José Ramos Bosmediano.
Profesor de Filosofía y Ciencias
Sociales, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red
SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú).
Con mi saludo y agradecimiento
infinito a todos los que se han solidarizado y siguen haciéndolo para recuperar
mi salud, vuelvo a la escritura sobre los inmensos problemas de nuestro país y,
por qué no, del mundo. Con la enfermedad no aplacada, no es posible aislarse de
nuestros amigos y compañeros de lucha. A los maestros del SUTEP por su
inquebrantable defensa de la escuela pública y sus derechos, en la huelga del 5
de setiembre al 5 de octubre.
Seguramente en estos días el
Presidente Ollanta Humala Tasso promulgará la nueva ley magisterial aprobada en
la madrugada del viernes 23 del mes en curso, con el nombre de “Ley de Reforma
Magisterial”. Como ha sido siempre la costumbre de los gobernantes de los
últimos 50 años, los actuales, con sus parlamentarios y su prensa (voces y ecos
de la derecha neoliberal que gobierna el Perú) han salido “con la pata en alto”
para ponderar los “beneficios” de ese esperpento de ley magisterial, tanto para
los maestros como para los estudiantes de la escuela pública, garantizando a
estos últimos una supuesta elevación de su nivel de aprendizaje y, a los
maestros, el ingreso a la “meritocracia” para su buen desempeño y sus mejores
beneficios remunerativos y su ascenso en la carrera docente. No se requiere
escuchar ni leer toda la prensa de la derecha, pues el diario “La República” de
Lima, que dice ser diferente a aquella, nos informa mejor sobre la posición que
toda la derecha peruana tiene sobre nuestros problemas económicos, sociales,
políticos y culturales. Las ediciones del sábado 24 y del día de hoy (domingo
25), en sus páginas 12 y 6, respectivamente, son más que suficientes para
calibrar sus juicios y sus ilusas esperanzas, también su desprecio a las
opiniones de los maestros organizados en el SUTEP, cuya huelga fue decisiva
para introducir ciertos elementos positivos en el proyecto del Ejecutivo, pero
soslayando los fundamentales derechos de los maestros peruanos, conculcados
desde marzo de 1992 por la mafiosa dictadura fujimontesinista.
Los elementos principales de la
nueva ley magisterial.
El marco teórico y político de la
ley aprobada no es otro que la reforma educativa neoliberal impuesta en el
decenio de 1990-2000, y continuada por los gobiernos del primer decenio de este
siglo XXI, con un contenido curricular que viene de 1995, replicado en el 2001,
el 2005 y el 2009, que reagrupa en áreas curriculares un contenido
eminentemente instrumental por tecnocrático; y la Ley Orgánica de Educación
promulgada en el 2003, cuyo contenido privatizador es innegable. Ni los
problemas a los que ha llegado el sistema educativo chileno, el primero que en
América Latina introdujo, desde 1983, la reforma educativa sometida a los
parámetros de la economía de libre mercado y su reflejo abrupto en la
privatización de la educación, municipalización educativa incluida, han tenido
en cuenta los reformadores peruanos desde el poder del Estado. Es bueno
recordar que la reforma educativa neoliberal comprende: reducción del
presupuesto de la educación, privatización educativa, desregulación de del
trabajo docente, currículo tecnocrático desde un enfoque pragmatista,
evaluación estandarizada desde una visión productivista de la educación,
tercerización de las funciones del Ministerio de Educación, municipalización
como descentralización privatizadora de la educación, segmentación del sistema
educativo con programas específicos (Plan Huascarán, Beca 18, PELA, por
ejemplo).
Adecuado al marco neoliberal, la
nueva ley legaliza la extinción de los derechos laborales y profesionales de
los maestros peruanos, sustentándose en el sistema meritocrático que el
pinochetismo, el menemismo y otros regímenes latinoamericanos impusieron
supuestamente para elevar la calidad educativa. El instrumento que se ha venido
aplicando para ese ilusorio objetivo no es otro que la evaluación estandarizada
y ampulosa de los docentes, de tal manera que estos trabajadores no tendrán
otro interés que prepararse, casi todos los días, para ser evaluados y no
perder su trabajo, ascender en una escala de 8 niveles y “mejorar” su mísera
remuneración, con vacantes establecidas para cada nivel de acuerdo con el
permiso del Ministerio de Economía y Finanzas, cerrando la posibilidad de
ascenso a los niveles VII y VIII para no menos del 80 % de los maestros, en un
tiempo próximo a la jubilación. No hay duda que es un sistema de ahorro fiscal
seguro que exigen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Para el
gobierno y sus legisladores la escuela pública y sus maestros no merecen otro
trato que el de instrumentos para generar Caja Fiscal, lo que se refleja en los
800 millones de soles que, como un “gran éxito”, aprobó el Ministro de Economía
y Finanzas Luis Castilla, intermediario del Banco Mundial y del FMI en el manejo
de los gastos del Estado neoliberal que nos domina.
