viernes, 5 de junio de 2009

Fracaso de la Pedagogía Neoliberal.

José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP.

Un mínimo porcentaje de maestros se ha inscrito para ser evaluado por orden del gobierno para ingresar a la seudo carrera pública magisterial que establece la Ley 29062. Los 11 222 maestros que se han dejado embaucar por los cantos de sirena y la campaña, más que millonaria, con sus ofrecimientos de salarios “fabulosos” , amén de presiones de ciertos directores y funcionarios de direcciones regionales y de UGEL, no corresponden ni al 4% del universo convocado para el concurso. En actitud ridícula, faltando poco para el cierre del plazo de inscripción, el empresario y Ministro de Educación José Antonio Chang Escobedo, descubierto en estos días como posible comprador del Panamericana TV, salió desesperado a convocar a los docentes que trabajan en las escuelas privadas, olvidando, o ignorando, que gran parte de esos maestros trabajan, en otro horario, en la misma escuela pública, tan denigrada en tiempos de neoliberalismo y privatización de la enseñanza. Sin duda alguna, el SUTEP, con todas las vacilaciones de las cuatro últimas dirigencias nacionales, ha vuelto, en los últimos dos meses, a enfrentar con aceptable altura a la política antimagisterial que el gobierno aprista viene aplicando, esclareciendo el contenido de la evaluación y los propósitos de desregulación laboral de la llamada Ley de Carrera Pública Magisterial.

La situación que hoy enfrentan los maestros peruanos ante a las pruebas estandarizadas es similar a la de los maestros canadienses, estadounidenses, ecuatorianos y mexicanos. En el pasado, ya lo sufrieron los maestros chilenos a partir de Pinochet, los profesores argentinos con el neoliberal Saúl Menem, los nicaragüenses con la ex Presidenta Chamorro y sus sucesores neoliberales, los brasileños con Collor de Mello y Henrique Cardozo, sin haber sido eliminado del todo con la actual administración del PT con Lula Da Silva. ¿Ha mejorado la educación pública con la aplicación de las pruebas estandarizadas y con toda la pedagogía de la reforma educativa neoliberal que aplicaron bajo el auspicio y la orientación del Banco Mundial? . Mediciones tras mediciones de la “calidad” dicen todo lo contrario. Sin embargo, en el Perú, “expertos” y periodistas neófitos en pedagogía han venido ponderando las políticas educativas neoliberales; incluso se sumaron a los insultos que el Presidente Alan García profiriera contra los maestros peruanos, como lo viene haciendo hoy el “progresista” Presidente ecuatoriano Rafael Correa.

El “maestro” Jaime Cisneros y la Carrera Magisterial.

Don Luis Jaime Cisneros, lingüista y autor de importantes libros sobre su especialidad, ha devenido, en los últimos años, en articulista sobre temas de educación, cuyos textos de los últimos años han sido publicados en un libro. Sus artículos dominicales en La República de Lima se han venido convirtiendo, cada vez más, en alabanzas a las políticas educativas del gobierno aprista y, especialmente, a la tesis pedagogista según la cual, toda calidad educativa se explica simplemente por el desempeño docente, sin tener en cuenta las condiciones que determinan ese desempeño. Ergo, la educación peruana está mal porque los maestros son pésimos. Por supuesto que don Jaime pondera el valor de comprender a los estudiantes, guiarlos adecuadamente en el proceso enseñanza-aprendizaje, y sobre otros tópicos que todo maestro conoce pero que es difícil llevar a la práctica con estudiantes que no desayunan, que carecen de un ambiente social propicio, etc.; pero también con las limitaciones económicas y sociales por las que atraviezan los maestros peruanos, obligados a trabajar en doble turno y hasta en otras actividades para sobrevivir. La ubicación de clase del lingüista Cisneros, su posición económica y social privilegiada a lo largo de su vida, le hace olvidar que la pedagogía no está en el aire. Acaso, con la erudición que tiene, podría haberse olvidado de las enseñanzas, teóricas y prácticas, de Paulo Freire y su intento de cambiar la realidad, y sabiendo que Freire no fue un marxista ni mucho menos: fue, qué duda cabe, un hombre inteligente y sensible a los problemas de su tiempo, sobre todo frente al subdesarrollo de las sociedades latinoamericanas.

Pero en su artículo Educación y calidad en el Perú (La República, 31 / 05 / 2009, p. 21), don Jaime Cisneros, como quien no mira lo que viene ocurriendo, empieza su texto diciendo que Los diarios informan sobre convocatorias para quienes desean inscribirse e integrarse en las nuevas estructuras de la carrera magisterial, agregando en seguida: Y también, para no perder la costumbre, hay acusaciones y protestas. Después de esta magistral evasión de la realidad, expresada con la displicencia de quien huye de lo “feo” que es la lucha de los trabajadores, a la que califica de mera “costumbre”, toma el famoso Proyecto Educativo Nacional que tiene real autoría en Foro Educativo y que el Consejo Nacional de Educación no hizo más que darle una adecuación para situar sus utópicos resultados en el año 2021. Después de glosar los seis objetivos del PEN y ponderar sus supuestos y futuros logros, vuelve a la carrera pública magisterial de contenido neoliberal para pontificar sobre la calidad docente: Esa calidad de formación docente la garantiza ahora la nueva carrera pública magisterial. Difícil de creer que un profesor de largo desempeño, que ha experimentado reformas educativas por lo menos de los años 50, pueda creer en utopías, y hacer creer a quienes, seguramente por ingenuidad, han decidido sumarse a la ola neoliberal, como aquellos maestros de los 70 que creyeron a fe ciega, en la tecnología educativa sistémica y sus objetivos instruccionales.

