía, pues no podría funcionar sin atenerse a los principios y leyes de ésta ciencia que, por abarcar todas las dimensiones de la educación, comprende a la didáctica. La didáctica, por el hecho de enriquecer el desarrollo de la Pedagogía, no puede ser considerada como una ciencia autónoma. Más aún, considero que la didáctica no es una ciencia propiamente dicha, sino una aplicación metodológica de la Pedagogía.

La Filosofía de la educación, ¿es parte de la filosofía o lo es de la Pedagogía o Teoría de la Educación? Pregunta muy importante y necesaria para entender su importancia. Para responder no hay nada mejor que hacer comparaciones con las demás ciencias que requieren del componente filosófico para comprender su papel en la comprensión de sus problemas y en la aplicación de sus resultados tecnológicos. Nos basta citar la ciencia del Derecho, que apela a la filosofía para dilucidar los problemas del sentido del acto jurídico y la deontología de la profesión de jurista o abogado, entre otros problemas, estructurando la ciencia de filosofía del derecho. Desde luego que no todas las ciencias están dotadas todavía de su filosofía correspondiente, quizás porque su ejercicio no roza directamente los problemas humanos, como es el caso de la medicina animal, para poner un ejemplo extremo; o porque los problemas epistemológicos de su estructura científica son absorbidos, desde un punto de vista general, por la epistemología de las ciencias naturales. Otro caso puede ser el de la arqueología, cuya epistemología está incluida en la de las ciencias sociales, en lo fundamental.

La tendencia dominante hoy es considerar a la filosofía de la educación como una rama de la filosofía que se aboca al estudio de los problemas que definen la esencia de la educación, es decir, las determinaciones de su significado para el hombre, la sociedad y las orientaciones que le dan sentido al acto de educar, tratando de resolver el tantas veces enunciado “problema fundamental de la educación”: ¿para qué educamos? La filosofía de la educación no se ha originado en la Pedagogía, sino en la filosofía. Es una visitante ilustre que trata de conducir la educación del hombre y de la sociedad en el sentido más favorable para que los procesos de la enseñanza-aprendizaje ayuden a formar el hombre nuevo, la sociedad nueva, los cambios necesarios en cada época histórica y en cada momento de la formación de los individuos y las colectividades.

Insistiendo en el carácter orientador que cumple la filosofía de la educación para la Pedagogía, el ya citado Justo Chávez señala que la filosofía de la educación es la estrella polar del acto educativo (CHAVEZ: 2003: 11); definición metafórica que equivale a considerar a la filosofía de la educación como la brújula orientadora que da rumbo y sentido al proceso de educar, guía teórica que teniendo su impulso inicial en la práctica educativa, se eleva para volver de nuevo, enriqueciéndose del quehacer pedagógico y enriqueciendo, a su vez, a éste.

¿Por qué una filosofía de la educación?, insistimos en la pregunta para fundamentar mejor su necesidad y utilidad. Otro profesor cubano, Antonio Blanco Pérez, nos proporciona importantes argumentos:

… la filosofía es un fundamento esencial de las concepciones educativas y pedagógicas. La solución que se asume del famoso “problema fundamental de la filosofía” es el punto de partida para las construcciones en el terreno de la teoría y la práctica educativas. Por ello la filosofía de la educación, como parte del sistema de ciencias de la educación, debe ser objeto de estudio de todos los maestros, metodólogos y asesores; ella es la única vía para comprender el origen de los modelos educativos, para interpretar adecuadamente las metas y fines de la educación en cada época y para expresar, de manera coherente, las necesidades y posibilidades educativas de la sociedad y del individuo (BLANCO: 2002: 18).

La cita nos releva de mayores consideraciones sobre la necesidad y la utilidad de la filosofía de la educación en términos generales, pero nos invita, al mismo tiempo, a explicitar mejor las grandes tareas de esta ciencia. Para ello recurriremos a la estructura más aceptada de los temas filosóficos: la ontología, la gnoseología, la epistemología, la axiología y la filosofía del hombre o antropología filosófica, excluyendo a la filosofía del arte o estética y a la filosofía moral o ética, que están incluidas en la axiología o filosofía de los valores.