Se pretende hacer creer que la
nueva ley supera al anterior mamarracho del gobierno aprista (Ley de Carrera
Pública Magisterial), siendo que la actual Comisión de Educación no ha hecho
más que reacomodar los elementos de aquella y aumentar los niveles para
justificar la rebaja de los que actualmente tienen los maestros, y justificar
también la eliminación de la Ley del Profesorado conquistada por el SUTEP en
1984 (gran huelga de hambre de diciembre) y enriquecida con la lucha de 1979
(huelga de hambre) y 1990 (huelga indefinida).
El comunicado del SUTEP publicado
en “La República” de hoy 25 de octubre (p. 32) resume adecuadamente los
derechos magisteriales vulnerados por el gobierno actual.
Entre la ignorancia y la
ideología neoliberal.
El dogmatismo neoliberal, como
todo dogmatismo, cierra la conciencia al conocimiento y la búsqueda de la
verdad objetiva, por más ilustrados que puedan ser quienes lo practican. Los
dogmáticos esconden la realidad, soslayan los aspectos contradictorios y
multifacéticos de los hechos y las ideas. Niegan las experiencias pasadas en
aras de su presente para mantener el sistema intacto. Confunden la modernidad
con el empirismo presentista. El resultado es siempre una percepción
tergiversada de los hechos y la adecuación a las fuerzas irracionales, en el
caso que estamos tratando, a las leyes del libre mercado, a la libre
competencia llevada al campo de la cultura, ergo, de la educación: ignorancia e
imposición.
En el caso que nos ocupa, quienes
están decidiendo el futuro de la escuela pública y de los maestros de esta son
los que no necesitan de ella, pues ni sus hijos ni sus nietos estudian en ella.
Su ideología es de connotación privatista, aun cuando algunos de ellos hayan
pasado por las aulas de la educación estatal. En el fondo, su objetivo de
seguir reduciendo el ámbito de la educación pública y ensanchar el de la
privada, como ocurre en nuestro país desde los años del fujimontesinistas. De
ahí su concepción de desprecio a los maestros, a quienes los consideran
“comechados”, “burros”, “incompetentes”. Así justifican los miserables
salarios.
Tanto la Ministra de Educación
como sus viceministros provienen de una ONG (Foro Educativo) que tiene en sus
manos el Consejo Nacional de Educación. Cuando trabajamos coordinadamente con
Foro Educativo bajo la presidencia del Padre Ricardo Morales, se percibía, en
aquellos años de los 90 del siglo XX, un cierto interés por la escuela pública.
Ese atisbo de interés por esta se ha ido perdiendo y hoy tenemos a sus
integrantes en el Ministerio de Educación identificados plenamente por la
reforma neoliberal, como también ocurrió con los anteriores funcionarios del
MINEDU durante los gobiernos de AlejandroToledo y García Pérez.
Como ha señalado Juan Carlos
Tedesco, la reforma educativa neoliberal es una reforma presupuestal, vale
decir, supeditada a los objetivos privatizadores del neoliberalismo, lo que
explica que quien decide lo que debe hacerse es el Ministro de Economía y
Finanzas, lo que llevó a la Vice Presidenta de la República Marisol Espinoza
señalar que hay un alto funcionario que decide por todos, sin consultar a
nadie.
Es signo de ignorancia en materia
educativa lo que revela la repetición de esa generalidad, según la cual “lo
perfecto es enemigo de lo bueno”, por el Presidente del Congreso, el abogado
Víctor Isla, incapaz de argumentar las “bondades” de la ley aprobada, tratando
de opacar las críticas del SUTEP; escondiéndose en generalidades y tautologías
que no explican nada.
Un ex Ministro de Educación y ex
Rector de una universidad pública, emite un velado insulto al derecho de huelga
que tienen los maestros peruanos, en lugar de hacerse una autocrítica por su
adecuación a la reforma neoliberal y su incapacidad para proponer una reforma
plausible para nuestra realidad cultural y educativa, incapacidad que le lleva
a calificar de “inmoral” las medidas de lucha que los maestros seguirán
desarrollando en los próximos días, meses y años. Es sintomático que este
personaje se calle frente a los procesos de corrupción que se trata de encubrir
en el Perú. Una huelga puede ser incorrecta, inoportuna, menos inmoral, salvo
que pretenda lograr beneficios estrictamente personales desligados de la
necesidad de dignificar a los trabajadores, en este caso, a los maestros.
