(A propósito del “bajo nivel” del aprendizaje en
Loreto).
José Ramos Bosmediano,
educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red
SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú).
Desde fines de los años 90 la UNESCO, luego la OCDE con las pruebas PISA
para medir el rendimiento escolar en matemáticas, lenguaje y ciencias, se ha
venido “descubriendo” que en la mayoría de los países latinoamericanos y
caribeños el rendimiento escolar en tales áreas del conocimiento es más que deficiente. Pero también se “descubrió” que en un país
tan bloqueado por el capitalismo imperial de Estados Unidos, Cuba, esas mismas
pruebas eran respondidas con gran solvencia cognoscitiva por los estudiantes cubanos,
sobrepasando a los propios estudiantes
chilenos, cuyo sistema educativo es considerado (todavía) como el modelo
a seguir, según los reformadores neoliberales del Perú y de otros países,
opinión (eso es, opinión, no doxao
verdadero conocimiento) que hoy estalla frente a la experiencia de los propios
estudiantes y padres de familia de Chile, cuya lucha tiene como objetivo, nada
más ni nada menos, de cambiar el sistema educativo de su país.
Frente al nuevo “descubrimiento” del menor nivel de rendimiento escolar en
Loreto comparado al de otras regiones del Perú, no ha faltado un ciudadano que,
repitiendo las absurdas afirmaciones sobre la responsabilidad del sindicato de
maestros en los bajos resultados del rendimiento escolar en el Perú, enfila su
“crítica” al SUTE Loreto y, desde luego, a los maestros loretanos como
causantes de la crisis de nuestra educación.
Sus opiniones, vertidas en un diario de Iquitos (La Región, 29/10/2011, p. 12) en la forma de Entrevista, no son
sino la copia fiel de las interesadas e ignorantes opiniones de los
reformadores neoliberales que desde el gobierno de Fujimori han venido difundiendo para justificar las
políticas de privatización y municipalización de la educación, la desregulación
laboral y el congelamiento de los salarios docentes, la reducción del
presupuesto en educación y la imposición de la pedagogía constructivista.
El ciudadano opinante, muy suelto de huesos y de olvido, recomienda una
serie de medidas administrativas que él y su grupo político (UNIPOL), precisamente,
no aplicó cuando gobernaron la Región Loreto y cuando él fungía de Consejero
Regional.
Quienes seguimos de cerca los acontecimientos en el Perú, hemos observado
que en el período 1998 – 2002 en que gobernó el mencionado grupo político, la
Región Loreto no experimentó ningún avance en términos de desarrollo regional y
bienestar para el pueblo. La pobreza
aumentó, los servicios públicos se deterioraron más y, en el colmo de la
huachafería y la politiquería criolla, ese gobierno regional convirtió a
la remodelación del Estadio de la ciudad
de Iquitos, con dinero de la FIFA con motivo de un campeonato mundial de futbol
juvenil, en el más importante galardón.
No se diga que en aquel período la administración regional de la
educación estuvo plagada de incapacidad y corrupción. Esa situación continúa en Loreto con las
mismas características aunque con otro grupo en el gobierno regional.
Estudiar el contexto para poder opinar
Lo que dice el ciudadano Minguillo
Chanamé no tiene más importancia que el de servir de motivación para escribir
estas líneas sobre los factores que determinan, por un lado, e influyen, por otro, en el aprendizaje escolar en cada
país, región o sector poblacional. También
las áreas del currículo que se pretende medir para tener una percepción más
objetiva de la situación del aprendizaje escolar.
Está en circulación uno de los trabajos más importantes sobre esta materia,
que deberían estudiar quienes pretenden opinar sobre los resultados del
aprendizaje escolar en Latinoamérica y el Mundo, sobre todo en nuestro
continente. Válido también para nuestras
regiones y los sectores urbanos y rurales. Se trata del libro “Las ventajas académicas de la educación
cubana”, del investigador y profesor universitarioMartin Carney (Fondo de Cultura Económica, primera edición en
español, México D.F., 2010, 273 pp.), de las universidades de Chicago, y
Stanford y del Instituto Tecnológico de California (Estados Unidos), un
producto de seria investigación no solo estadística, sino también de campo,
visitas de los países, entrevistas con maestros y directores de escuelas,
observación y filmación de clases en cada uno de los países, concentrando su atención especial en tres países: Chile,
Brasil y Cuba. Chile, por haber sido
considerado el modelo de reforma educativa a partir de la dictadura militar de
Pinochet (1973 – 1990); Brasil, por ser un país de importante desarrollo
industrial y también donde las políticas neoliberales, a partir de 1988, se
implantaron en todos los aspectos, especialmente en la educación con la
municipalización y las autonomías de los Estados; y Cuba, porque desde antes de
las mediciones se observaba ya el enorme avance de su sistema educativo que las
mediciones de UNESCO y OCDE no hicieron más que corroborar con una considerable
ventaja frente, incluso, al “ejemplo” chileno.