. trata de resolver el problema del ser del hecho educativo sistemático, vale decir, del acto educativo como acto humano e histórico-social. La educación corresponde a la especie humana. Lo que podemos “enseñar” a los animales es adiestramiento en cuestiones muy específicas y no en lo general que involucra la unidad de lenguaje y pensamiento como productos superiores de la evolución del cerebro del hombre. El acto educativo como hecho histórico-social porque asimila el pasado y se desarrolla bajo condiciones determinadas por las estructuras sociales que, a su vez, están sometidas a los procesos de la evolución histórica. Antes que hecho de pensamiento, el acto educativo es historia y es hecho social. El dinamismo del acto educativo se refleja en el proceso enseñanza-aprendizaje que relaciona a los dos sujetos que intervienen convirtiendo a esa relación en el acto de educar. Es un proceso dialéctico en el cual el conductor, que es el maestro, enseña y aprende; pero el alumno, como centro del proceso, aprende y enseña. Descartamos, pues, la concepción del acto educativo como un “hacer”, definición unilateral del constructivismo que se nutre de la pedagogía pragmatista. La concepción del acto educativo como proceso refleja lo que realmente ocurre en él: la unidad de los sujetos que intervienen, la unidad del reflejo cognoscitivo con la realidad, la unidad de lo que ya se conoce con lo por conocer y una permanente interrelación entre la enseñanza como conducción del proceso y el aprendizaje como el centro del mismo. Se trata de una unidad dialéctica en todos los elementos del proceso. La comprensión de la educación como proceso nos conduce a entender mejor sus otros elementos, como el autoaprendizaje, la autoformación o autoeducación, lo autónomo y lo heterónomo en la formación de la personalidad.

La Gnoseología de la educación nos conduce a resolver problemas como la posibilidad de la educación, los límites de la educabilidad humana, el papel de lo espontáneo y el de lo intencional en el acto educativo, los factores internos y externos y, como elemento filosófico fundamental que viene de la teoría del conocimiento, cómo se produce el acto educativo en cuanto proceso cognoscitivo. La posibilidad de la educación ha sido un problema en el pasado, sobre todo cuando han predominado formas de dominación que menospreciaban a los grupos humanos considerados como “incivilizados” por las clases dominantes y sus imperios ultramarinos. Gran parte de la filosofía de la educación de la primera mitad del siglo XX se dedicó a tratar este problema y derivó a una conclusión correcta desde el punto de vista de la biología y psicología humanas: la educabilidad humana, la posibilidad infinita de seguir educándose mientras lo permitan las condiciones sociales y la estructura psico-biológica de los individuos. El optimismo pedagógico es una concepción no sólo realista y objetiva, sino un principio que guía o debe guiar todos los esfuerzos para superar las brechas educativas en un país. El pesimismo pedagógico ha sido ya superado y sería una discusión antifilosófica seguir tomándola en serio. Lo que sí es un serio problema es la contradicción entre lo espontáneo y lo intencional en el acto educativo. Su origen no está en la estructura de los individuos, sino en la estructura de las sociedades. En el mundo actual gran parte de la formación de los niños, de los adolescentes, de la juventud y de los adultos proviene de lo espontáneo, de lo que ellos, sin desearlo conciente e intencionalmente, asimilan y convierten en factores de su comportamiento, frente a la propuesta intencionalmente elaborada para la educación humana en las escuelas de todos los niveles o en programas desescolarizados. Tenemos también la dialéctica de lo interno y lo externo en el proceso educativo de las personas. Más allá de la disposición biológica del sujeto que se educa, está la estructura psicológica y su propia personalidad en desarrollo, sus tendencias positivas o negativas, sus motivaciones conductuales, sus estados anímicos, sus expectativas profesionales, su herencia cultural desde la familia y su entorno social: son elementos internos que pueden ser o no influidos positivamente por los elementos externos que brinda la sociedad, como la alimentación, la salud, el ambiente escolar y social de las ciudades y del campo, los servicios culturales, los medios de comunicación de masas, la informática del Internet y sus diversas variantes. Estamos en un proceso mundial y nacional de la ampliación de algunos de los factores externos que influyen, más que en el pasado, en el proceso de la educación. Para más de la mitad de la población mundial hay factores externos que inciden negativamente en el desarrollo de los factores internos, como la pobreza y sus efectos negativos para la educación. En este caso también ya no tiene la fuerza que tuvo la teoría de la educación natural que preconizó Juan Jacobo Rousseau, lo que no significa dejar de considerar la necesidad de preservar un medio ambiente sano y un entorno más ligado a la naturaleza, al paisaje, para desarrollar un proceso educativo más satisfactorio, especialmente para los niños y los adolescentes. La tesis de la “educación negativa” ya no tiene hoy mayor asidero.

