sábado, 25 de agosto de 2012
sábado, 11 de agosto de 2012
Nueva ley del profesorado: Cuestiones previas.
José Ramos Bosmediano, ex Secretario General del SUTEP (Perú)
Un nueva Ley para los profesores del Perú se empieza a
discutir a propuesta del gobierno del Presidente Ollanta Humala con la
denominación Ley de Desarrollo Docente (LDD), que debe ser aprobado por el
Parlamento para su promulgación, reglamentación y ejecución. La nueva norma reemplazaría a la denominada
Ley del Profesorado (LP, 24029) de 1984, modificada por la Ley 25212 en 1990;
también sustituiría a la Ley de Carrera Pública Magisterial (LCPM, 29062) promulgada por el segundo gobierno aprista el 2007.
La Ley de 1984 y su modificación
de 1990 fue, sobre todo, el fruto de una larga lucha del magisterio organizado
en su sindicato, el SUTEP, increíblemente con la oposición de los senderistas
que ahora dicen luchar para defenderla (hay que reiterar su eslogan de aquellos
años: “la ley no se come”). Igual ocurre con los apristas, quienes consideraban
que la LP les pertenecía, pero hoy la consideran indefendible, comprometidos,
como están, con el programa neoliberal de su nuevo socio político, el
fujimorismo con su impronta corrupta y
todo.
La Ley 29062, en cambio, fue promulgada al
margen de las opiniones del magisterio y su sindicato, producto de un largo
proceso de imposición de la reforma educativa neoliberal, privatizadora de la educación y con una política de desregulación
del trabajo docente para, en el mediano plazo, desligar las relaciones
laborales de los maestros con el gobierno central. No es casual que los 55 mil docentes
incorporados a la LCPM empiezan de cero, hablando de su tiempo de servicios,
sin los derechos establecidos en la LP, sometidos a evaluaciones estandarizadas
con nulo valor pedagógico.
jueves, 9 de agosto de 2012
viernes, 3 de agosto de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
Elementos bàsicos de la polìtica actual.
José Ramos Bosmediano
Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales,
miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA,
Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú)
A un año de gobierno del Presidente
Ollanta Humala Tasso ya tenemos configurados los elementos básicos de la
política nacional del período 2011-2016. Todas las esperanzas de las masas
populares y de los sectores progresistas que apoyaron fervientemente la
propuesta de “La Gran Transformación” han sido defraudadas por el régimen
instalado el 28 de julio del 2011. Hoy se puede decir que esas aspiraciones
fueron meras ilusiones de un pueblo que no ha cesado de luchar por un país
diferente, libre de la opresión externa e interna. De una propuesta calificada,
dentro y fuera del país, de izquierda y hasta “chavista”, el programa
“nacionalista” se ha pasado a la extrema derecha, al neoliberalismo versión
aprista del 2006-2011. El discurso-mensaje del 28 de julio ha sido aún más
explícito para reafirmar la ruta neoliberal elegida durante la segunda vuelta
electoral del 2011.
Lo dicho no es el producto de una
apreciación subjetiva, pues lo que se observa es un marcado descontento popular
y la presencia como oposición activa de las masas que, votando por un cambio
sustantivo en el Perú, están luchando hoy por otros medios (huelgas, marchas,
movilizaciones, bloqueos de vías de comunicación) para lograr reivindicaciones
que el nuevo gobierno está negándolas. Los sectores progresistas y de izquierda
socialdemócrata que se involucraron en la campaña electoral a favor del
candidato que hoy es el Presidente de la República han empezado a desprenderse
del compromiso gubernamental que, entienden, carece del rumbo trazado en el
programa original. El propio Presidente Ollanta Humala ha eliminado de su
discurso político toda alternativa contraria al nefasto modelo neoliberal,
mucho menos al capitalismo Reiteramos: de la aparente cercanía al programa
bolivariano de Venezuela, pasando por el modelo capitalista socialdemócrata de
“Lula” Da Silva, pasó a asentarse, sin retorno, en el continuismo neoliberal
del gobierno aprista del período 2006-2011. Para encubrir el camino
reaccionario, después de la primera vuelta electoral planteó medidas efectistas
pero insustanciales como “Beca 18”, “Cuna Más” y “Pensión 65”, exhibiéndolas
hoy como grandes logros educativos y sociales.
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