El “meritocrático” Nicolás Linch y su fracasado ministerio.

Por su parte, el ex Ministro de Educación del gobierno neoliberal de don Alejando Toledo (2001 – 2006), Nicolás Linch, en su articulo Carrera magisterial: fracaso político (La República, /04 / 06 / 2009, p. 18), tratando de tergiversar los hechos para llevar el agua a su molino de enfrentamiento político con Patria Roja, se atreve a decir que el fracaso de la evaluación estandarizada en esta oportunidad se debe:
a) La falta de una política articulada para la educación.
b) La no aplicación del PEN.
c) El coqueteo con Patria Roja, que le lleva a golpear a todos los maestros.
d) Los vacíos de la Ley de Carrera Pública Magisterial. ¿Qué plantea como alternativa el “izquierdista” Nicolás Linch?: nada menos que una carrera magisterial por méritos en los marcos del PEN, es decir, igual, individualismo y competencia entre maestros.

Primero, ¿es verdad que el gobierno aprista carece de una política articulada para la educación del Perú? Afirmar esto es ignorar o querer ocultar la continuidad de la reforma educativa neoliberal que desarrolla el gobierno aprista y que también desarrolló el gobierno de Perú Posible, uno de cuyos aspectos es, precisamente, la evaluación punitiva mediante pruebas estandarizadas, a las que también apeló Linch cuando fue Ministro de Educación. ¿Acaso este tipo de evaluaciones no fue implantado por el fujimorismo desde febrero de 1995? La reforma educativa neoliberal articula la privatización con la desregulación laboral, la tesis de la responsabilidad absoluta de los maestros en el proceso de la crisis de la educación con la política de cercenamiento de los derechos laborales y profesionales, la municipalización de la educación con su privatización, la concepción mercantilista de la educación con la enseñanza “por competencias” a través del constructivismo, etc.
Segundo, la aplicación del PEN carece de relevancia frente a un proyecto educativo que le sobrepasa y al que sirve como mampara, proyecto neoliberal diseñado en la Ley 28044 o Ley General de Educación promulgada, ¡oh coincidencia!, por el gobierno al cual Linch sirvió como Ministro. ¿Acaso el PEN contradice en algo al neoliberalismo? Al contrario: no establece ninguna contradicción con la privatización de la educación y se zambulle en las aguas turbias de las “buenas intenciones”.
Tercero, desde que Linch abjuró de su marxismo-leninismo, hace ya muchos años, exacerbó su confrontación con los comunistas, particularmente con los de Patria Roja, a quienes denomina “arcaicos” porque mantienen su posición marxista-leninista y, como tales, mantiene su dirección sobre el SUTEP, lo que lleva a Linch a afirmar, como casi todos los más recalcitrantes defensores del neoconservadurismo neoliberal, que el SUTEP y Patria Roja son los culpables de la crisis de la educación, al lado de los maestros. El sociólogo Linch, que se opuso, con toda razón, a la evaluación estandarizada para los maestros universitarios, procedió a aplicarla cuando fue Ministro y hoy quiere ignorar el papel del SUTEP en la defensa de los maestros, de todos y no solamente de unos cuantos. El fujimorismo pretendió aislar a la dirigencia de las masas magisteriales y negó el diálogo a partir del golpe de Estado de abril de 1992. Apelar al coqueteo, aun cuando pudiera existir, es una simple falacia para explicar la política punitiva contra los maestros. Esta política, incluso con cualquier otra dirección sindical, tenía que darse porque no hay otra manera de imponer la susodicha carrera pública magisterial: es política enfilada a todos los maestros, por más que Patria Roja no estuviera dirigiendo el gremio. Linch, en lugar de enfrentarse al neoliberalismo cuando fue Ministro del gobierno de Toledo, se enfrentó al SUTEP. Su carrera política se alimenta de ese enfrentamiento.
Cuarto, ¿hay vacíos en la nueva Ley de Carrera Pública Magisterial? Si los hay, perjudican al gobierno, mas no a los maestros. Contra los maestros todo está completo: desregulación laboral, niveles IV y V inalcanzables para la gran mayoría de docenes, evaluación estandarizada, concepción individualista de la profesión docente, etc. Cuando hay vacío en una Ley, lo apropiado es pedir su modificación, lo que Linch no plantea, quedándose con su inútil PEN y su “meritocracia” de liberal social-demócrata que la Tercera Vía y su fracaso convirtieron en artefacto para el Carbono 14.

Hasta de razonamiento lógico suficiente carece Linch cuando afirma que los maestros están asustados. A lo mejor algunos de los que se han inscrito lo hicieron por el miedo de ser castigados, pero la gran mayoría ha rechazado con dignidad la bravata y la campaña del gobierno y toda su prensa limeña. El objetivo del gobierno fue crear miedo, pero no logró. También jugó con el falso ofrecimiento del “paraíso salarial”, y tampoco le dio resultado.

La lucha del magisterio peruano, lo reiteramos, es la lucha de los maestros latinoamericanos enfrentándose al proyecto neoliberal que, cual fiera herida, pretende levantarse para no ahogarse en la charca de sus atrocidades. Será, por lo que se ve, una lucha larga todavía.

Iquitos, mayo 5 del 2009.

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