La Epistemología de la educación es tan importante que constantemente nos preguntamos si la Pedagogía es una ciencia o una tecnología más. Mario Bunge, con una sutileza clasificadora que nos parece exagerada, coloca a la Pedagogía en el grupo de las ciencias sociales socio-técnicas o técnicas sociales, al lado del derecho, la administración, la macroeconomía normativa, el urbanismo, la epidemiología normativa, la asistencia social y las ingenierías. En otro grupo están las ciencias sociales biosociales (demografía, epidemiología, antropología, psicología social, geografía); mientras que en el grupo de las ciencias sociales “legítimas” están la sociología, la economía, la politología y la historia, a las cuales los tipifica como neutrales (BUNGE: 2007: 215-239). El afán clasificatorio de los conocimientos y, consiguientemente, de las ciencias, ha llevado a muchas contradicciones, generalmente arbitrarias, entre los filósofos, a tal punto que algunos de ellos, para salirse del paso, han declarado como inútil toda clasificación. Pues no es así. Si bien es cierto que el mundo es una unidad, pero encierra también diversidades cuya comprensión obliga al análisis diferenciado para poder entender el conjunto. Tratándose de la Pedagogía, no hay duda alguna que su objeto de estudio es la educación, una entidad o hecho diferente a los cardúmenes o a las estructuras geológicas de la tierra, o a los fenómenos mentales, etc. Los fenómenos educativos forman parte de los hechos sociales y hay que estudiarlos apelando a los métodos que utilizan estas ciencias, en lo fundamental, introduciendo metodologías de otras ciencias, pues la Pedagogía es, además, una ciencia multidisciplinaria, como ya quedó dicho. Ciencia social multidisciplinaria, eminentemente normativa, preceptiva y operativa, tal es la Pedagogía que se ocupa de un proceso que tiene en el hombre su centro principal. Un asunto poco abordado es el proceso de estructuración de la ciencia pedagógica. Pero la epistemología o ciencia de la ciencia nos da la pista para ensayar brevemente una estructura de los conocimientos pedagógicos. La base de la pirámide pedagógica está constituida por los procesos educativos, espontáneos y sistemáticos, escenario de los datos primarios de la práctica educativa. Más arriba están los registros y clasificaciones de los datos observados, escala del conocimiento que supera las percepciones sensoriales y convierte a éstas en percepciones racionales. Viene luego un escalón más superior consistente en la estructuración de posibles regularidades en el comportamiento de los fenómenos observados y clasificados, que se convierten en hipótesis sometidas a verificación, demostración o explicación mediante métodos empíricos o teoréticos. Un cuarto escalón está conformado por las leyes, productos de la comprobación de las hipótesis o de las conclusiones plausibles de los problemas estudiados. En la cúspide de la pirámide de la ciencia pedagógica está la teoría pedagógica con sus principios y su cuerpo de conocimientos, cuya relación con la base es la condición de su permanente desarrollo y enriquecimiento. Seguramente este esquema está muy simplificado. Pero es una aproximación a un tema que no siempre supone unanimidad de criterios entre los epistemólogos. Una aproximación a los principios científicos de la Pedagogía nos ofrece la profesora cubana Martha Martínez Chantada, quien propone los principios de la multifuncionalidad o multidisciplinaridad, el principio sistémico, la historicidad, el principio humanístico, y el principio totalizador (MARTINEZ: 2002: 1-14). Propongo incluir el principio valorativo de la ciencia pedagógica, así como el principio normativo.

