miércoles, 3 de agosto de 2011

Entre la convicción y el oportunismo.


Profesor Luis Miguel Espino Delgado. Secretario General del SUTE BASE "Santa Teresita" - Cajamarca. Ex Secretario General del SUTEC. Cajamarca.
I Puesto Nacional en el Concurso de EDUCARED Perú - 2009.
 
En momentos pre-electorales y electorales políticos o sindicales surge la necesidad de hacer algunas precisiones sobre la conducta de algunos dirigentes y aspirantes a ser dirigentes, me refiero a la convicción política y el oportunismo político como cualidades o signos que tipifican a la persona, una en forma positiva y la otra en forma negativa.

 La convicción es la seguridad que tiene una persona de la verdad o certeza, de lo que piensa o siente. Es la capacidad para convencer a los demás. Es la idea ética, política y sindical a la que uno está fuertemente adherido; por lo tanto cualidad  que debemos desarrollarla y ponerlo al servicio de una organización sindical, mientras que por el otro lado, debemos combatir con mucha firmeza el oportunismo. En el plano sindical, la convicción está estrechamente ligada y sirve de sustento a la prédica y práctica de los principios del sindicalismo clasista.

El oportunismo es la  habilidad para aprovechar cualquier oportunidad anteponiendo el beneficio personal a cualquier otro principio o actitud: oportunismo político. Oportunista se le denomina a la  persona que se acomoda a las circunstancias en beneficio propio, incluso en contra de sus valores. Actitud que aprovecha las circunstancias momentáneas para el propio interés. Ejemplo ha llegado a ocupar un cargo, ese puesto lo logro por oportunismo. El oportunista es toda persona voluble, cambiante en cuanto a criterio y posiciones políticas. Hay dos factores que inciden en la metamorfosis del oportunista; primero las circunstancias adversas, luego están de por medio los intereses personales. Algunos oportunistas de la política han querido confundir y mezclar el oportunismo con el pragmatismo. Ambas concepciones son completamente opuestas. El pragmático flexibiliza su posición para no perder la batalla o la guerra, no renuncia a sus valores, por el contrario, los mantiene y los defiende, mientras que el oportunista por unas cuantas lentejas se vende y se pasa al bando contrario. El oportunismo está ligado con las desviaciones del sindicalismo.

Se puede afirmar que en el plano sindical hay “dirigentes”, personas de carácter y de naturaleza oportunistas, personajes que un día se identifican con el color rojo  y otro día se les ve blandeando la bandera verde y blanca; dichas personas abandonan posiciones, principios, actitudes, valores, concepciones políticas e ideológicas. En verdad hay que reconocer que si existen personas que tienen una sólida consistencia política-ideológica, firme e invariable, que en el transcurso de la vida, aún en situaciones sumamente  difíciles, muestran una actitud inclaudicable, incluso, en momentos en que su vida está en serio riesgo por causa y defensa de sus ideas. Por lo general, el poder no marea a los hombres y mujeres consecuentes con sus concepciones filosóficas, políticas o sindicales.


El oportunista es un traidor y mercenario político, busca protagonismo en circunstancias en las que su partido o movimiento político ostenta el poder, situación que lo beneficia, tiene un cargo público importante en el Estado, la región o en los organismos descentralizados del sector educación, llámese DRE o UGEL, goza de buen salario, tiene una buena posición social, vehículo, combustible, por ende, tiene una cuota de poder, lo cual sin dudas se lo debe al partido o movimiento político al que pertenece.


Sin embargo, este oportunista de la noche a la mañana sufre un desdoblamiento, acontece que el partido político en el cual milita es desalojado del poder, en esas circunstancias, revisa y sopesa sus intereses personales, empieza a coquetear con el partido que salió victorioso, agrupación que en el pasado era su oponente y adversario, de manera que las barreras y las razones políticas-ideológicas que antes lo enfrentaban, las hace a un lado, pues ahora lo que cabe es mantener el status quo, del cual ha venido gozando plenamente.

Pero el oportunismo político no sólo afecta a las organizaciones políticas y sindicales, sino también abarca a individualidades, que en un momento de su vida, asumieron las ideas revolucionarias, proclamaron concepciones de clase a favor del proletariado, los campesinos, los pobres del campo y la ciudad. Muchos de estos luchadores sociales, antes de llegar al poder, eran personas insignificantes,  criticaban y condenaban el modo y estilo de vida burgués capitalista, más una vez que alcanzaron el poder, sufrieron un cambio total, tanto en su modo de pensar como en su forma de vida, empezaron a saborear los beneficios que goza una minoría capitalista, les gustaron las lujosas mansiones, el dinero recibido de los puestos de confianza, los vehículos de lujo, se convirtieron en burgueses capitalistas disfrazados de socialistas o comunistas.

 El oportunismo político y sindical, conlleva a mantener un sindicato propatronal, sobón, conciliador que se calla o soslaya la lucha en defensa de los trabajadores, convive con la patronal, participa en las comisiones de transferencia  e inventa la frase ahora estamos en nuevos tiempos, ya no somos oposición ahora somos coincidencia y diálogo, es decir pierde su rol opositor, fiscalizador  frente a la patronal. Que los dirigentes sean  dialogantes y propositivos en sus acciones de cara a las bases eso es bueno, loable; pero que los dirigentes  y aspirantes a ser dirigentes sean oportunistas y propatronales, es detestable y censurable. Estas actitudes lindan con el sindicalismo amarillo o propatronal.
Reafirmando nuestra convicción política, y en el sindicalismo clasista hay que trabajar por la unidad como una acción  específica, concreta , de cara a las bases y con las bases, para movilizar a la clase obrera para defender sus conquistas, es decir en la  defensa de sus  derechos, por su puesto deslindando con el sindicalismo amarillo y propatronal. Para los marxistas la lucha de clases sigue vigente, sabemos diferenciar quién o quiénes defienden al patrón y quién o quiénes defienden a los obreros, a los maestros; partimos de la realidad concreta y actuamos en ella para transformarla y aplicar el método de la crítica y la autocrítica en nuestras acciones y los procesos inherentes. Aquí está la importante diferencia entre lo que Lenin llamaba “golpear juntos, marchar separados”,  es decir desarrollar una actitud y convicción política diferente y contrapuesta a una política oportunista y conciliadora tanto en el terreno político como en el terreno sindical.

               ¡Viva la convicción política principista!                ¡Abajo el oportunismo político!

                       ¡Viva el sindicalismo clasista!                     ¡Abajo el sindicalismo amarillo!


Cajamarca, 27 de Julio 2011.

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