Uno de los funcionarios de los
últimos dos gobiernos en el Ministerio de Educación, Idel Vexler, que viene
también de la educación privada pese a sus estudios profesionales en La
Cantuta, señala su disconformidad con la nueva ley docente porque, según él,
deroga la ley aprista que tanto ensalzó cuando fue Vice Ministro de Educación
al lado de José Antonio Chang. En lugar de pronunciarse sobre las
investigaciones por las sospechosas construcciones de los denominados “colegios
emblemáticos”, se empecina en defender su ley, sin darse cuenta que la nueva
ley es una simple clonación de aquella.
Otro defensor de la nueva ley es
un ex dirigente del SUTE VIII Sector (Lima) en la década de los 90, el profesor
José Antonio Caro Meléndez, Asesor de la Ministra Patricia Salas, quien,
durante la última huelga del SUTEP recorrió algunas ciudades del país para
pretender “convencer” a los maestros sobre la bondades del Proyecto de Ley de
su gobierno, abominando de lo que ayer defendía frente al gobierno de Fujimori.
Todo eso es hoy, tal vez, un mero recuerdo de quien se ha convertido en
burócrata bien pagado, olvidándose de sus años de maestro cuyo sueldo no
llegaba ni a los 15 días del mes.
En la misma página opina el Vice
Ministro Fernando Bolaños repitiendo el sofisma que para defender los derechos
laborales magisteriales no hay que perjudicar a los niños con las
paralizaciones, cuando quienes maltratan a los niños son los gobernantes que
dejan fuera de la escuela, por pobreza y reducción presupuestal, a cientos de
miles de la población en edad escolar, y que los maestros peruanos trabajan en
condiciones adversas en escuelas mal dotadas, con niños desnutridos, etc. Es el
mismo sofisma que suele aplicarse a los médicos cuando realizan su huelga
“perjudicando” a los pacientes. Con este razonamiento el derecho de huelga se
torna imposible de ser ejercido.
Y el Presidente de la Comisión de
Educación, el General (r) Daniel Mora se contenta con los “avances” logrados,
ocultando que la esencia de la ley es antimagisterial, por tanto, nada adecuada
para un desempeño docente en condiciones adecuadas.
Las ilusiones neoliberales y el
papel de los maestros.
Desde el fujimontesinismo todos
los gobiernos y sus funcionarios han considerado, en cada momento, que sus
leyes y reformas garantizaban el mejoramiento de la educación; mientras que los
maestros del SUTEP señalábamos sus limitaciones e incongruencias, su carácter
neoliberal. Hoy sabemos que 20 años de reformas no han producido sino más
crisis educativa.
El presidente Ollanta Humala
Tasso y sus funcionarios, más ciertos defensores oficiosos, como Sota Nadal, repiten
hoy la misma ilusión neoliberal, pero sin dejar de culpar a los maestros como
los responsables de futuros fracasos.
Olvidan que el fracaso del
neoliberalismo para resolver los grandes problemas del país es consustancial a
la esencia injusta del sistema económico que está haciendo tambalear a las
economías de los países más desarrollados, desde donde nos enviaron,
precisamente, el capitalismo salvaje que tanto indignó a Juan Pablo II, que es
objeto de rechazo por el Reverendo Frey Beto (Brasil) y por otros sacerdotes
católicos que luchan con su feligresía para buscar nuevas alternativas frente a
las profundas desigualdades entre oprimidos y opresores.
Los maestros canadienses, los de
Estados Unidos, los griegos y españoles, los maestros mexicanos y chilenos y
los de otros países donde el sistema neoliberal sigue vigente, vienen
enfrentado los mismos problemas a los que se enfrentan los maestros peruanos de
todos los niveles de la escuela pública, abrumados por los mismos contenidos
legales que en el Perú se llama hoy Ley de Reforma Magisterial. ¿Conocen esta
realidad mundial nuestros legisladores, doña Nadine Heredia y su esposo
Presidente Ollanta Humala? Habría que perdonarle al General Daniel Mora, pues
su profesión no se acerca ni a los rudimentos de la pedagogía.
¡La lucha continúa, queridos
maestros peruanos!
Lima, octubre 25 del 2012
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