La Axiología educativa, o la teoría de los valores aplicada a la educación, proporciona a la Pedagogía los conceptos cualitativos para orientar la formación de la personalidad en torno a los valores que una sociedad dada pretende convertir en los modelos de comportamiento. Aquí también no hay unanimidad de criterios y posiciones pedagógicas, aunque teóricamente son más las concordancias que las discrepancias. Pero como la educación es un fenómeno histórico-social, los valores que se inculcan o se pretenden inculcar a las nuevas generaciones dependen de las condiciones históricas, de las fuerzas que dominan las sociedades en un momento dado, de las ideas dominantes, en suma. Aquí juega un papel la ideología y el “aparato ideológico” del cual habló Luis Althusser. No es éste el lugar para exponer sendos ejemplos de la educación históricamente concebida; pero basta señalar que los valores individualistas en la educación se han desarrollado en concordancia con la evolución del sistema capitalista y, en su forma más exacerbada hoy, con la fuerza de la globalización neoliberal, penetrando hasta en la propia metodología pedagógica con la “enseñanza por competencias”. La axiología educativa conduce a la configuración de perfiles educativos que tienen que ver con los valores positivos para desarrollar aquéllos, tanto los perfiles del educador como del estudiante y, en proyección, de los profesionales que se forman. Como una visión valorativa de futuro, se conforman los ideales educativos hacia los cuales se dirige un sistema educativo dado. ¿No está claro que la educación de los Estados Unidos proyecta un ideal de “gran nación”, “modelo de democracia” y “país ideal para concretar el sueño de una vida próspera y feliz”. ¿Tenemos los peruanos un ideal educativo que nos unifique y unifique nuestro sistema educativo? Discutamos eso. Un problema importante de axiología educativa es la acentuación de los valores éticos en los sistemas educativos de América Latina, en desmedro de los otros tipos de valores. Casi todo se reduce a lo ético y muy poco a los valores científicos, sociales, estéticos. Estos últimos se han reducido al mero dominio de las matemáticas, al exitismo personal y la denominada “comunicación integral”.

Arribamos a la Antropología educativa o pedagógica, desde la antropología filosófica o filosofía del hombre, o filosofía humanista. La pregunta fundamental que atañe a esta parte de la filosofía de la educación es ¿para qué educamos? No hay una respuesta sencilla porque se puede caer en superficialidades, como decir que educamos para convertir a los niños en buenos, o para que respeten a sus padres, y otras proposiciones que más bien corresponden a la axiología de la educación referida a los valores éticos. Se olvida muchas veces que esa pregunta está fuertemente relacionada, asida es mejor, a las preguntas fundamentales de la antropología filosófica: ¿qué es el hombre?, ¿a qué tipo de humanidad aspiramos?, ¿en qué consiste la esencia humana? De las respuestas a estas preguntas depende la estructuración de los principios educativos, sobre la base de los cuales se establecen los fines, los objetivos y las políticas educativas. Esta relación entre las preguntas fundamentales sobre el hombre y la pregunta fundamental sobre el fin o los fines de la educación explica el hecho de que existan escuelas pedagógicas diversas, similares algunas, contradictorias otras, escuelas que dan origen a diversas corrientes pedagógicas así como a no pocas tendencias, fenómeno de frondosidad pedagógica propio del mundo moderno, explicable también por las diversas escuelas y corrientes ideológicas en pugna. La profesora Martínez Chantada, en un intento de síntesis, propone cinco fines educativos: desarrollo y autodesarrollo del hombre, humanización del hombre, formación de la personalidad integral, la socialización y la creación (MARTINEZ: 2002: 8-9) En realidad, algunos de estos fines no tocan problemas que involucran a sistemas educativos atrasados debido, indudablemente, al desarrollo de la educación cubana desde la cual la mencionada autora proyecta su mirada. Por nuestra parte, partiendo de la realidad peruana y latinoamericana, cuyos sistemas educativos mantienen un atraso considerable, hemos ensayado una estructura de principios cuya explicación alargaría demasiado el presente texto: el principio de justicia, el principio de transformación social, el principio de integralidad, el principio de unidad teórico-práctica, el principio de cientificidad, el principio de continuidad, el principio axiológico humanista.

FILOSOFIA DE LAS ESCUELAS PEDAGOGICAS.