El autor y sus colaboradores (no son de izquierda, sino liberales) manejan
una serie de variables para responder a la pregunta fundamental sobre la
superioridad del sistema educativo cubano y, concretamente, del aprendizaje de los estudiantes de la patria
de Martí: ¿qué es lo hace la superioridad del sistema educativo cubano frente a
países supuestamente libres y en despegue económico? En un espacio tan corto no
se puede considerar todas las conclusiones del libro, pero sí algunos hechos
importantes que “marcan la diferencia”:
1.
Para
los gobernantes cubanos, a partir de su victoria en 1959, el objetivo más
importante de su revolución fue, y sigue siendo, dotar a su población,
especialmente a la niñez y juventud, de una educación integral en igualdad de
condiciones y facilidades: alimentación,
vivienda, salud, transporte y ocupación para sus padres, bajo la conducción y
responsabilidad del Estado; mientras que en Brasil y Chile esas condiciones se
caracterizan por acrecentar las diferencias de clase, de medio urbano y rural,
etc., reproduciendo las desigualdades en el plano y de la cultura y la
educación.
2.
Si
bien es cierto que en Brasil y Chile hay mayores opciones para que los padres
de familia escojan la escuela que consideran más conveniente para sus hijos, su
elección deriva en cambios permanentes frente a las ofertas en un sistema de
libre mercado, produciendo inestabilidad emocional en los estudiantes al
cambiar constantemente de escuela; situación que en Cuba, al no ser la
educación un problema de oferta y demanda, por tanto, de lucro para los
administradores de las escuelas subsidiadas (municipales y privadas), hay una
evidente concentración de los
estudiantes en el estudio; la “libertad de
enseñanza” en Brasil y Chile solo conduce a acrecentar las
desigualdades;
3.
En
Chile y Brasil los estudiantes están influidos por un contexto social de
pobreza para la mayoría de su población, cuyas expresiones de hambre,
inestabilidad familiar, violencia delincuencial, pandillaje y drogadicción son
evidentes; mientras que en Cuba, la
“pobreza” no es falta de salud, de vivienda, de materiales de estudio, de
escuelas bien dotadas, de alimentación, ni mucho menos el entorno familiar y
social se caracteriza por la violencia.
4.
En
Chile y en Brasil la situación de los maestros, independientemente de su
preparación profesional, es muy diferenciada según las escuelas (privadas o
públicas subvencionadas), generando en los maestros rendimientos heterogéneos;
mientras en Cuba, que además de haberse preocupado por preparar adecuadamente a
sus maestros, estos no están en situación de inferioridad frente a los demás
profesionales y tienen abiertas las posibilidades de seguir estudiando bajo el
apoyo del Estado, por tanto, no están sometidos a un sistema de competencia
individual para elevar sus remuneraciones que, en términos monetarios, son
bajos, pero con una enorme compensación en servicios de salud y educación para ellos y
sus hijos, entre otros beneficios sociales y profesionales.
5.
En
Brasil y Chile la evaluación de los maestros se ha convertido en un sistema de
presión permanente con métodos estandarizados y supuestamente meritocráticos;
en Cuba hay un sistema de supervisión y evaluación permanente y en las
escuelas, no para presionar a los profesores ni hacer públicas sus
deficiencias, sino para que el Ministerio de Educación tome las medidas para
introducir reformas o apoyar a los maestros con ciertas deficiencias.
6.
En
Brasil y Chile el sistema educativo genera más fragmentación social entre los
estudiantes; en Cuba hay cohesión en torno a objetivos colectivos, generando en
la conciencia de los niños el interés por el estudio y la formación profesional
para servir a su país.
7.
La
formación de los niños cubanos es integral y no solamente concentrada en las
matemáticas, el lenguaje y las ciencias, lo que no impide que en estas materias
tengan la suficiente preparación que, como las mismas evaluaciones han
demostrado, es superior a la de Brasil, Chile y demás países de Latinoamérica y
El Caribe.
El papel del profesorado y de la escuela es
importante pero no suficiente.
Considerar que los culpables del
bajo rendimiento escolar son los profesores de Brasil o de Chile, en
comparación con los maestros cubanos, no
es una conclusión pedagógicamente adecuada.
El trabajo de la escuela y de los propios maestros está condicionado por
lo que el autor del libro, y otros
autores denominan capital social
y capital cultural, es decir, las condiciones concretas en que el niño
vive, el seno familiar (conflictivo o no conflictivo, disfuncional o
cohesionado), sus condiciones de supervivencia, la clase social (pobre o
pudiente), el medio donde habita (rural,
urbano, “residencial” con todos los
servicios, barrial y deprimente, etc.).
Lo que viene ocurriendo es que los neoliberales y sus seguidores, legos en
pedagogía, han elaborado un discurso de fuga hacia los maestros. Incapaces de crear mejores condiciones para
la educación de los niños y jóvenes, tratan de desconocer la importancia del
trabajo escolar bajo ciertas condiciones.
El maestro ideal en las condiciones de una región como Loreto y del Perú en
su conjunto es el que desarrolla su trabajo bajo las condiciones de pobreza
desplegando un mayor esfuerzo, pero sin dejar de luchar por transformar esas
condiciones.
Loreto, Octubre de 2011.
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