Desde que se fundó la Pedagogía como ciencia, entre los siglos XVII y XVIII, se ha producido una exuberante sistematización de teorías educativas, tan diversas y entrecruzadas que no es fácil distinguir sus orientaciones fundamentales ni relacionar a unas con otras, de tal manera que muchas propuestas pedagógicas esconden su verdadero signo ideológico a través de denominaciones más o menos atractivas. Tal es, por ejemplo, en caso del constructivismo imperante en América Latina (excepto Cuba) y en España, cuyo “nuevo enfoque” mutila el contenido curricular. Historiadores y filósofos de la educación han realizado sendas clasificaciones para ordenar las ideas pedagógicas modernas. Todas esas clasificaciones han perdido cierta vigencia porque no abarcan los últimos 40 años de la pedagogía actual.

Hay que recalcar que las ideas pedagógicas, teniendo raíces diversas, sin embargo reflejan la concepción que se tiene sobre el hombre y sobre la realidad, por lo tanto se encuentra en ellas, bien bases idealistas, bien fundamentos materialistas.

El profesor Chávez, en su obra citada (CHAVEZ: 2003: 17-40), ensaya una clasificación basada en el criterio de la contradicción idealismo/materialismo. A las ideas pedagógicas las denomina “modelos” y señala que actualmente hay tres modelos de filosofía de la educación: teorías educativas de base filosófica idealista objetiva, teorías educativas de base filosófica idealista subjetiva y teoría educativa materialista-dialéctica.

Las primeras comprenden:

Las teorías trascendentes: neoescolástica y personalista;
Las teorías educativas antiautoritarias, autogestionarias y liberadoras.

Entre las segundas encontramos:

Las teorías educativas de la Escuela Nueva;
Las teorías educativas reproductoras tecnocráticas;
El neopositivismo;
Es estructuralismo;
El pragmatismo (pedagogía del interés);
El constructivismo.

En cuanto a la teoría educativa materialista-dialéctica, el autor la presenta como un “modelo” compacto, único, sin diferencias en su aplicación concreta, cuando la realidad demuestra que el desarrollo de la pedagogía marxista no ha sido igual ni tiene las mismas características en cada sistema pedagógico. Partiendo de un criterio ontológico y gnoseológico correcto, la clasificación no cubre todo el espectro de las ideas pedagógicas actuales.

Para concluir esta exposición ofrezco una clasificación con el título “Escuelas, corrientes y tendencias de la pedagogía contemporánea”, que he venido sistematizando y exponiendo en los últimos años, con el interés de ubicar a las ideas que orientan las reformas educativas neoliberales. No incluiré definiciones específicas, pues se trata de una enumeración que pretende dar una imagen aproximada del conjunto. Por ejemplo, “escuela pedagógica” es la teoría más general que abarca “corrientes pedagógicas” generadas a partir de cada escuela; y “tendencias pedagógicas” designa ideas de menor alcance y en desarrollo en cada etapa o momento. No hay corriente ni tendencia “suelta” ni al margen de alguna de las escuelas que vamos a indicar.

El criterio que adopto es, en realidad, similar al de Chávez, pero teniendo en cuenta más la relación de la filosofía con la Pedagogía y no solamente desde una visión puramente filosófica ontológica y gnoseológica. Otro criterio es el de la concepción sobre el hombre, es decir, del tipo de humanismo que inspira a cada escuela.

La escuela pedagógica humanista clásica. Es la pedagogía surgida en la Europa capitalista de los siglos XVII y XVIII, bajo la inspiración de la filosofía racionalista y su concepción del hombre como creador de ciencia y tecnología y dominador de la naturaleza, un ser secular capaz de desarrollar su ilimitada capacidad racional. Esta escuela se desarrolló durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX. Su presencia se nota todavía en el renacimiento de ciertas corrientes, aunque ha ingresado a una crisis que los posmodernistas pretenden convertirla en definitiva, lo que nos parece una pretensión inviable en la etapa actual, pues muchos postulados filosóficos relacionados con el racionalismo mantienen su capacidad de comprensión de la realidad y la vigencia de los ideales de justicia social, por ejemplo. Otro elemento ligado a la pedagogía racionalista es la concepción de la educación como derecho y la escuela pública única como su base institucional. Algunas corrientes pedagógicas desprendidas de la escuela humanista clásica son: la pedagogía naturalista, la culturalista, la enciclopedista, la pedagogía de los valores el cientificismo positivista; mientras que sus tendencias más visibles son la pedagogía intelectualista, la escuela del trabajo y la “escuela nueva” con sus variantes.

La escuela pedagógica humanista cristiana. Es una escuela basada en la concepción cristiana del hombre, cuyo modelo es Jesucristo y toda la formación del niño y de los hombres está orientada a modelar una personalidad sujeta a la autoridad divina, en el entendido de que los valores éticos solo pueden ser plasmados mediante una educación confesional desde la escuela. Esta pedagogía tiene una amplia vigencia en el mundo actual y especialmente en América Latina, España, incluso en países de educación no confesional, a través de la familia. En Estados Unidos y otros países está adoptando posturas fundamentalistas y de oposición al estudio científico de la historia y de las ciencias naturales, buscando eliminar del currículo la teoría evolucionista del hombre y de la naturaleza, para reemplazarla por el creacionismo bíblico. Las corrientes que le corresponden son el personalismo pedagógico, el neotomismo pedagógico, el existencialismo pedagógico y la pedagogía de la liberación, cuyo declive es evidente desde la década de los 80. Pero hay tendencias vigentes, como el fundamentalismo pedagógico que involucra a educadores cristianos de diversas iglesias, y la denominada educación popular de ideología cristiana.

La escuela pedagógica pragmatista antihumanista. Es la pedagogía inspirada en la filosofía pragmatista de raíz anglosajona, de fuerte raíz empirista y de marcado sello imperialista. Surgió como “pedagogía de la acción” con John Dewey e influyó grandemente en las tendencias de la escuela nueva del siglo XX. El carácter antihumanista que le asignamos tiene que ver con la visión que tiene hoy la ideología neoliberal sobre el valor del hombre en cuanto “recurso humano” para la economía del libre mercado. Para la pedagogía pragmatista actual que pone en juego el neoliberalismo, el hombre no es el centro de la acción pedagógica, como lo señala el humanismo clásico racionalista, o como, depositando en Dios el destino humano, lo considera el humanismo cristiano, sino su utilidad en el mundo del trabajo desregulado cuyo costo no perjudique a los inversionistas privados. Esta escuela pedagógica se ha venido imponiendo desde principios del siglo XX. Su aparición más relevante en América Latina se produjo a través de las reformas educativas desarrollistas de los 60-70 a través de la tecnología educativa sistémica y la psicología neoconductista. Hoy ha hegemonizado el discurso pedagógico y ha propuesto como ideal educativo formar los recursos humanos para el mercado libre, una educación para obtener resultados prácticos y de utilidad inmediata. La escuela pedagógica pragmatista alimenta ciertas corrientes pedagógicas, como el tecnocratismo pedagógico, el constructivismo, la alicaída tecnología educativa sistémica y también el neopositivismo pedagógico. Entre sus tendencias más visibles se encuentra el cognitivismo, el intelectualismo de las “inteligencias múltiples”, la rediviva corriente axiológica hoy convertida en “educación en valores”, desesperada tabla de salvación para una sociedad en descomposición moral y en decadencia generalizada.

La escuela pedagógica humanista marxista, simplemente pedagogía marxista o socialista. Esta escuela es la que menos se ha difundido como aplicación concreta de sus postulados. Pero contiene una sistemática visión de la educación del futuro. Su punto de partida es, como se sabe, la concepción del hombre como ser de origen natural y que tiene su esencia en el trabajo y la libertad. Con una larga evolución que le ha situado en lo más avanzado de ese proceso de hominización, su ser le pertenece porque es capaz de autodesarrollarse merced al trabajo, una potencialidad que la sociedad de clases ha enajenado en lo material y espiritual. La educación no puede concebirse al margen de la unidad de la escuela con el trabajo, educación ligada a la actividad práctica del hombre y a la conquista de su libertad, es decir, de su humanidad enajenada. La conquista de la esencia humana, como actividad humana práctica, es decir, revolucionaria, define al humanismo marxista, pues la “raíz del hombre es el hombre mismo” (Marx). La plasmación de una educación nueva para la formación de un hombre nuevo está ligada a la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista y la creación de un nuevo orden social, el socialismo y el comunismo. La educación es parte de la superestructura ideológica de la sociedad y la pedagogía dominante es la pedagogía de la clase dominante. La lucha de los sectores explotados por su liberación material tiene en la educación un instrumento de lucha ideológica importante que permite formar en la conciencia de los oprimidos el compromiso con la actividad transformadora. No es, pues, la educación, un elemento pasivo frente a las condiciones impuestas por la estructura económica y social dominante. La pedagogía marxista empezó a desarrollarse en el terreno de la práctica y en el campo de la teoría desde su aplicación en la ex Unión Soviética creada por la Revolución Socialista de 1917. Esta corriente, la pedagogía soviética, es la primera que demostró grandes logros en el desarrollo de la escuela pública gratuita, universal y ligada al desarrollo del país. Sus aportes teóricos para la educación técnica y el proceso enseñanza-aprendizaje, su orientación humanista, siguen vigentes. Tenemos la corriente de la pedagogía socialista cubana, de grandes logros prácticos y aportes teóricos en medio de condiciones difíciles para la defensa del Estado socialista cubano. Su teoría de la pedagogía y la didáctica desarrolladoras han ganado la tribuna de la pedagogía contemporánea. Hay, por otro lado, algunas tendencias ligadas a la pedagogía socialista, como la “pedagogía crítica” desprendida de la escuela filosófica de Frankfurt (“teoría crítica de la sociedad” de Habermas, Benjamín, Marcuse, Horkheimer Adorno), que promueve una permanente crítica a la teoría pedagógica marxista para renovar sus conceptos sin perder su contenido revolucionario y transformador, según los autores mencionados. Hay tendencias de educación popular liberadora desde posiciones socialistas que revaloran la cultura del pueblo oprimido y desarrollan procesos educativos desescolarizados para la formación de liderazgos sociales en la perspectiva de la transformación social.

Una última acotación es conveniente. Me refiero a la relación existente entre las distintas escuelas, corrientes y tendencias en las tres primeras. Muy pocas entre ellas y la escuela pedagógica marxista. Una relación importante entre la pedagogía marxista con algunos postulados de la pedagogía racionalista más progresistas. El contenido curricular y ciertas metodologías son, en gran parte, comunes, en razón de que los conocimientos científicos son universales. Pero la orientación, los fines y los principios pedagógicos son divergentes entre las tres escuelas burguesas y la escuela marxista.

CONCLUSIONES INCONCLUSAS.

1º) No hay pedagogía neutra, ni en la teoría ni en la práctica. El maestro no puede ser un burócrata amaestrado.

2º) Hay que reestructurar la formación de los futuros docentes, pero no con las reglas del pragmatismo y del neoliberalismo.

3º) Se necesita ahondar el estudio de la filosofía de la educación. Hay que rescatar a la Pedagogía de la chatura pedagogista-didactista a la que le están conduciendo los reformadores neoliberales.

4º) Concordamos con Mario Bunge:

Si pretendemos que todos se beneficien con el conocimiento, debemos pretender a que todos tengan la oportunidad económica y política de acceder a la cultura. En otras palabras, tenemos que ayudar a que el desarrollo, o progreso, sea integral, no parcial.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BLANCO PEREZ, Antonio. 2002. Fundamentos filosóficos de la educación. En:
Filosofía de la educación. Selección de lecturas. Editorial Pueblo y Educación. La Habana – Cuba.

BUNGE, Mario. 2001. Crisis y reconstrucción de la filosofía. GEDISSA Editorial.
Barcelona. (Traducción del inglés por Rafael González del solar).

2007. Una filosofía realista ara el nuevo milenio. Fondo Editorial
Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Lima. 1ª. edición.

CHAVEZ RODRIGUEZ, Justo. s. a. Filosofía de la educación. Superación para el
Docente. Instituto Central de Ciencias Pedagógicas. Reino Unido.

GONZALEZ, Moisés. 1996. Introducción al pensamiento filosófico. Filosofía y
modernidad. Tecnos. Madrid. Cuarta edición.

MARTINEZ CHANTADA, Martha. 2002. Naturaleza y principios de la filosofía de la
Educación. En: Filosofía de la educación. Selección de lecturas. Editorial
Pueblo y Educación. La Habana – Cuba.


Iquitos, mayo del 2008
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